
La creciente brecha social de nuestro paÃs se ve alimentada de modo preocupante por la abismal diferencia que existe entre la educación pública y la privada. Mientras los hijos de nuestras élites se educan en inglés y sin perder tiempo, de espaldas a la realidad social y cultural en que sus padres amasan o amasaron fortunas, los hijos de los pobres padecen el sistema educativo más deficitario del mundo en educación primaria, de acuerdo al “Reporte Global de Competitividad 2008-2009”. Para las élites económicas de la globalización, asà como para las élites polÃticas encantadas por esta visión del mundo, la educación debe estar al servicio de la “competitividad”. La brecha educativa a la que asistimos afectará tanto la competitividad de los más pobres, como la competitividad del conjunto del paÃs en una economÃa globalizada. (ArtÃculo completo enl a edición impresa).
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