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    domingo, 22 de noviembre de 2009

    Somos como Gotas de agua

    Somos como gotas de agua. Una gota tiene todos los elementos y propiedades del agua. El ser humano es ente con todas las propiedades y elementos de su género, creado a la imagen y semejanza de Dios. Cada gota es un cuerpo completo, una unidad en sí, es agua en su plenitud.
    El agua es un conjunto de gotas; Se necesitan millares de éstas para llenar un vaso de agua e incontables millaradas para un volumen mayor.
    Una gota puede ser coloreada, congelada o existir como rocío, nieve o en estado de vapor. Si se añade esencia, la misma podrá perfumar un volumen mucho mayor del líquido o esparcir su aroma por el espacio.
    Una gota de agua puede estar pura, transparente e inodora; si se añade impurezas y suciedad a la misma será contaminada con virus, gérmenes, bacterias o microorganismos, y servirá de foco para transmitir infecciones y enfermedades.
    El ser humano es una criatura de la composición, integración y de las características esenciales (sine-qua-non) del individuo. Es una persona con identidad propia y plenamente humana. Se necesita de individuos en conjunto en un lugar, región o territorio para formar una comunidad, un pueblo, una nación.
    Los seres humanos pueden ser personas sanas, espiritual y físicamente; pero, su alma puede contaminarse de odio, rencores, maledicencia, lujuria, envidia, desamor, engaños, inmoralidad sexual, avaricia, corrupción moral, desenfreno conductual y vicios.
    A veces los individuos son como el roció que aparece temprano en la mañana, es bellísimo, pero muy pronto se evapora y desaparece. Como el rocío, el individuo puede ser una bella persona, pero por seguir consejos de los malvados e ir por caminos de pecadores se marchita y pierde su belleza.
    Las gotas de agua se unen a otras y el conjunto puede ser un cuerpo grande, inmenso y maravilloso. Ese cuerpo de agua podría llenar un vaso, un balde, o ser un manantial que emana de la ladera de la montaña, refrescante, transparente, burbujeante, cristalina y en constante movimiento.
    Las fuentes de agua se convierten en ríos que corren por valles, regando los sembrados, proveyendo fuerzas para producir electricidad En el río se crían peces, sus aguas son usadas para beber, lavar y cocinar; allí navegan botes y barcos usados para el transporte; pero, al mismo tiempo el río puede causar daños cuando crece y se desborda. Puede estar contaminado con toda clase de tóxicos, desperdicios, impurezas y ser foco de enfermedades, pestes y plagas.
    Los seres humanos pueden ser como gotas de agua cuando se aglutinan y forman un cuerpo, sea como familia, comunidad de fe, iglesia, pueblo o un conglomerado que forma una nación. En la familia como en la comunidad de fe o en el pueblo pueden existir las deformaciones de individuos, grupos o naciones que son venenos violentos y hacen daño como río revuelto o mar embravecido.
    Los cristianos estamos llamados a ser como gotas transparentes, puras, sin tacha, sin contaminación de espíritu, de buena conducta moral en el pensamiento, conversación y acción.
    Cuando un cristiano se une a otros y estos se incorporan al Cuerpo de Cristo, forman una familia de creyentes, una comunidad de fe que va creciendo como un manantial, que se convierte en un caudaloso río con continuo movimiento y vida que forma un gran lago, un inmenso mar o un inconmensurable océano.
    Las personas de buena voluntad, los cristianos de fe y práctica que viven de acuerdo con los principios del evangelio de Jesucristo y se unen en el conglomerado de los que siguen con fidelidad, consagración y continuo fortalecimiento espiritual, alcanzarán la victoria que Juan vio en la revelación según el Apocalipsis 7, 9: “Después de esto, miré y vi una gran multitud de todas las naciones, razas, lenguas y pueblos… delante del trono del Cordero”.
    Telésforo Isaac

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