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    martes, 6 de octubre de 2020

    La opción preferencial por los empobrecidos de la tierra

    Solidaridad | P. Miguel Ángel Gullón, op




    La opción preferencial por los empobrecidos de la tierra

    Es cierto que la «opción preferencial por los pobres» es un tema clásico –casi viejo, podría decirse–, pero no hay que olvidar que ha recobrado una nueva urgencia, debido a un sinfín de motivos. Según Gustavo Gutiérrez, «el significado bíblico de la pobreza constituye una de las piedras singulares y primeras de la teología de la liberación. Se trata, claro está, de una cuestión clásica del pensamiento cristiano pero la nueva presencia de los pobres la replantea con vigor. Una pieza clave de la comprensión de la pobreza en esta línea teológica es la distinción –asumida después en Medellín en el documento Pobreza en la Iglesia– de tres acepciones de la noción de pobreza: la pobreza como un mal, es decir no deseada por Dios; la pobreza espiritual en cuanto disponibilidad a la voluntad de Dios; y la solidaridad con los pobres al mismo tiempo que la protesta contra la situación que sufren»[1].

    Jesús Espeja, profundo conocedor de la realidad mordiente de la pobreza urbana de los barrios populares de Madrid, La Habana, Santo Domingo y Lima, y de la escasez de recursos en las zonas rurales de Cobán, El Seybo, etc., cree que «la opción por la causa de los pobres e indefensos pertenece también a la experiencia teologal. El Dios revelado en la conducta histórica de Jesús es compasivo, corre la “des-gracia” de los excluidos, y desde las víctimas “hace que sean las cosas que todavía no son”»[2]. En la misma línea, Gustavo Gutiérrez afirma que optar por el pobre es optar por el Dios de la vida, revelado en Jesucristo, que destruye a los ídolos de muerte. Como estos ídolos matan dentro de una organización social, la teología de la liberación exige «entrar en el mundo de la clase social explotada, de sus valores, de sus categorías culturales […] hacerse solidario con sus intereses y con sus luchas»[3].

    A lo largo de mis años de estudio y de la práctica docente de la materia Moral Social Cristiana en el Centro de Teología Santo Domingo de Guzmán, he mantenido interesantes tertulias con mis alumnos y alumnas sobre este tema que nos preocupa profundamente. El alumnado proviene de ámbitos de penurias materiales y, por tanto, conoce bien las causas y consecuencias de esta realidad que tiene parámetros muy similares en los diferentes lugares de la región. Uno de los aspectos en que coincidimos es en relación a los términos para designar correctamente cada concepto. Preferimos el cambio del término «pobre» por el de «empobrecido», pues explica mejor la situación en la que viven muchas personas que sufren el empobrecimiento a causa de las estructuras injustas de la sociedad.

    A partir de ahí damos un paso más con el calificativo «preferencial», que no hace referencia a la exclusividad. Será G. Gutiérrez quien utilice esta expresión junto a otros teólogos y los documentos de las Conferencias Latinoamericanas y de la Doctrina Social de la Iglesia. En este sentido, afirma que «la opción preferencial por el pobre, nacida de la experiencia y de la práctica de las Comunidades cristianas latinoamericanas, se expresó inicialmente en Medellín y fue acogida explícitamente en Puebla. Dicho enfoque forma parte hoy, como es sabido, del Magisterio universal de la Iglesia; lo atestiguan numerosos textos de Juan Pablo II y de diversos episcopados latinoamericanos. Si algo debe quedar de este ciclo de América Latina y de la Iglesia, es precisamente esta opción como compromiso exigente, expresión de un amor siempre nuevo y eje de una nueva evangelización en el continente»[4]. Actualmente ha cobrado fuerza esta categorización incluso en ámbitos laicales, como organizaciones no gubernamentales que tienen bien definida en su misión la preocupación primordial por los empobrecidos. ADH 845



    [1] G. GUTIERREZ, Teología de la Liberación. Perspectivas, Sígueme, Salamanca 200417, p. 27.

    [2] J. ESPEJA, Jesucristo. Ampliación del horizonte humano, Sígueme, Salamanca 2002, p. 119.

    [3] G. GUTIÉRREZ, La fuerza histórica de los pobres, Sígueme, Salamanca 1982, p. 62.

    [4] G. GUTIÉRREZ, ¿Dónde dormirán los pobres?, en G. GUTIÉRREZ y G. L. MÜLLER, Del lado de los pobres, San Pablo, Madrid, 2013, p. 125.

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