Actualidad | Melania Emeterio R.
Sobre Aviso: Ministerio de la Mujer
En el refranero popular, de la tradición oral, están presentes los refranes, adagios y sentencias que suelen aplicarse en circunstancias diversas tales como el arte de prevenir. Aquà encajan estos, en particular: cuando el rio suena, agua trae; guerra avisada no mata soldado. Estos usos del habla popular se refieren a la necesidad de vivir en alerta, sobre todo cuando ya ha habido amenazas. Esto viene al caso en estos momentos en que se intensifica la posibilidad de eliminación de varias instituciones, y el rumor incluye, como en otras ocasiones, a la Secretaria de Estado de la Mujer, hoy Ministerio de la Mujer.
El análisis que introduce la justificación para eliminar y/o refundir varias instituciones estatales, es que hay una cantidad apreciable de ellas que tienen funciones idénticas o semejantes, lo que devendrÃa en duplicidad de gastos y espacios fÃsicos para el Estado dominicano. Y es en este contexto que se estarÃa pretendiendo desaparecer el Ministerio de la Mujer. Desde hace un buen tiempo estos rumores han circulado, y en cada ocasión no han faltado las voces peticionarias de que dicho ministerio desaparezca.
Las voces que claman por este objetivo no han analizado la historia de cada cosa, y sus particularidades, por lo que, de cara al nuevo gobierno, que se instalará el 16 de agosto próximo, el momento es oportuno para que el paÃs, los partidos, la sociedad civil, y las mujeres, de modo muy especial, recuerden que las reivindicaciones que han obtenido las mujeres han sido por ellas mismas, de sus iniciativas, empujes y sistematización. La creación de ese Ministerio viene a ser uno de los sÃmbolos mayores de la lucha femenina.
Los años de la década del “90” fueron de un activismo femenino tal, que a nivel jurÃdico se lograron leyes como: Ley 24-97, Contra la Violencia Intrafamiliar; Ley 55- 97, Ley de la Parcelera, y en el 1999, la Ley 86 -99, que creó la SecretarÃa de Estado de la Mujer. Todas estas conquistas en el orden jurÃdico estuvieron precedidas de una plataforma ideológica que empujaba acciones que sustentaban la necesidad de aprobación de estas leyes. Fueron innumerables las movilizaciones a nivel nacional de: mujeres militantes feministas, militantes polÃticas, mujeres del área rural, y de la sociedad civil.
Socialmente no es positivo que impere la negación de los esfuerzos hechos por mujeres. Cuando esta ley fue aprobada (también en la actualidad) se escucharon opiniones como estas: “¿Para qué una secretarÃa de la mujer? “Hay que hacer una secretarÃa para hombres”. Esa misma actitud estuvo presente (y se mantiene) con la Ley 24- 97, Contra la Violencia Intrafamiliar, una ley que es el sÃmbolo más alto de las luchas femeninas en República Dominicana. De esta se dijo “¿Por qué no también una ley para los hombres”? Hasta se ha llegado a decir que “esta ley es responsable del aumento de la violencia hacia la mujer, pues provoca a los hombres”.
Y no es que resulte tan extraño que hayan voces anhelantes de que esta institución desaparezca, pues son actitudes misógenas, de hombres, y de algunas mujeres que tienden a rechazar todo lo que viene de las mujeres para las mujeres, o de las mujeres para o la sociedad como es la resultante. Por eso, aunque ya ha habido algunos desmentidos, cuando el proyecto que eliminarÃa a varias instituciones llegue al Congreso, tendrá que usarse una buena balanza.
Estas formas de negación de las conquistas que las mujeres siempre se hacen presentes. Quienes actúan fuera de la comprensión de los orÃgenes fundacionales de la SecretarÃa de la Mujer, deberÃan, por curiosidad, asomarse a los considerandos que hay en esta ley 86-99, y que luego de los cuales se concluye en:
Art.1.- “Se crea la SecretarÃa de Estado de la Mujer como un organismo responsable de las normas y coordinar la ejecución de polÃticas, planes y programas a nivel sectorial, interministerial y con la sociedad civil, dirigidos a lograr la equidad de género y el pleno ejercicio de la ciudadanÃa por parte de las mujeres”. Como puede observarse, estos motivos fundacionales de esta SecretarÃa siguen vigente como necesidad primordial en las mujeres y su urgencia de desarrollo y equidad en todos los órdenes.
Las funciones y propósitos para los cuales fue creada una secretarÃa de la mujer son tan abarcadores y especÃficos como la situación que históricamente ha acompañado la condición femenina. Aquà se incluye la agenda internacional y el seguimiento a los acuerdos internacionales en las polÃticas públicas locales. La Gaceta Oficial (primer párrafo) N. 10022 del 11 de agosto del 1999 es bastante precisa al decir:
“A pesar de que nuestro paÃs es signatario de instrumentos internacionales que garantizan en términos formales la igualdad jurÃdica entre hombres y mujeres, se hacÃa necesario el establecimiento de una estructura institucional que elaborara polÃticas de género que transversalizaran el sistema, y diera seguimiento a las ratificaciones hechas por nuestro paÃs en cuanto a los derechos de la mujer”.
Anterior a esa conquista la referencia para el trabajo con la mujer era La Dirección Nacional de Promoción de la Mujer, DGPM, sin embargo, ya se palpaba la necesidad de una estructura de mayor rango y complejidad, es decir, una SecretarÃa de Estado de la Mujer. Hay instituciones estatales como: Suprema Corte de Justicia, ProcuradurÃa General de la República, Secretaria de Salud Pública, entre otras que tienen programas dirigidos a la mujer y a la familia, pero esto ya pertenece a definiciones de esos organismos, y nada de esto puede comprometer los objetivos y fines del Ministerio de la mujer.
Si desde hacen varios años se viene barajando la posibilidad de eliminar ese Ministerio, o de refundirlo con otros, es el momento para oponerse a cualquier iniciativa de esta naturaleza. Ambas decisiones serÃan una distorsión de los motivos fundacionales, una ruptura con la memoria histórica para borrar todo vestigio de lucha popular de las mujeres que han hecho historia. No puede verse esto de modo sencillo e ingenuo, pues ya hasta los contenidos educativos de ciencias sociales lo han ido debilitando para que el pueblo no tenga nada de que sentir orgullo. Hasta ahà ha llegado el globalismo y la falta de identidad.
Porque cuando el rÃo suena, agua trae, hay que oponerse ahora, salirle al frente a este despropósito. Hay que hacer jornada de reflexión, lobby, y todo lo que sea necesario, pues quienes están en eso, han demostrado ser muy persistentes. Este Ministerio es necesario, y si su labor no ha sido más eficiente, hay que preguntarse, entre otros asuntos, cuál ha sido el presupuesto con que ha contado desde que fue creado. Este Ministerio, sencillamente, no debe ser tocado.
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