El Evangelio de Hoy | P. Juan Tomás García,
MSC
La
Transfiguración
Mc 9,
2-10
Reflexión
En la
vida necesitamos un «fundamento sólido» para tener consistencia, pero el ser
humano no puede sustentarse a sí mismo. Necesitamos confiar en “algo” o “alguien”
fuera de nosotros mismos. Vivimos buscando en qué apoyarnos. La sociedad
pluralista de la que formamos parte nos vive ofreciendo soportes y fundamentos:
bienestar, prestigio social, calidad de vida, progreso, placer. Nos toca
decidir sobre qué fundamentarnos.
El
evangelio nos hace una llamada clara a construir nuestra vida apoyándonos en
Jesucristo como verdadero salvador. Así dice la voz que resuena en lo alto del
Tabor: «Éste es mi Hijo amado, escúchenlo» Y, cuando los discípulos caen por
tierra asustados, el mismo Jesús los reconforta: «No tengan miedo.»
Como Iglesia, hemos de descubrir la atracción que tiene Jesús, el Hijo amado de Dios, para quienes buscan verdad y vida
No hemos
de tener miedo. Lo propio de la fe cristiana consiste en fundamentar la
existencia en Jesucristo. Él es el salvador no sólo de las garras de la muerte,
también es quien da vida. Él es el salvador no sólo del pecado, también del
absurdo de una vida vivida sin sentido profundo. Jesús es el camino, la verdad
y la vida. El que lo ha encontrado, lo sabe.
Hemos de
aprender a leer juntos el Evangelio, ponernos en contacto directo e inmediato
con la Buena Noticia de Jesús. En esto hemos de gastar las energías. De aquí
empezará la renovación que necesitan hoy nuestras Comunidades Cristianas. Si
perdemos atracción como institución humana, como Iglesia, hemos de descubrir la
atracción que tiene Jesús, el Hijo amado de Dios, para quienes buscan verdad y
vida. Démonos cuenta de que todo nos está empujando a poner con más fidelidad
su Buena Noticia en el centro del cristianismo. Escuchemos a Jesús.
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