Evangelio | Giuseppe De Rosa
¿Qué oficio aprendió
Jesús?
Los años «oscuros» de Jesús en Nazaret
Jesús pasó los años de su adolescencia y juventud
en Nazaret, donde, viviendo el clima espiritual del «judaísmo del segundo
Templo», que era el clima religioso no solo de Judea sino también de Galilea,
llegó a ser espiritualmente «hebreo». ¿Pero qué podemos decir sobre estos
largos años de Jesús pasados en Nazaret? Aparte del episodio en que se «pierde»
en el Templo, narrado por Lucas (2,41-50), los Evangelios han callado al
respecto.
¿Qué oficio ejerció Jesús?
Nazaret era un pueblo agrícola y la mayor parte de
sus habitantes vivía del trabajo del campo, el que, gracias a la buena
productividad de la tierra, permitía vivir bastante bien. Por supuesto, no
todos eran campesinos, pero, en términos generales, incluso quienes
desempeñaban otros trabajos cultivaban un pedazo de tierra para cubrir sus
propias necesidades. José había enseñado a Jesús su propio oficio de tektôn, y
por eso sus paisanos lo conocían como «el tektôn» (Mc 6,3) o «el hijo del
tektôn» (Mt 13,55). Pero, ¿qué significa el término tektôn? Genéricamente
significa «trabajador de la madera», es decir, carpintero, en oposición a
«herrero» (chalkeus) y a «albañil» (lithologos). Este es el sentido de tektôn
en el griego clásico, y en este sentido lo entienden tanto las versiones
antiguas de los Evangelios (sirias, coptas, etc.) como los Padres griegos.
En la práctica, el trabajo cotidiano de Jesús era
el de un carpintero: se dedicaba a construir y reparar puertas y ventanas,
estructuras y techos para las casas, todo tipo de objetos de madera, como
camas, mesas, taburetes, cajones, armarios y cestas. San Justino mártir, que
era palestino, afirma que Jesús hacía «arados y yugos» para los bueyes (arotra
kai zyga)[7]. El oficio de carpintero requería una notable habilidad técnica,
entre otras cosas debido a la gran cantidad de herramientas y de técnicas que
se necesitaba manejar. Sobre todo, requería una notable fuerza muscular.
¿Qué se puede decir, entonces, de la posición
económica y social de Jesús? Bajo el aspecto económico, su posición era
modesta, pero no pobre. Pertenecía, claro, a la clase trabajadora, pero su
trabajo le permitía vivir con su madre María de manera modesta pero segura. Es
decir, no pertenecía a la clase «pobre» de su tiempo, compuesta por jornaleros,
peones, artesanos ambulantes, agricultores obligados a menudo a vender su
propio pedazo de tierra para pagar las deudas, o despojados por bandidos, u
obligados a trabajar como esclavos en los latifundios.
Desde el punto de vista social, su condición de
carpintero era una condición respetada. En el mundo hebreo de su tiempo la
actividad artesanal era respetada, al punto que los grandes rabinos de Israel
ejercían un oficio manual: Hilel era leñador, el Rabino Yehudah panadero y el
Rabino Yohanan zapatero. Incluso Pablo de Tarso, contemporáneo de Jesús, era
fabricante de carpas.
¿Trabajó Jesús fuera de Nazaret?
Algunos exégetas modernos plantean la hipótesis de
que Jesús no habría trabajado siempre en Nazaret, sino que habría ejercido su
actividad de carpintero en Séforis. Les parece, en efecto, imposible que Jesús
no haya trabajado en esta ciudad, que distaba solo de 6 km de Nazaret. Esta
ciudad había sido destruida el año 4 a. C. durante una revuelta contra Roma.
Herodes Antipas, hijo de Herodes el Grande, tras ser confirmado por Roma como
tetrarca de Galilea, eligió Séforis como capital y empezó a reconstruirla en
estilo helenístico, por tanto con un teatro. Los trabajos de reconstrucción,
bastante intensos en la primera etapa, disminuyeron cuando el año 26 d. C.
Herodes Antipas trasladó la capital a Tiberíades, a orillas del mar de Galilea
(o lago Tiberíades). Sin embargo, los trabajos de reconstrucción en Séforis
continuaron. Así, Jesús habría tenido la oportunidad como carpintero de bajar a
Séforis y de tomar parte en los trabajos en madera, necesarios en particular
para la construcción del teatro.
Este trabajo fuera de Nazaret habría puesto a
Jesús en contacto con la cultura helenística y le habría dado la posibilidad de
aprender el griego suficiente para relacionarse con personas de lengua griega.
Ello habría contribuido a expandir su horizonte cultural, evitando que se
encerrara en un provincialismo excesivo, propio de un carpintero que nunca
hubiera salido de su pequeño pueblo. ¿Cómo, entonces, no pensar que su estadía
en Séforis le hubiera permitido asistir a alguna representación teatral y, en
particular, le hubiera permitido relacionarse con los filósofos cínicos?
Estas hipótesis son interesantes, pero tiene un
solo defecto que las vuelve improbables: no tienen sustento real en ninguno
texto evangélico. Además, los Evangelios nunca muestran a Jesús predicando y
realizando milagros en los centros helenísticos de Galilea, como Séforis, jamás
mencionada en ninguno de los Evangelios, y como Tiberíades, que solo es
mencionada de paso por Juan (6,23). En realidad, el ministerio de Jesús en
Galilea se desarrolla exclusivamente en los pueblos judíos: Nazaret, Cafarnaúm,
Caná, Naín, Betsaida, Corozaín. Por esto, todo lleva a afirmar que Jesús,
durante los años de su juventud, habitó y trabajó en Nazaret. Lo que sí se
puede decir es que – después del primer peregrinaje a Jerusalén con María y
José cuando cumplió doce años, del que habla Lucas (2,41-50) – Jesús, como todo
hebreo piadoso, continuó cada año a dirigirse como peregrino al Templo de
Jerusalén.
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