Doctrina Social | Vatican News
La Doctrina Social, un laboratorio de
ideas para la era post-Covid
El Papa Francisco está seguro de esto y lo
repite a todos: de la pandemia salimos mejores o peores. La crisis mundial
exige un replanteamiento de los parámetros de la convivencia humana en clave
solidaria. Sobre esta idea se basa el "Proyecto Covid - construir un
futuro mejor", creado en colaboración por los dicasterios para la
Comunicación y para el Desarrollo Humano Integral, que busca ofrecer un camino
que desde el final de la pandemia lleve al inicio de una nueva fraternidad.
La pandemia de coronavirus es como el negativo
de una fotografÃa, destaca aún más las desigualdades sociales y, por lo tanto,
sugiere lÃneas de acción. Acerca de esto está convencida Marie Dennis de Pax
Christi Internacional, una experta invitada por el Papa Francisco para integrar
la Comisión Covid-19 que trabaja para pensar el mundo post-virus. Esta
situación, afirma, "me ha ayudado a reconocer la fragilidad de la vida, la
centralidad de las relaciones y la importancia de la comunidad. El Covid-19
saca a la luz la profunda injusticia y violencia que hace que demasiadas
personas, comunidades y naciones sean mucho más vulnerables que otras”. Y la
Iglesia, dice, con su enseñanza social "puede ayudar a generar y valorar
ideas que puedan dar forma a un futuro más justo y sostenible". Y esto se
da especialmente para los jóvenes que en este escenario de gran inestabilidad
se han visto privados del derecho a la educación.
Usted es miembro de la Comisión vaticana COVID
19, el mecanismo de respuesta a un virus sin precedentes instituido por el Papa
Francisco.
¿Qué cree haber aprendido, a nivel personal, de esta experiencia? ¿De qué manera piensa que la sociedad en su conjunto puede inspirarse en el trabajo de la Comisión?
R. – A través de la Comisión del Vaticano
Covid-19 , el Papa Francisco ha ofrecido un liderazgo inspirador a nuestro
mundo herido. Su atención al impacto de la pandemia en los más vulnerables y
marginados de nuestras sociedades ha hecho que el mundo lo vea como el único
pastor capaz de alentar y consolar. Al mismo tiempo, el trabajo
multidimensional de la Comisión Covid-19 muestra la seriedad de sus intenciones
de ir a las raÃces de la crisis que estamos atravesando para imaginar un futuro
que pueda estar más en armonÃa con la lectura de Laudato si’. Al examinar las
diferentes dimensiones de esta crisis, me sorprende cada vez más la urgente
necesidad de un cambio universal, la conversión ecológica y la no violencia
evangélica.
El Papa Francisco ha pedido a la Comisión COVID 19 que "prepare el futuro" en lugar de "prepararse para él". ¿Cuál es el papel de la Iglesia Católica como institución en este esfuerzo?
R. – La Iglesia Católica tiene una enorme
capacidad de reunir a la gente, y la Comisión Covid-19 es un ejemplo entre
muchos: en los últimos años, de hecho, el Vaticano ha convocado conferencias y
eventos sobre cuestiones mundiales de importancia fundamental como el desarme
nuclear, la minerÃa, los migrantes y los refugiados, la seguridad cibernética,
la no violencia, la paz justa y más. La Iglesia Católica, capaz de combinar experiencias
profundas de diferentes contextos en todo el mundo con investigaciones
cientÃficas de alto nivel, análisis socioeconómicos y ambientales y el
magisterio social católico, puede ayudar a generar y mejorar las ideas que
pueden dar forma a un futuro más justo y sostenible.
¿Qué enseñanzas personales (si las hay) ha aprendido de la experiencia de la pandemia? ¿Cuáles son los cambios concretos – tanto a nivel personal como global – que espera ver después de esta crisis?
R. – La experiencia de la pandemia me ha
ayudado a reconocer la fragilidad de la vida, la centralidad de las relaciones
y la importancia de la comunidad. Covid19 pone de manifiesto la profunda
injusticia y violencia que hace que demasiadas personas, comunidades y naciones
sean mucho más vulnerables que otras. Espero que esta crisis conduzca a un
cambio de prioridades a nivel nacional, a una disminución de los gastos en
armamento y guerra y a un aumento de las inversiones en la atención sanitaria,
la educación y el cuidado de la Tierra. Creo que las semillas de la no
violencia han sido sembradas por todos aquellos que de alguna manera están
respondiendo solidariamente al sufrimiento causado por Covid-19. Estas
semillas, alimentadas y cuidadas con amor, pueden dar lugar a una globalización
de la solidaridad arraigada en la no violencia, que promoverá una paz justa y
sostenible.
Preparar el mundo post-covid también significa preparar a las generaciones futuras, las que mañana estarán llamadas a decidir, para trazar nuevos caminos. En este sentido, ¿la educación no es sólo un "gasto" que hay que contener, incluso en tiempos de crisis?
R. – El futuro estará determinado por la
calidad, la metodologÃa y el contenido de la educación que ofreceremos a la
generación más joven, y por la capacidad de la sociedad para cultivar el
inmenso potencial de un niño desde los primeros años de su vida. La gran
educadora MarÃa Montessori habló de la tarea del educador de nutrir en el niño
"el coraje moral", "una conciencia fuerte" y un sentido de
su propia dignidad y valor. La salud de las familias y comunidades locales, la
solidaridad humana, la paz mundial y la supervivencia del planeta dependerán de
muchas maneras de nuestra capacidad y voluntad de invertir en una educación
arraigada en el amor, lo que a su vez se traduce en la capacidad de pensar de
forma creativa y crÃtica.
Decenas de millones de chicos y chicas en el mundo no tienen acceso a la educación. ¿Se puede ignorar el artÃculo 26 de la Declaración de Derechos Humanos que establece el derecho a la educación para todos, gratuita y obligatoria, al menos para la enseñanza primaria?
R. – No, el artÃculo 26 no puede ser ignorado.
La cuarta formulación de los objetivos de desarrollo sostenible puso claramente
de relieve la necesidad de una educación de calidad y la profunda desigualdad
de acceso a la educación entre los distintos paÃses y en todo el mundo.
Covid-19 ha exacerbado esta desigualdad. Cuando 1.600 millones de niños
sufrieron los efectos del cierre de escuelas, quedó claro que la posibilidad de
aprender a distancia estaba fuera del alcance de al menos 500 millones de
alumnos; por lo tanto, cada vez es más urgente prestar atención al inminente
déficit de educación.
Incluso en los paÃses ricos, las partes del presupuesto dedicadas a la educación han sido recortadas, a veces considerablemente. ¿Puede haber un interés en no invertir en las generaciones futuras?
R. – Al mismo tiempo, sin embargo, el mundo
gastó miles de millones en armas y preparativos para la guerra, robando
recursos para que las comunidades fueran saludables, resistentes, bien
educadas, capaces de frenar la propagación de la enfermedad y recuperarse más
rápidamente de amenazas graves como la pandemia de Covid-19. La seguridad
genuina, dentro de la cual la comunidad mundial entera puede prosperar, sólo
puede construirse si se basa en una seria preocupación por satisfacer las
necesidades humanas básicas, incluida la educación, a nivel mundial. Covid19 ha
puesto de relieve profundas injusticias sociales, entre ellas la falta de
acceso a la atención de la salud y a la educación de alto nivel. Cambiar la
inversión económica del gasto militar a la educación parecerÃa una forma obvia
de invertir en un futuro justo, pacÃfico y sostenible.
La Iglesia Católica está a la vanguardia para ofrecer educación a los más pobres. Incluso en condiciones de gran dificultad económica, porque como vemos en este perÃodo de pandemia, los lockdown han tenido un impacto considerable en las escuelas católicas. Pero la Iglesia está allà y acoge a todos, sin distinción de fe, haciéndose espacio de encuentro y de diálogo. ¿Cuán importante es este último aspecto?
R. – La contribución de las escuelas católicas
a la paz y el bienestar de las comunidades divididas y los paÃses abrumados por
la violencia puede ser inmensa. La gran labor educativa que realizan las
Hermanas Dominicas en Irak, abriendo la educación a cristianos y musulmanes, es
un bello ejemplo. La reunión y el diálogo son muy importantes. Tienen especial
mérito aquellas escuelas en las que la integridad absoluta de cada adulto y el
respeto por cada estudiante se consideran un modo de vida, y en las que el plan
de estudios incluye un profundo análisis de la no violencia como modo de vida y
como medio para transformar el conflicto.
La enseñanza de la religión, de las religiones, en un mundo cada vez más tentado por las divisiones, y que fomenta el entretenimiento del miedo y la tensión; ¿qué resultados puede aportar?
R. – En Filipinas, los estudiantes católicos del Instituto "Miriam", con la ayuda del Centro de Educación para la Paz y Pax Christi, han establecido una relación a largo plazo con los estudiantes musulmanes de Davao. Han aprendido a conocerse y a entender los valores comunes de sus diferentes tradiciones religiosas, y han hecho amigos. Los estudiantes trabajan juntos para promover soluciones justas para poner fin a años de conflicto en su paÃs. El Centro de Educación para la Paz ha sido fundamental para difundir el interés por la educación para la paz en todo el paÃs.
Publicado en VaticanNews.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Promueve el diálogo y la comunicación usando un lenguaje sencillo, preciso y respetuoso...