En Familia | Mariely Maxwell
Amor
en la familia, una base fundamental
“11.
La pareja que ama y genera la vida es la verdadera «escultura» viviente —no
aquella de piedra u oro que el Decálogo prohÃbe—, capaz de manifestar al Dios
creador y salvador. Por eso el amor fecundo llega a ser el sÃmbolo de las
realidades Ãntimas de Dios (cf. Gn 1,28; 9,7;
17,2-5.16; 28,3; 35,11; 48,3-4). A esto se debe el que la narración del
Génesis, siguiendo la llamada «tradición sacerdotal», esté atravesada por
varias secuencias genealógicas (cf. 4,17-22.25-26; 5; 10; 11,10-32;
25,1-4.12-17.19-26; 36), porque la capacidad de generar de la pareja humana es
el camino por el cual se desarrolla la historia de la salvación. Bajo esta luz,
la relación fecunda de la pareja se vuelve una imagen para descubrir y
describir el misterio de Dios, fundamental en la visión cristiana de la
Trinidad que contempla en Dios al Padre, al Hijo y al EspÃritu de amor. El Dios
Trinidad es comunión de amor, y la familia es su reflejo viviente. Nos iluminan
las palabras de san Juan Pablo II: «Nuestro Dios, en su misterio más Ãntimo, no
es una soledad, sino una familia, puesto que lleva en sà mismo paternidad,
filiación y la esencia de la familia que es el amor. Este amor, en la familia
divina, es el EspÃritu Santo» [6]. La
familia no es pues algo ajeno a la misma esencia divina [7]. Este
aspecto trinitario de la pareja tiene una nueva representación en la teologÃa
paulina cuando el Apóstol la relaciona con el «misterio» de la unión entre
Cristo y la Iglesia (cf. Ef 5,21-33).
«¡Dichoso
el que teme al Señor,
y
sigue sus caminos!
Del
trabajo de tus manos comerás,
serás
dichoso, te irá bien.
Tu
esposa, como parra fecunda,
en
medio de tu casa;
tus
hijos como brotes de olivo,
alrededor
de tu mesa.
Esta
es la bendición del hombre
que
teme al Señor.
Que
el Señor te bendiga desde Sión,
que
veas la prosperidad de Jerusalén,
todos
los dÃas de tu vida;
que
veas a los hijos de tus hijos.
¡Paz
a Israel!» (Sal 128,1-6).
Este año
inicia un año especial de 15 meses. Denominado por el Papa Francisco “Año
Familia Amoris Laetitia”. Iniciando el 19 de marzo del 2021 y concluyendo el 26
de junio del 2022, en esta fecha se celebrará él X encuentro mundial de las
familias en Roma, confiemos en que para esa fecha el tema de la pandemia esté
bajo control.
La familia
ideal es aquella que vemos desde lejos. La que vemos en Redes Sociales. ¿Por
qué? Porque dentro de cada familia siempre existirán los problemas, las
discusiones. Pero al final lo importante es cultivar el amor familiar. El amor
que cada dÃa es más difÃcil. Como dice la exhortación apostólica dentro de las
familias se han formado Islas. El individualismo deteriora las relaciones. En
estos tiempos cada individuo tiene su espacio. Compartir en el núcleo familiar
cada vez es más difÃcil y extraño.
Los paseos, ir
al cine, salir juntos a realizar alguna actividad cuando los hijos son
adolescentes o adultos es sumamente difÃcil de lograr. Y hacerlo en armonÃa es
una misión imposible.
En el mes del
amor, quise hablar sobre la importancia de este año dentro de la iglesia
católica. Existirán muchas actividades en las parroquias, si la pandemia lo
permite. Pero en familia podemos profundizar en el conocimiento de la
exhortación apostólica que ha hecho posible este año especial.
Ver el
matrimonio como la base fundamental de la familia y el amor como la chispa que
hace posible generar el calor necesario para mantener la unidad familiar.
“15. Bajo esta luz podemos
recoger otra dimensión de la familia. Sabemos que en el Nuevo Testamento se
habla de «la iglesia que se reúne en la casa» (cf. 1 Co 16,19; Rm 16,5; Col 4,15; Flm 2).
El espacio vital de una familia se podÃa transformar en iglesia doméstica, en
sede de la EucaristÃa, de la presencia de Cristo sentado a la misma mesa. Es
inolvidable la escena pintada en el Apocalipsis: «Estoy a la puerta llamando:
si alguien oye y me abre, entraré y comeremos juntos» (3,20). Asà se delinea
una casa que lleva en su interior la presencia de Dios, la oración común y, por
tanto, la bendición del Señor. Es lo que se afirma en el Salmo 128,5 que
tomamos como base: “Que el Señor te bendiga desde Sión”(Amoris Laetitia).
Este párrafo se puede resumir en la
frase “familia que reza unida permanece unida” mantener la unidad familiar no
es tarea fácil. En todas las familias existen dificultades que alejan a los
miembros. En ocasiones malos entendidos y disputas hacen que las familias se
dividan.
Sin embargo, en el 2020 la pandemia de
COVID 19 hizo que muchas familias realmente se alejaran. En mi caso he sufrido
el no ver a mi padre con la frecuencia que acostumbre. Sufrà no haber podido
visitar a mi abuela y que partiera al encuentro con el Señor precisamente el
año que no pude ir a visitarla.
Muchas personas han perdido a sus seres
queridos y no han podido verlos para decirles el último adiós. La conformidad
de poder estar al lado de nuestros familiares al momento de su partida se ha
esfumado por el tema del Coronavirus. Por eso en el 2021 debemos orar por la
unidad de la familia. Tratar de recuperar el espacio del amor. La unidad de la
familia puede marcar la diferencia. Dejemos de ser islas, formemos continentes y
unamos nuestras fronteras para que el amor fluya desde el núcleo familiar hacia
el mundo.
El 14 de febrero, dÃa de San ValentÃn
es un dÃa comercial, este año vamos a enfocarnos en cultivar el amor familiar. Saber
que desconocemos la hora, lugar y fecha en que dejaremos de vivir debe ser
motivo suficiente para decirle te quiero al hermano, a la hermana, a la madre o
al padre que tenemos la bendición de tener en nuestra vida.
Olvidar y perdonar las ofensas en la
familia es un ejercicio que todos debemos aprender a realizar. ADH 853
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