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    lunes, 30 de julio de 2018

    Sanar nuestra vida personal y social

    Espiritualidad | Equipo Hermandad del Sagrado Corazón


    Sanar nuestra vida personal y social 

    El padre Chevalier en su tiempo, y el papa Francisco en el nuestro, son conscientes de que el mensaje del Evangelio sobre el incondicional amor de Dios ha de ser recibido no sólo para nuestro consuelo personal sino también para la sanación de una sociedad herida. Es una realidad que un cambio interior verdadero se refleja en una manera nueva de vivir, que mejores condiciones de vida social ayudan a cada persona a vivir mejor, a ser mejor. No habrá Continente nuevo sin personas nuevas, afirmaba una Conferencia de Obispos hace décadas. Cambio personal refleja cambio social. Los demás pueden captar mi conversión personal en la manera como me relaciono con ellos. Los cambios que hacemos en la sociedad los sentimos como espacios que hacen más posible la vida, la convivencia humana.
    En “La alegría del Evangelio” el papa Francisco se muestra profundamente consciente de los problemas que afectan al mundo concreto de hoy, en nuestras familias, en los espacios de convivencia social, en el modo de organizar la sociedad. Él habla extensamente del sufrimiento de la gente y de los grandes desafíos a los que se enfrenta el mundo de hoy: pobreza, desigualdad, violencia y guerras. Critica los modernos sistemas económicos que ponen en desventaja a los pobres. Sin embargo, Francisco ve el origen de la tremenda desigualdad en la sociedad actual no sólo en el fracaso de los sistemas económicos sino también en los defectos del corazón humano. Hay que sanar la vida personal y, al mismo tiempo, curar las heridas del cuerpo social.


    • Dos grandes enfermedades que nos apremian
    El papa apunta principalmente a dos enfermedades: indiferencia y egoísmo. Llega hasta el punto de hablar de “una globalización de la indiferencia” y declara: “Si no somos conscientes de esto seremos incapaces de comprender el sufrimiento de los demás y sentir la necesidad de ayudarles, como si no fuera responsabilidad nuestra” (La alegría del Evangelio n.54). Nos apremia a todos nosotros a decir con firmeza “no al egoísmo” (La alegría del Evangelio n. 81).
    En su día, también el P. Chevalier se sintió profundamente preocupado por los mismos males, arraigados en el corazón humano. Dos males, decía, están “destruyendo nuestro desgraciado mundo: indiferencia y egoísmo” (Notas personales Apéndice p. 107). El P. Chevalier encontró “un efectivo remedio” (Lecturas diarias, enero 4) para estos males en la devoción al “Sagrado Corazón de Jesús, que es todo amor y misericordia”. ¿Por qué? Porque esta devoción, decía, “encenderá en todos los corazones el fuego del amor de Dios, presente en el Corazón de Jesús”.

    • El amor y la misericordia son el remedio
    El Papa Francisco no menciona específicamente la espiritualidad del Sagrado Corazón, pero sí considera que el amor y la misericordia son los remedios para los actuales males de la sociedad. Aquí ve un cometido tanto para los políticos como para el resto de las personas que actúan en la sociedad. Los políticos, dice, deberían mantener un “sincero y efectivo diálogo encaminado a sanar las profundas raíces de los males de nuestro mundo”, mientras todos nosotros tendríamos que ser conscientes de que “la misericordia no ha de formar parte solamente de nuestras relaciones personales con la familia, amigos y pequeños grupos, sino también de nuestras relaciones sociales, económicas y políticas” (La alegría del Evangelio n. 205).  El Papa se refiere varias veces a la “ineludible dimensión social del mensaje del Evangelio” (La alegría del Evangelio n. 258), que “antes que nada nos invita a responder al Dios amante que nos salva, reconociéndolo en los demás y saliendo de nosotros para buscar el bien de todos”. (La alegría del Evangelio n. 39).
     “La alegría del Evangelio es la que nada ni nadie nos podrá quitar (Jn 16, 22). Los males de nuestro mundo – y los de la Iglesia- no deben ser excusa para desanimarnos en nuestra entrega y fervor…

    Reflexionar y compartir
    1. La dimensión social del Evangelio aparece siempre al enfocar los males en todos los ámbitos de las relaciones interpersonales y sociales, en el mundo de la política y de la economía. ¿Cómo sembramos la semilla del Evangelio en el ambiente social?
    2. ¿Creemos que es necesario un cambio de corazón y un cambio social? ¿Somos pesimistas para creer que nada puede cambiar? ¿Nos interesan los cambios sociales?
    3. La Espiritualidad del Corazón, ¿Nos lleva de una fe privada a un compromiso con el mundo? ¿Nos preocupa solo nuestra salvación individual o queremos con Jesús que el mundo se salve, que Él sea vida en abundancia para todos y todas?
    Intención del Papa Mes de Junio
    POR LAS REDES SOCIALES
    El papa Francisco nos exhorta a orar en junio por las “redes sociales”:
    Para que las redes sociales favorezcan la solidaridad y el respeto del otro en sus diferencias.

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