Marcados: El estigma de la enfermedad mental
Julián era médico, tal como su padre y sus tÃos. Estaba casado con una joven mujer, a quien amaba profundamente. Se habÃan convertido en padres de dos hermosos hijos, inteligentes y sanos. Este incansable trabajador de la salud, gozaba del respeto de sus colegas y del aprecio de sus pacientes. La vida parecÃa sonreÃrle, sin embargo, él no lo veÃa. Se sentÃa solo, apesadumbrado. Una nube gris, repleta de lluvia, parecÃa moverse sobre él. PadecÃa de fuertes dolores estomacales. HacÃa meses que no podÃa dormir con tranquilidad. Su mente era un torbellino. Pensamientos que le parecÃan absurdamente reales le asaltaban. SonreÃa, pero sin ganas. SonrÃa porque pensaba que los demás esperaban eso de él. Cuando por insistencia de su esposa asistió a la consulta de un psicólogo, lo mantuvo en secreto. Estaba lleno de aprensión al respecto. TemÃa que los demás le juzgaran, y ese miedo era mordaza en su boca. Él creÃa que, fuera de las paredes de ese consultorio, muchos aún lo tacharÃan de débil o malagradecido. ¿Qué pensarÃan de él sus amigos, sus familiares, sus colegas? “Lo tienes todo para ser feliz. ¿Qué pasa contigo? ¡Pon de tu parte!”, parecÃa escucharlos decir. TemÃa ser esclavo de un diagnóstico que lo desprestigiarÃa. PreferÃa mentir antes de admitir que se deprimÃa. Le temÃa al estigma.
La palabra “estigma” [i] describe, en una de sus acepciones, una marca en el cuerpo, la cual puede ser el resultado de la aplicación de un hierro ardiente sobre la piel de criminales, esclavos o traidores. El pionero en el estudio de este fenómeno, el sociólogo estadounidense Erving Goofman[ii], plantea que los griegos utilizaban estos signos corporales para indicar “algo malo o poco habitual en el estatus moral de quienes lo presentaban”. Este autor acuñó este término para referirse a un atributo profundamente desacreditador, que puede relacionarse bien a condiciones fÃsicas, mentales o de naturaleza grupal, como el pertenecer a una determinada etnia o religión. Julián rehuÃa, pues, de las marcas que metafóricamente se estamparÃan sobre él: eres débil, poco confiable y responsable de tu propia desgracia. Su diagnóstico le etiquetaba como enfermo mental y le confinaba a una categorÃa socialmente inferior. El autoestigma lo habitaba. Sin advertirlo, habÃa hecho suyas las posibles ideas que los demás tendrÃan sobre él, el llamado estigma público. Julián se sentÃa tratado de una manera diferente, la compasión le parecÃa condescendencia. No se permitÃa expresar lo que realmente sentÃa porque temÃa fuera malinterpretado. Pensaba que su esposa consideraba que todo lo que hacÃa o dejaba de hacer era debido a su “enfermedad”. Goofman explica que las personas estigmatizadas podrÃan sentirse como “en exhibición”, teniendo la necesidad asà de permanecer vigilantes y pendientes de la impresión que dejan en los demás. Quizás por eso Julián se habÃa distanciado de su esposa. SentÃa sus ojos preocupados fijos sobre él.
Corrigan y Watson (2002)[iii], sugieren que para comprender el fenómeno del estigma, tanto el público como el que la persona asume para sÃ, el auto estigma, es necesario considerar estos conceptos: estereotipo, prejuicio y discriminación. El estereotipo[iv] se refiere a “una imagen o idea aceptada comúnmente por un grupo o sociedad con carácter inmutable”, y que es atribuida, de manera indiferenciada, a individuos o grupos. El prejuicio, por su parte, es la evaluación que hace de una persona sin conocimiento suficiente de la misma. La discriminación es, por último, la consecuencia conductual del prejuicio[v], es decir, el trato que se le da a alguien en base a las ideas que se tienen de ella y a la valoración resultante. Puede que quienes han sido diagnosticados con alguna enfermedad mental sean considerados como “débiles de carácter” o “peligrosos”, y estas ideas generen sentimientos de rechazo, que se traduzcan en menos oportunidades de empleo, por ejemplo, y menor calidad de vida.
¿Cómo acabar con el estigma? Arnaiz y Uriarte, 2006[vi], ofrecen tres estrategias para ello: la protesta, la educación y el contacto. Afirman que la protesta puede ser eficaz para limitar las imágenes públicas negativas de los enfermos mentales. No obstante, las investigaciones sobre el tema muestran que protestar fortalece los prejuicios negativos que tienen las personas de manera privada. Educar puede ser útil, sin embargo, generalmente, quienes participan de estos programas ya están de acuerdo con el mensaje que se les transmitirÃa. Advierten los autores que el subrayar el enfoque “neurobiologicista” de la enfermedad mental, contenido de algunos programas educativos, puede resultar contraproducente, ya que podrÃa percibirse a la persona como distinta cualitativamente de las demás. Afirman que lo anterior podrÃa aumentar la distancia entre el “nosotros” y “ellos”, la separación, elemento importante en la construcción el estigma de acuerdo a la formulación de Link y Phelan[vii]. Por último, las investigaciones disponibles permiten afirmar que, por lo general, el contacto contribuye a disminuir la estigmatización. La cercanÃa puede contribuir con la disminución de los estereotipos, los prejuicios y las prácticas discriminatorias.
Julián, asà como todos aquellos que han sido diagnosticados con alguna enfermedad mental, necesita que se le vea como una persona, única, irrepetible y, a la vez, común. Ver puede ser el mayor acto de amor, cuando nos atrevemos a despejarnos de los cristales empañados por creencias desfiguradas y desfigurantes. Con nuestra aceptación promovemos la autoaceptación. El rechazo solo genera más dolor, más enfermedad. Que el respeto sea la marca que dejemos en el cuerpo de nuestros hermanos.
[ii] Goofman, E. (1963) Estigma: La identidad deteriorida. Buenos Aires: Amorrortu Editores.
[iii] Corrigan, P. & Watson, C. (2002). Understanding the impact of stigma on people with mental illness. World Psychiatry. Recuperado de https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC1489832/
[v] Arnaiz, A. y Uriarte, J.. (2006). Estigma y enfermedad mental. Norte de Salud Mental. Recuperado de: http://documentacion.aen.es/pdf/revista-norte/volumen-vi/revista-26/049-estigma-y-enfermedad-mental.pdf
[vi] IbÃd.
[vii] Link, B & Phelan, J. (2001). Conceptualizing stigma. Recuperado de https://campus.fsu.edu/bbcswebdav/institution/academic/social_sciences/sociology/Reading%20Lists/Mental%20Health%20Readings/Link-AnnualReview-2001.pdf
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Promueve el diálogo y la comunicación usando un lenguaje sencillo, preciso y respetuoso...