Noticias | Redacción Puertas Abiertas
“Las cadenas desataron mi oración"
El sacerdote italiano Pier Luigi Maccalli, de 59 años,
fue liberado junto con otros tres rehenes en octubre en el norte de Malí.
Pier Luigi Maccalli había sido secuestrado en medio de
la noche en su parroquia en la aldea de Bamoango en el Níger, cerca de la
frontera con Burkina Faso, el 17 de septiembre de 2018. Cuando, después de seis semanas, sus captores
hicieron un vídeo de prueba de vida, el sacerdote se dio cuenta de que su
situación no cambiaría pronto.
"En ese momento me di cuenta de que esto iba a
durar y tuve que tomar la decisión de aguantar", dijo al sitio de noticias
católico International La Croix.
"En italiano, mi lengua materna, existir se dice
'esistere' y resistirse a 'resistere'. Sólo hay una letra de desviación. Entré
en esta lógica de resistir cada día para existir", dijo. "Comprendí
que el camino sería largo, miré las dunas de arena que me rodeaban y pensé en
el desierto bíblico.
"Dije: Señor, pasaste 40 días en el desierto,
pero aquí será mucho más largo. Israel permaneció en el desierto durante 40
años, pero yo no viviré hasta entonces. Te ofrezco este tiempo en el desierto
como un tiempo para redescubrir mi vocación."
"Confieso que el desierto fue para mí una oportunidad de volver a ver la película de mi vida y de entrar en ese gran silencio que nos permite ver la existencia desde una perspectiva diferente, dada la velocidad a la que estamos acostumbrados hoy en día".
Además del pijama que llevaba puesto cuando fue
secuestrado, el sacerdote no pudo llevarse nada más. Para su vida de oración se
basaba en los salmos y en oraciones que se sabía de memoria.
Sus secuestradores le encadenaron un pie, lo que para
un misionero "era todo un símbolo", dijo Maccalli. "Era un
prisionero, incapaz de ir a los pueblos donde solía ir. Pero estas cadenas
desataron mi oración: en ese momento me di cuenta de que mi corazón no estaba
encadenado [y] que sólo podía contar con la oración. Oración por los lugares
lejanos del mundo, para apoyar los pasos de los misioneros", dijo.
El sacerdote se encuentra actualmente con su familia
en Italia, pero dijo que espera volver a su parroquia en Níger en el nuevo
año. Después de haber sido privado de contacto
físico durante dos años, experimentar esto de nuevo fue "lo más
conmovedor", dijo.
"Estos dos años de "confinamiento"
fueron una oportunidad para mí de comprender la importancia de la familia, la
fraternidad, la amistad y poder vivirla de manera física, no sólo a
distancia", dijo.
"A los que sufren de aislamiento, especialmente
durante el encierro, les diría que debemos aguantar, seguir resistiendo para
existir, no cerrarnos. Tal vez esta experiencia nos permita descubrir otros
valores más esenciales, como la importancia del contacto personal, del
encuentro con los demás".
Publicado en www.puertasabiertas.org
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