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    miércoles, 20 de mayo de 2015

    Comunidad, símbolo de Resurrección

    Comunidades MSC | P. Eulide García, msc: Cuando la comunidad trabaja es señal que vive la resurrección 
    Cuando una comunidad decide unirse para lograr un objetivo es seguro que lo alcanzará; en el trabajo unitario se manifiesta esa presencia de Cristo resucitado. Mientras la división es signo diabólico, la unidad es signo de Dios porque cuando se trabaja unido se construye, porque la división no consigue construir nada, al contrario destruye lo ya realizado.
    Quiero contar mi experiencia de lo que significa trabajar unido y cómo esta unidad en el trabajo nos permite alcanzar grandes logros. Cuando llegué aquí a la Romana, enviado por la congregación (Misioneros del Sagrado Corazón) como párroco de las parroquias San José Obrero e Inmaculada Concepción -ambas del municipio de Villa Hermosa- de esta provincia de la Romana, me di cuenta que dichas parroquias no tenían un lugar donde los grupos pudieran reunirse para la formación u otra actividad propia de la comunidad que no fuera el templo; por esa razón me propuse, junto con las comunidades que componen las parroquias, la construcción de dos salones que permitieran a los grupos reunirse en un lugar que no fueran los templos parroquiales. Esto parecía un poco difícil, no imposible, por la razón de que ambas parroquias están ubicadas en un municipio bien pobre, además con una gran influencia de sectas protestantes, siendo estas las que agrupan la mayoría de la población; pero sin embargo, como dice nuestro fundador de los Misioneros del Sagrado Corazón el padre Julio Chevalier “cuando el señor quiere una obra los obstáculos se convierten en medio para la realización de dicha obra".
    Así fue que a pesar de las carencias económicas decidimos comenzar las obras de los dos salones, y chele a chele, las obras no se detuvieron porque los fieles hicieron suyas estas obras y de su pocos recursos aportaban lo que estaba a su alcance. En ocasiones dejan de comerse una libra de carne como manifestaban algunos. Alguien podría decir ¡esos sin fueron pendejos! (posiblemente haya quien lo interprete de esa manera), pero lo que sí puedo asegurar es el rostro alegre que manifestaban ellos cada vez que veían que la obra avanzaba.
    Y gracias a su esfuerzo hoy podemos disfrutar en las parroquias de ambos salones, ahora los grupos pueden reunirse para tener sus reuniones y encuentros, fuera de las celebraciones de la eucarísticas y los momentos de oración que se hacen como siempre en el templo.
    A uno de los salones -el de la parroquia san José Obrero-, le pusimos el nombre de Don Antonio Trinidad. ¿Por qué este nombre a un salón parroquial que se supone llevaría el nombre del patrón de la parroquia? Algunos se preguntaban esto y más cuando esa persona está viva todavía; pues como sabemos, nuestra sociedad acostumbra a honrar muertos y ponerle corona de flores al féretro para deleite de los visitantes no del muerto, que ya no podrá contemplar la belleza de las flores y el olor que se desprende de la misma.
    El consejo parroquial quiso reconocer los méritos de este señor por todo lo que significó su presencia en la construcción del salón y, sobre todo, por la fe y el servicio que Don Antonio Trinidad presta a esta parroquia como Animador de asamblea por más de 20 años. Desde el mismo momento que se inició la obra él se propuso desinteresadamente a colaborar con su trabajo a pesar de sus casi 80 años de vida y de ser un hombre pobre que vive gracias a sus hijos que le ayudan con la alimentación y la medicina.
    A veces llegaba y lo encontraba con un cincel y una mandarria en las manos, nivelando cualquier desnivel de una pared, y si no ligando cemento u otro trabajo difícil para su edad, pero siempre alegre con una sonrisa de un hombre de Dios. La verdad que un hombre así vale más que el nombre de una obra.
    Puedo decir al concluir este articulo, que en la vida no se puede decir esto no se puede, cuando la fe de las personas se unen se logra cualquier objetivo. Solo se pierde la guerra que no se inicia, en ocasiones somos nosotros, los que estamos al frente de una misión, que nos estancamos y ponemos las sombras antes que poner la luz y tenemos que ser luz en el caminar de la comunidad cristiana.
    Feliz pascua de resurrección para todos los amigos lectores. ADH 789.

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