No es lo mismo ni es igual | Pablo Mella, sj
Las vacunas contra el COVID-19 ante el reto de la fraternidad humana
En
su última encÃclica Fratelli tutti, el papa Francisco advierte sobre el
desafÃo humano que ha desvelado la pandemia del COVID-19: «Cuando estaba
redactando esta carta, irrumpió de manera inesperada la pandemia de Covid-19
que dejó al descubierto nuestras falsas seguridades. Más allá de las diversas
respuestas que dieron los distintos paÃses, se evidenció la incapacidad de
actuar conjuntamente. A pesar de estar hiperconectados, existÃa una
fragmentación que volvÃa más difÃcil resolver los problemas que nos afectan a
todos. Si alguien cree que sólo se trataba de hacer funcionar mejor lo que ya
hacÃamos, o que el único mensaje es que debemos mejorar los sistemas y las
reglas ya existentes, está negando la realidad» (Fratelli tutti, n. 7).
A
pesar de eso, se puede decir que el esfuerzo hecho conjuntamente por Estados y
laboratorios farmacéuticos privados en varias partes del mundo para
materializar una vacuna constituye un gran signo de esperanza de un mundo mejor
y más solidario. Sin embargo, estos esfuerzos no han podido verse librados de
lo señalado por el Papa.
Ciertamente,
en la lucha contra el COVID-19, las vacunas representan un recurso
imprescindible y este trabajo solo lo pueden realizar laboratorios
especializados con ayuda de fondos públicos. Primero conocimos los nombres de
las vacunas producidas con el patrocinio de grandes multinacionales
farmacéuticas: Pfizer-BioNTech, Moderna y AstraZeneca/Oxford. Como si se
posicionaran frente a ellas, aparecÃan una vacuna rusa, la Sputnik, y tres
vacunas chinas que poco a poco han ido ganando reconocimiento a nivel
internacional: Sinovac, Sinopharm y CanSino. Posteriormente, se ha dado a
conocer una vacuna de la India, la Covidshield, producida por una subsidiaria
de Astrazenaca llamada Serum Institute. Por diversas y complejas razones no
libres de intereses, las vacunas que no provenÃan de las grandes
multinacionales farmacéuticas eran vistas con desconfianza en la opinión
pública.
No
deja de ser altamente preocupante que en el mismo tema de salvar a la humanidad
de esta peste mundial se reflejen los conflictos polÃticos y económicos más
mezquinos. Las advertencias del Papa no dejan de tener peso. Nadando contra
esta corriente de mezquindad, preguntémonos cosas fundamentales en torno a las
vacunas y actuar en consecuencia.
1) ¿Cuán necesarias son las vacunas contra
el Covid-19?
Existe
un gran consenso en admitir que las vacunas contra el COVID-19 son totalmente necesarias
para detener la pandemia. Pero no dejan de surgir cuestionamientos debido a la incertidumbre
que se genera en torno al tema. Tres aspectos preocupan a las personas: cuál es
el grado de efectividad de estas vacunas, cuáles son sus efectos secundarios y
cuánto tiempo podrán ser efectivas dado que el virus de la enfermedad muta con
el tiempo. Concentrémonos en este tercer aspecto del problema, ya que el
promedio de efectividad ha sido probado como muy alto y los efectos secundarios
que se reportan son bien controlables.
A
mitad de enero de 2021 se calculaba que habÃa 48 millones de personas vacunadas
contra el COVID en el mundo. Es razonable pensar que el ritmo de la vacunación
aumenta cada dÃa, siguiendo el incremento de la producción y circulación de las
distintas vacunas.
Sin
embargo, ya a principios de febrero de 2021 se constataba en regiones como
Europa que, a pesar de la vacunación en curso, reaparecÃa una nueva ola de
contagios, poniendo en cuestionamiento los supuestos beneficios de una
vacunación masiva. Contra esta consideración, se esgrimÃa el caso ejemplar de
Israel, donde el avance de la vacunación ha sido acompañado de una disminución
considerable de contagios y de gente enferma. Por lo tanto, surge la pregunta
de qué porcentaje de la población debe de ser vacunada para que los efectos
beneficiosos de la vacunación se puedan sentir.
2) ¿Cuántas personas deben vacunarse en
una población como la dominicana?
La
campaña de vacunación comenzó en República Dominicana el lunes 15 de febrero de
2021. En una semana, ya habÃa más de 10 mil personas vacunadas. El plan de
vacunación dominicano, a ejemplo de otros, se ha diseñado para ser cumplido en ocho
etapas, divididas en dos fases. Espera cumplirse para diciembre de este año. El
periódico electrónico El Mitin resumió el proceso en el siguiente cuadro:
El primer grupo de
personas en vacunarse fue el personal de salud que trabaja directamente con
enfermos del coronavirus. Paulatinamente, se irán vacunando quienes pueden ser
más gravemente afectados por la enfermedad.
No hace falta que la
totalidad de la población se vacune. Se estima que con un 75% basta para
alcanzar poner la pandemia bajo control razonable. De ahà que el gobierno
dominicano haya decidido vacunar a 7.5 millones dominicanos mayores de 18 años.
No es que el coronavirus vaya a desparecer totalmente. Es que se podrá
controlar de tal modo que no deba ser tratado con las medidas especiales que
exige una pandemia.
3) ¿Cuándo se sentirán los efectos de la vacunación para
recuperar la tranquilidad?
Aún es muy temprano
para poder decir cuándo el proceso de vacunación permitirá acelerar el paso
hacia una vida sin restricciones con toques de queda. Tampoco se sabe
exactamente cómo quedarán protegidos los diversos organismos de las personas
vacunadas para imaginarnos los nuevos comportamientos sanitarios que deberemos
de guardar. Sin embargo, lo que sà se sabe desde un inicio es que los efectos
positivos de la vacunación serán graduales.
En primer lugar, se
espera que baje la mortalidad. En segundo lugar, se espera que queden
protegidas las personas más vulnerables, como lo son las personas ancianas. Si
se estima que será vacunada un 75% de la población y que las vacunas tengan una
tasa de eficacia de 80%, se puede decir que los más vulnerables estarán protegidos.
Según los
epidemiólogos, hará falta que por lo menos el 10 % de la población esté
vacunada para que la epidemia comience a perder impulso. Si calculamos la
población dominicana actual en 11 millones de personas, significa que al menos
1 millón 100 mil personas deberán vacunarse para que los primeros efectos se
empiecen a sentir. Todo depende del ritmo en que vayan llegando las vacunas. Ya
sabemos que las grandes farmacéuticas no son nuestras mejores aliadas por el
momento. El más generoso ha sido el gobierno chino.
4. ¿Por qué vacunarse aún si se
tuvo el COVID-19?
Aun cuando la
propagación del virus se controle y se tenga la capacidad hospitalaria para
responder a los casos graves, debe quedar claro que el COVID-19 llegó para
quedarse. Este virus seguirá circulando e infectando de todas maneras, aunque
no masivamente.
Los especialistas
calculan que entre el 60 y el 70% de una población debe de estar vacunada o
haber estado infectada para alcanzar la inmunidad colectiva. Por lo tanto,
partiendo del mismo estimado poblacional anterior, para alcanzar la inmunidad
colectiva en República Dominicana por lo menos 6 millones 600 mil personas que
habitan el suelo dominicano deben haber estado enfermas o haber sido vacunadas.
El plan nacional de vacunación dominicano no ha comunicado cuándo aspira
alcanzar esa cifra; en realidad, un paÃs pobre como el nuestro está en la cola
esperando que los paÃses ricos acaben sus campañas de vacunación.
De todos modos,
conviene que toda persona con más de 18 años de edad se vacune desde que sea
posible. No se puede olvidar que las personas que han tenido COVID pierden los
anticuerpos con el paso del tiempo. Al vacunarse se muestra el sentido de
humanidad que nos debe de caracterizar.
5. Otra
prueba de humanidad
Lo suscitado por las
vacunas contra el COVID-19 va siendo un signo de que nuestra humanidad se
somete a una prueba de su verdadero ser. La advertencia del Papa sobre los
desvelado por la pandemia ha servido de poco en lo que a las vacunas se refiere.
Los paÃses ricos, aquellos que predican desarrollo al resto del planeta, han
acaparado las compras de la mayor parte de las vacunas producidas. Con apenas
un 16% de la población, han contratado el 60% de las compras. Por otra parte, se
denuncia de casos de vacunas que no alcanzan el nivel de efectividad prometido
por algunas farmacéuticas. Y llegan fotos y videos de teléfonos desde diversos
puntos del planeta mostrando cómo se aplican inyecciones de aire a personas
incautas para revender las dosis que no se inyectan. La Organización Mundial de
la Salud ha hablado alarmada de que el mundo se enfrenta a un «fracaso moral
catastrófico».
En el proceso de las
vacunas deberemos estar atentos, una vez más, para que se respeten los
principios básicos de humanidad: la honestidad en el actuar, el trato igual de todas
las personas y el cuidado solÃcito de los más débiles. ADH 854
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