• Noticias

    lunes, 10 de junio de 2019

    Anunciar a Jesús resucitado en medio del sufrimiento del pueblo

    Solidaridad | Fr. Miguel Ángel Gullón Pérez




    Anunciar a Jesús resucitado en medio del sufrimiento del pueblo
    Los cristianos y cristianas auténticos sabemos de la importancia de estar insertos en la vida del pueblo, alegre y sufriente, apropiándose de sus preocupaciones en un contexto de muerte injusta y temprana, tónica lamentable de la actualidad latinoamericana y caribeña. Se trata de una vivencia que nos sitúa allí donde no es posible separar solidaridad con los pobres y oración. Eso significa ser discípulo de Cristo, Dios y hombre a la vez. Es así cómo construimos una auténtica espiritualidad, es decir, una manera de ser cristiano. La conjunción de esas dos dimensiones, oración y compromiso, constituye estrictamente lo que llamamos el cumplimiento de la voluntad de Dios. En esta línea Gustavo Gutiérrez nos ofrece valiosas respuestas a tantos interrogantes que surgen en el diario vivir del pueblo orante y comprometido que sigue las huellas de Jesús. Pero también utiliza la pedagogía de la pregunta, dejándonos el gran interrogante: «¿cómo decirle al pobre, a quien se le imponen condiciones de vida que expresan una negación del amor, que Dios lo ama? Esto equivale a preguntarse, ¿cómo encontrar un lenguaje sobre Dios en medio del dolor y la opresión en que viven los pobres de América Latina?»[1]. Aunque es difícil anunciar la resurrección de Jesús estando inmerso en una realidad de muerte injusta y temprana, es vital comunicar la alegría del Evangelio para que no desfallezca la esperanza de un cielo nuevo y una tierra nueva.
    Anunciar la liberación en Cristo es una misión personal y de la Comunidad eclesial que se sustenta en las palabras proclamadas, acompañadas del testimonio auténtico. Pese a nuestros inmensos problemas y a las situaciones particularmente dolorosas en que vive la gran mayoría de nuestro pueblo, es posible afirmar que la comunidad cristiana latinoamericana y caribeña atraviesa un período fecundo y vital, cargado de promesas donde «anunciar el reino de Dios es siempre algo nuevo, como permanentemente nuevo es mandamiento del amor que él nos dejó (cf. Jn 13,34)»[2].
    Quiero compartir las elocuentes palabras de Gustavo Gutiérrez que encontramos al final de su introducción a la 14ª edición de su libro Teología de la Liberación: «Mirar lejos. Más allá de nuestro pequeño mundo, de nuestras ideas y discusiones, de nuestros intereses, malos ratos y –por qué no decirlo– de nuestras razones y legítimos derechos. La Iglesia en América Latina requiere unir sus fuerzas y no desgastarlas en discusiones de poco aliento. Podrá así “coger la oportunidad” de una nueva evangelización que se haga, en solidaridad con todos, desde los más pobres e insignificantes. Para ello necesitamos reconocer la interpelación del Señor presente en los signos de los tiempos; ellos nos llaman a una interpretación, pero sobre todo a un compromiso con los demás que nos haga amigos del “Amigo de la vida” (Sab 11,26)»[3].
    Estas palabras nos estimulan a ampliar nuestros horizontes, a mirar al mundo más allá de las fronteras geográficas dentro de las cuales se desenvuelve nuestra vida; a descubrir los signos por medio de los cuales Dios nos sigue hablando. Esta apertura al mundo, o incluso esta solicitud por el mundo, está incluida de algún modo en el mandato misionero que Jesús dio a los once antes de su ascensión al cielo; apertura que debe permanecer latente en el espíritu de quienes dedican su vida al anuncio de Jesús resucitado en medio del sufrimiento del pueblo. ADH 835



    [1] G. GUTIÉRREZ, Teología de la liberación. Perspectivas, Sígueme, Salamanca 199014, p. 38.
    [2] Id., p. 51.
    [3] Id., p. 52.

    No hay comentarios:

    Publicar un comentario

    Promueve el diálogo y la comunicación usando un lenguaje sencillo, preciso y respetuoso...

    Para Vivir Mejor


    Entradas Recientes



    La Familia


    Amigo del Hogar | Revista

    Orientada esencialmente a la familia desde una visión humano-cristiana, la Revista Amigo del Hogar nace en el año 1942, como obra evangelizadora de los Misioneros del Sagrado Corazón (MSC).

    ¿Quiénes Somos?

    Somos una comunidad religiosa fundada por el P. Julio Chevalier en el año 1854, en Issoudun, Francia. El proyecto al que buscamos ser fieles es, desde el Corazón misericordioso de Jesús, anunciar el amor de Dios al mundo.

    Temas de Salud


    Entradas populares