Familia Hoy | Haymar
Arenales
Las cuerdas que
lloran
SÃ, es posible que los más adultos estén pensando en el músico colombiano
Antonio Fuentes y sus hermosas interpretaciones recogidas en los LP’s “Cuerdas
que lloran”, al leer el tÃtulo de esta reflexión que, sin embargo, está orientada
a reconocer que los niños, jóvenes y adultos tienen la necesidad de expresar
sus emociones y validar sus sentimientos.
La buena comunicación es propio del proceso de maduración de los
seres humanos y conseguirla, como un acto de expresión humana, supone educarse
en el entorno familiar y social para ser empáticos, es decir, comprenderse a sÃ
mismo y comprender a otras personas en sus emociones y sentimientos.
Si nos acercamos a los modos de comunicación de las redes sociales,
por ejemplo, chequeando los comentarios nos daremos cuenta que cierta
intolerancia impide la acogida a los demás sin prejuicios ni crÃticas. La
empatÃa brilla por su ausencia y de ahà que las supuestas “conversaciones” que
generan los comentarios están marcadas por insultos, rechazos, crÃticas y
negaciones de las posturas de los demás.
El hecho de que alguien manifieste una emoción en un momento dado nos
está indicando que dentro hay unos motivos que nosotros no conocemos pero que
debemos reconocer. Para la buena comunicación y la sana vida interior, acogemos
nuestras emociones y sentimientos, damos también la oportunidad a los demás que
puedan hacer lo mismo, y en la interacción, crecemos juntos y evitamos asÃ
acallar lo que es muy importante para ellos.
Hay momentos de la vida que expresar la rabia, la frustración, el
descontento, son pasos importantes para liberar todo lo que llevamos dentro.
Reprimir las emociones y los sentimientos que llevamos dentro, por la razón que
sea, arrastra otras emociones y sentimientos no deseados. Esta situación
mortifica, encierra y duele a la persona, limitando su capacidad de expresarse
con libertad y confianza ante los demás.
Dejemos libres “esas cuerdas que lloran” muchas veces en nuestro
interior y serenamente seamos capaces de abrirlas a los demás, al mismo tiempo
que acogemos las ajenas y disfrutemos de la libertad de ser quienes somos, sin
temor a ser rechazados o menospreciados.
Tengamos en cuenta tres elementos importantes, para que desde niños
aprendan las nuevas generaciones a gestionar sus sentimientos y emociones:
a)
Las emociones y los
sentimientos son nuestros y, por lo tanto, necesitamos expresarlos. Como son
legÃtimos no debemos reprimirlos, están para ser sentidos y asumidos;
b) Es necesaria una actitud de escucha, no solo de lo que la persona
dice sino también del modo y el momento en los cuales afloran esas emociones y
sentimientos. Nuestra presencia tiene que ser acogedora, amable, facilitadora
de la reacción ajena;
c)
La seguridad con la cual
una persona va desarrollando sus iniciativas, creatividad y empatÃa, tiene
mucho que ver con la manera cómo ella se permite expresarse a sà misma.
Hagamos ese esfuerzo si realmente queremos personas felices, realizadas.
Al final de cuentas, sentirse querido y aceptado está muy relacionado con todo
esto. Y de paso, dará mucha más calidad a nuestras relaciones interpersonales
permitir que suenen armónicamente nuestras “cueras que lloran”.
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