Vivencias y Fe | Maricruz Howley/ADH
Los
planes que hacemos o los planes que Dios tiene para nosotros
De niños
hacemos planes para cuando seamos grandes, o sea, adultos. Hacemos planes sobre
lo que estudiaremos, qué profesión elegiremos, sobre cómo nos casaremos,
cuántos hijos tendremos, a dónde viajaremos, dónde viviremos, en fin, planeamos
todo cuanto queremos llegar a ser o tener en la vida.
Más no
contamos con los planes que tiene Dios para nosotros y cuán diferentes y
contrarios pueden ser los suyos.
Cuando
Dios tiene planes diferentes de los que concebimos, debemos decir la verdad, no
lo tomamos de buena manera, nos peleamos con él, renegamos de él y nos
preguntamos por qué, por qué si tratamos de ser buenos en todos los aspectos de
nuestra vida no hemos podido lograr nada de lo que habÃamos planeado. A veces nos
responde de una forma rápida y contundente, pero otras, nos responde despacio y
se toma su tiempo y, al tomarse su tiempo y nos cueste mucho, nos hace comprender
que no es nuestra voluntad, sino la suya.
Mucha
gente nos pregunta por qué sigues soltero, por qué no tienes hijos, por qué
sigues en ese trabajo, por qué no tienes un carro y hasta por qué nos hemos
dejado de teñir las canas.
Y podemos
responder como nos responde Dios:
Seguimos
solteros porque talvez no nos convenÃa esa persona a la que creÃmos ideal y nos
está evitando un mal, dolor y tristezas, más siempre nos deja abiertas las
puertas para amar. Nunca nos las cierra.
No
tenemos hijos porque debÃamos dedicar nuestro tiempo a cuidar de otros que no
necesariamente debÃan ser nuestros hijos, es posible que nos tocara cuidar a
nuestros padres y allà también encontramos satisfacción y amor.
Seguimos
con nuestro viejo trabajo porque nos sentimos felices de tener un trabajo,
aunque quizás no nos remuneren como creemos merecer, pero tenemos un medio para
ganar nuestro sustento y es lo que importa y vale en tiempos tan difÃciles como
los que vivimos.
No
tenemos un carro, porque hay otras prioridades más importantes que no debemos
dejar de lado como el alimento o la vivienda.
O
simplemente dejamos de teñirnos las canas porque son nuestras canas y no es
malo tenerlas y mostrarlas, pues nos sentimos bien con ello y sabemos que un
dÃa también nuestro cuerpo envejecerá.
Cuando en
verdad aceptamos y entendemos que nuestros planes no eran los planes que Dios tenÃa
para nosotros vivimos tranquilos y relajados pues sabemos que estamos
cumpliendo su propósito de vida e incluso podemos dar testimonio de ello y
ayudar a otros a aceptar sus planes tal como aceptó Jesús su propósito de ser
objeto de redención para todos nosotros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Promueve el diálogo y la comunicación usando un lenguaje sencillo, preciso y respetuoso...