Iglesia y Sociedad | Maricruz Howley/ADH
Vaticano
solicita nuevo modelo para el cuidado de los ancianos
La Pontificia
Academia para la vida en acuerdo con el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo
Humano Integral publicaron el 9 de febrero el documento “La vejez: nuestro
futuro. La condición de los ancianos después de la pandemia”. Una reflexión
sobre las lecciones sacadas a causa del COvid-19 y su propagación. Las consecuencias
para hoy y el futuro cercano de nuestras sociedades.
El
Vaticano solicita un replanteamiento de un nuevo modelo de cuidado a los
ancianos, que favorezca la vida y atención a domicilio con un pacto entre las
familias, los profesionales médicos y voluntarios para hacerlo posible en el marco
de la pandemia. Este documento ha tomado en cuenta varios factores.
Las
primeras vÃctimas de virus fueron los ancianos
Nos llama
la atención debido a que con la primera ola de la pandemia una gran parte de
las muertes, ocurrió en los lugares donde los ancianos, los más frágiles,
debÃan estar seguros en las “residencias para ancianos”, en estos lugares la
muerte por Covid-19 fue muy desmesurada. Ante esta realidad se necesita una
nueva visión que permita a la sociedad cuidar mejor de nuestros ancianos.
El cambio
demográfico
Representa
un gran desafÃo antropológico, económico y cultural, debido a que según la OMS
para el año 2050 tendremos dos mil millones de personas mayores de 60 años, o
sea, una de cada cinco personas será anciana. Por esta razón el Vaticano llama
a que “es esencial hacer que nuestras ciudades sean lugares inclusivos y
acogedores para la vida de los ancianos y, en general, para la fragilidad en
todas sus expresiones”.
El “Ser
mayor es un don de Dios”
Por ello
la vejez no debe ser “una edad infeliz, entendida solamente como la edad de
los cuidados, de la necesidad y de los gastos para para tratamientos médicos”.
Y el documento nos dice que “llegar a anciano es un don de Dios y un enorme
recurso, un logro que hay que salvaguardar con cuidado”. El Dicasterio
también nos dice “incluso cuando la enfermedad llega a discapacitar y surge
la necesidad de una atención integrada y de alta calidad”. La pandemia ha
fortalecido la conciencia en todos nosotros “de que la riqueza de los años
es un tesoro que debe ser valorado y protegido”.
Por esto
la asistencia debe replantear un nuevo modelo conjunto para los más frágiles
inspirado en la persona. Un modelo conjunto organizado donde intervengan el cuidado
asistencial entre el hogar y servicios externos. Que las residencias para
ancianos puedan ofrecer sus servicios de forma directa en los hogares de los
ancianos, atendiendo a sus necesidades individuales personales y sanitarias.
Integrando
asà la familia, la solidaridad, la amistad, la generosidad y los sentimientos
comunes para responder a sus necesidades.
¿Qué
podemos aportarnos entre generaciones?
Llama a
los jóvenes a redescubrir sus raÃces ayudando a sus abuelos y dándoles parte de
su tiempo los jóvenes ayuden a los ancianos a volver a soñar y sentirse queridos
y acogidos. El Papa Francisco ha llamado varias veces a los jóvenes a ayudar a sus
abuelos como “una tarea de caridad”, una tarea de amor.
El punto
de inflexión cultural
Con este
último factor se llama a todas esferas de la sociedad y la cultura,
voluntariados, artes, económicas y comunicaciones, la Iglesia y las diferentes
tradiciones religiosas a “sugerir y apoyar nuevas y tajantes medidas para cuidar
y acompañar los ancianos sea con su familia, en sus casas propias, y en
entornos que sean más como sus hogares que como hospitales”. Este es el
cambio que necesitamos implementar.
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