Rincón de la Palabra | Hna. Ángela Cabrera, mdr.
La
Misión de Jesús en Galilea: Una reflexión a partir del Evangelio de Lucas (Lucas
4,14-44; 5,1__9,62)
En
la Misión, Jesús sana a los enfermos y resucita a los muertos (Lucas 4,38-38;
40-41; 5,12-16. 17-26; 7,1-10; 8,40-56). (4)
Perfil
del enfermo |
Enfermedad |
Petición
por la salud |
Palabras
sanadoras de Jesús |
Gestos
que acompañan las palabras sanadoras de Jesús |
Resultados
de la misión |
Compromiso |
La
suegra de Simón (4,38-39). |
Fiebre |
Le rogaron a
Jesús |
Amenaza a la
fiebre para que obedezca |
Se inclinó sobre
ella |
La fiebre la
dejó y ella se levantó |
Comenzó a
servirles |
Diversos
enfermos (4,40-41). |
Diversas
dolencias |
Eran llevados a
Jesús |
Sometía a las enfermedades |
Imponía las
manos |
Recuperaban la
salud |
Daban testimonio |
Un
hombre leproso (5,12-15) |
Lepra |
“Señor, si
quieres puedes limpiarme” |
“Quiero, queda
limpio” |
Extiende la
mano, lo toca |
Desapareció la
lepra |
Presentarse al
sacerdote, presentar la ofrenda, dar testimonio. |
Un
hombre con la mano derecha seca (6,6-11) |
Parálisis |
Jesús lo observa
con su parálisis |
“Extiende tu
mano” |
Le manda a
levantarse, ponerse en medio. |
La mano quedó
restablecida |
Escandaliza a
sus perseguidores |
Un
paralítico (5,17-26) |
Parálisis |
Lo introducen
por las tejas de la casa y lo pusieron en medio, delante de Jesús. |
“Tus pecados
quedan perdonados”. “A ti te digo,
levántate, toma tu camilla y vete a tu casa” |
La acogida de
Jesús |
Se levantó, tomó
su camilla y se marchó |
Se fue alabando
a Dios. |
El
siervo de un centurión (7,1-17) |
Enfermo, a punto
de morir |
No soy digno de
que entres en mi casa, mándalo de palabra |
“Ni en Israel he
encontrado una fe tan grande” |
Se puso en
camino hacia la casa del centurión |
El siervo sanó |
Testimonios |
La
hija de Jairo, y la mujer hemorroísa (8,40-56). |
A una la daban
por muerta, la otra tenía un flujo de sangre. |
Por la una ruega
su padre, por la otra, ella misma le toca el manto. |
“Hija, tu fe te
ha salvado. Vete en paz”; “Niña levántate”. |
“Alguien me ha
tocado porque sentí una fuerza que ha salido de mí”; Toma a la niña de la
mano. |
Se detuvo la
hemorragia; retornó el espíritu en la niña. |
Todos quedaron
admirados y daban testimonios. |
El
hijo único de una viuda (Lc 7,11-17). |
Muerto |
El mismo Señor
se compadece, al verla |
“Joven, a ti te
digo, levántate”. |
Se acerca al
féretro |
El muerto se
incorporó y se lo devolvió a su madre |
La gente creyó
en el signo y daba testimonio |
1.
REFERENCIA A LOS TEXTOS:
En
los pasajes de Lucas 4,14-44; 5,1__9,62, que describen su misión en Galilea,
Jesús, además de predicar, echar los demonios, también, a su paso, va sanando a
los enfermos. Esta vez vamos a presentar un cuadro sinóptico donde esta misión
se vea reflejada con mayor claridad:
Espiritualidad
misionera:
Por
los textos anteriores se confirma que el proyecto de Dios no es de enfermedad,
y sí de salud. Sin salud la persona no vive con dignidad. La compasión es que
lleva a Jesús a detenerse ante el que sufre. Algunas veces la persona misma no
tiene condición de pedir por ella misma, y son los otros quienes interceden por
ella.
La
misión de Jesús presenta palabras con autoridad. No sólo los demonios le
respetan, sino que la enfermedad le obedece. La enfermedad se marcha cuando el
Señor de la salud se aproxima.
Todos
los relatos de sanación terminan con un compromiso. Nadie recibe el favor de
Dios y queda callado, sino que da testimonio público. Importa considerar que
detrás de la salud física llega la salud espiritual. Pues la sanación física le
lleva a la persona a creer en Jesús como Hijo de Dios y Señor verdadero.
Entre
los carismas que reconoce la Iglesia está el don de la sanación. Es un don
precioso, real, porque no es invento de nadie, sino que nace, en el cristianismo,
con la misma misión de Jesús. Sin embargo, es un don que exige respeto. No
podemos inventar. Pero sí estamos autorizados a pedir, en nombre de Jesús, la
sanación de los enfermos, y la sanación no sólo física, sino del alma.
En
el camino misionero encontraremos muchos enfermos a los que hay que alentar,
introducir y animar en el camino de la fe y la confianza. Hemos de canalizarlos
hacia la pastoral de la salud, y a la asistencia social, si se necesita. El
escenario de los enfermos no puede ser ignorado en nuestra misión, pues también
a ellos Jesús se dirige y les dedica tiempo. ADH 838
2. ¿QUÉ NOS PROVOCAN LOS TEXTOS?
1.
¿Sé dónde están los enfermos de la comunidad a
donde vamos a misionar?
2.
¿Hacemos un levantamiento para identificarlos?
3.
¿Con qué actitud vamos a donde ellos?
4.
¿Hemos identificado los textos bíblicos más
apropiados para llevar vida y esperanza a los enfermos?
5.
¿Les preparamos para comulgar?
6.
¿Qué aprendemos de las personas que están
quebrantadas de salud?
7.
¿Qué señales de vida y resurrección vamos
sembrando en el caminar misionero?
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