Escuchar
El ruido es la banda sonora de quienes habitamos las grandes ciudades. Nos envuelve, nos ahoga, sin embargo, ya no solo existe en las calles, en el colmadón de la esquina, se instala en la casas, en el corazón de la gente. Hay un ruido fuera y otro mayor dentro… El tráfico engulle el canto del pájaro, no obstante, otro tráfico, el interior, nos impide percibir el dolor y la alegría de quienes nos rodean, nos impide comunicarnos realmente. Les oímos, sí, no obstante, parecería que se nos hace imposible el escucharlos. Estamos demasiado llenos de nuestras propias palabras, que apenas dejamos espacio para las ajenas.
El diccionario de la Real Academia de la Lengua define el término escuchar[i], en su primera acepción, como “prestar atención a lo que se oye”. Nos informa que este vocablo viene de la palabra latina auscultāre[ii], que está formada por auris (oreja) y la partícula klei (inclininarse). Es así como para algunos entendidos del tema la palabra auscultare quiere decir “inclinarse para aplicar la oreja”. ¿Qué nos impide prestar atención a lo que oímos? ¿Qué dificulta el que podamos inclinarnos para escuchar? El ilustrísimo psicólogo estadounidense, Carl Rogers (1909-1987), nos da algunas pistas.
Rogers afirmaba que el mayor obstáculo para la comunicación era la “tendencia a reaccionar ante cualquier afirmación emocional significativa mediante una evaluación basada en el propio punto de vista (1961, pags. 166 y 167)”[iii]. Planteaba que para superar esta traba es necesario apreciar las ideas del otro desde su perspectiva, no desde la nuestra, captar su manera de sentir y ubicarse en su esquema de referencia. ¿Qué piensa? ¿Qué siente esta persona que se encuentra delante? ¿Cuál es su cosmovisión? Juzgar solo distancia, resulta ser ruido ensordecedor y discordante. Si queremos realmente acercarnos, crear puentes, debemos asegurarnos de entender lo que el otro quiere decir, comprenderle, aun cuando no estemos de acuerdo.
Ante cualquier discusión, Rogers recomienda que solo presentemos nuestro punto de vista después de haber expuesto las ideas y sentimientos de los demás, y que estos hayan aprobado que fuera, en efecto, lo que quisieron decir. Supone, pues, que escuchemos para entender, no para convencer. Hacemos silencio dentro y fuera; nos inclinamos para escuchar. Renunciamos a querer demostrar que tenemos la razón. Las palabras del otro se posan por unos momentos en nuestra boca.
Este ilustre especialista reconoce que para escuchar hay que ser valiente. El contacto genuino con el otro puede transformarnos, modificar aquello que pensamos y sentimos, cambiar nuestras creencias. Paradójicamente, el peligro de ser transformados, se convierte en oportunidad para transformar. Cuando el otro se siente escuchado, es capaz de escucharse a sí mismo, y, a medida que se escucha, aprende, entonces, a aceptarse. Le ayudamos a convertirse en persona, tal como expresa de manera hermosa Rogers. No espero que sea una copia maltrecha de mí, le reconozco como distinto, le respeto, le acepto.
En el 1957[iv], Rogers y Farson recomendaron evitar el aconsejar y brindar información. Afirmaban que rara vez los consejos son seguidos y pocas veces la información utilizada. Parece, entonces, más provechoso dejar de jugar a ser expertos y, en cambio, tener la actitud humilde, que nos permita a escuchar lo que la persona dice y cómo lo dice; atento a sus sentimientos, y a lo que su cuerpo comunica. ¡Cuántas relaciones se restablecerían! ¡Cuántas más se fortalecerían!
¡Asumamos el reto! Hagamos silencio, callemos. Inclinemos el oído y el corazón para acercarnos a los demás, para escucharles realmente. ADH 819
[iii] Rogers, C. R. (1961), El proceso de convertirse en persona. Recuperado de https://mmhaler.files.wordpress.com/2010/06/el_proceso_de_convertirse_en_persona.pdf
[iv]Carl R. Rogers & Richard E. Farson. Fragmento de Active Listening, Communicating in Business Today
R.G. Newman, M.A. Danzinger, M. Cohen (eds) D.C. Heath & Company, 1987. Recuperado de https://wholebeinginstitute.com/wp-content/uploads/Rogers_Farson_Active-Listening.pdf
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