La Sabiduría
Lema: “Lámpara es tu palabra para mis pasos” (salmo
119, 105)
Se nos propone el valor de la Sabiduría para este mes de julio. La sabiduría es una gracia que nos permite ver las cosas con los ojos de Dios, a sentir como Dios y a hablar con sus palabras. Hace un tiempo el Papa decía, “Nosotros tenemos dentro, en nuestro corazón, al Espíritu Santo; Le brindamos atención en nuestra conciencia o lo ignoramos. Si escuchamos al Espíritu Santo, Él nos enseña este camino de la sabiduría, nos regala la sabiduría que es ver con los ojos de Dios, sentir con los oídos de Dios, amar con el corazón de Dios, juzgar las cosas con el juicio de Dios. Esta sabiduría es un don del Espíritu, y todos nosotros podemos alcanzarla. Nos toca pedirla al Espíritu Santo”. La experiencia y la memoria juegan un rol muy importante en el ejercicio de la sabiduría.
La
sabiduría es lo que hace el Espíritu Santo en nosotros para que veamos todas
las cosas con los ojos de Dios. Es éste el don de la sabiduría. “El corazón de
una persona sabia tiene el gusto y el sabor de Dios. ¡Y cuán importante es que
en nuestras comunidades haya cristianos así! Todo en los sabios habla de Dios y
se convierte en signo vital de su presencia y de su amor. Y esta es una realidad
que no podemos improvisar, que no podemos obtener de nosotros mismos: es un don
que Dios da a los que se hacen dóciles al Espíritu Santo”.
La
sabiduría viene del Espíritu
La Sabiduría no se obtiene, sino que se pide
a Dios en nuestra oración personal y comunitaria. Pidiendo al Señor que nos dé
el Espíritu Santo y que nos dé el don de la sabiduría, de aquella sabiduría de
Dios que nos enseña a mirar con los ojos de Dios, a sentir con el corazón de
Dios, a hablar con las palabras de Dios. Ella nos impulsa hacia adelante, nos
acompaña en la construcción de la familia y de la Iglesia”. La
Biblia nos enseña que Dios es la fuente primordial de
toda sabiduría, pues sus enseñanzas “son la fuente de la
sabiduría, y ella nos enseña a obedecer sus mandamientos eternos” (Eclesiástico,
1, 5). Muchos hombres y mujeres de ciencias e innumerables académicos piensan y
enseñan que lo espiritual y lo religioso es propio de gente ignorante o
desprovistos de capacidad para pensar. Nosotros creemos que, guiándonos por la
persona, el mensaje y el estilo de Jesús, alcanzamos verdadera y eterna
sabiduría.
Quien actúa con sabiduría se
preocupa por obrar bien: es prudente, sortea los
problemas o los sabe resolver, evita situaciones riesgosas y valora el sentido
de la existencia. Por esto, la sabiduría está dotada de un profundo sentido
moral: su valor radica en que quien actúa con sabiduría estará siempre guiado
por el bien, pues de lo contrario, deja de considerarse como tal. En este
sentido, la sabiduría es característica de aquellos que observan
una conducta prudente y sensata en su vida: en los negocios, el trabajo, la
familia, las decisiones. Piensan con responsabilidad y asumen compromisos tendentes
a superar los males que desfavorecen el bienestar integral de las comunidades.
La sabiduría guía nuestra conducta cotidiana
La sabiduría se vive, también, en comunidad. Las
comunidades cristianas obtienen sabiduría leyendo, meditando y profundizando en
ellas la palabra de Dios, buscando vivir el mandamiento del amor. En comunidad
se aprende a reaccionar positivamente ante los contratiempos e inconvenientes
que se presentan en nuestra convivencia. Frente a los enojos, conflictos, persecuciones,
calumnias, los sabios recuerdan la actuación de Jesús: “Bendigan a los que los
maldicen, y oren por los que los calumnian.” Lucas 6, 28. Así se practica
la sabiduría, no buscando responder mal por mal.
Crecer en sabiduría, significa irse liberando de la
indiscreción, de las reacciones tontas, o de hacer las cosas “en el calor del momento”
para más tarde lamentarlo. La sabiduría permite ver claramente, conocer la
manera correcta de hablar y actuar, de conocer el consejo adecuado para dar
cuando otros necesitan ayuda y amor; para ver la verdad de un asunto, y para
juzgar entre el bien y el mal. Vuelve la vida diligente, significativa hace la
vida clara, simple y directa. La sabiduría libera de la inutilidad, del
sinsentido, de incompetencia, del vacío, de la vanidad, de la superficialidad y
del vivir en vano. Nos permite apreciar lo que es verdadero y noble.
Discernir y
optar por el bien
El valor de la
sabiduría impulsa a reflexionar buscando conclusiones que
ayuden en el discernimiento de la verdad,
de lo bueno, y, luz para rechazar todo lo que nos puede
perjudicar. La sabiduría prepara para acoger a Dios y cómo nos ama. Desarrolla
conciencias fuertes, para convertirlas en personas que actúan con buen juicio ante
las adversidades que la vida presenta. Nadie nace sabiendo, la sabiduría crece
confiando en Dios, se acepta y se adquiere en el ejercicio de la vida, en la
experiencia cotidiana. Investigando, trabajando, actuando; posibilita la toma
de conciencia y de decisiones.
El valor de la
sabiduría nos arma de actitudes juiciosas para afrontar problemas, evitar o
impedir peligros y alcanzar metas. Por eso es tan importante abrirnos al valor
de la sabiduría que nos permite procesar lo que viene de nuestro entorno,
rechazando los pensamientos y propuestas engañosas, falsas e inadecuadas. Al
mismo tiempo, podemos plantear, de manera serena, todo lo que consideramos
juicioso para el bien común sin descalificaciones pasionales ni ataques que
hagan imposible la convivencia humana.
En estos tiempos de tantas acciones contrarias al
deseo más sensato de la humanidad, de tantas guerras de todo tipo; en esta
época de conflictos, mentiras, homicidios y toda clase de luchas y discusiones,
nos vendría muy bien preocuparnos un poco más por crecer en sabiduría. Ésta nos
ayudaría a buscar soluciones más agradables y de menos consecuencias negativas
para todos. No es lo mismo actuar motivados por el odio, los resentimientos, el
rencor, las ganas de venganza y la desesperación, que detenerse, pensar y
decidir vivir la paz de quienes tienen esperanza activa, en medio de las
tormentas de este mundo. ADH 836.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Promueve el diálogo y la comunicación usando un lenguaje sencillo, preciso y respetuoso...