Lectura Orante | P. Marcos Plante, msc
Pablo presenta su caso ante el rey Agripa
Al leer el texto de Hechos 26, 1-23, dense cuenta de cómo Pablo
interpreta su actividad misionera, cómo el Señor lo detiene en el camino y cuál
es su respuesta al Señor.
1° Interpretación del texto: Algunos días más tarde, el rey Agripa y Berenice
vinieron a Cesárea a saludar a Festo. Entre ellos hay cierta familiaridad pues
la esposa de Festo, Drusila, es hija del rey Agripa. Hablando entre ellos del
caso de Pablo, el rey Agripa se interesa al caso. Al día siguiente, con una
sala llena de comandantes y personas importantes de la ciudad, convocan a Pablo
para que presente su defensa. Otra vez, Pablo relata su conversión. El rey
Agripa, como judío, sigue muy atento el discurso de Pablo, pero Festo, de
cultura pagana, al oír Pablo decir que el Mesías tenía que padecer y que fue el
primero en resucitar de entre los muertos para traer la luz al pueblo judío y
pagano, exclamó: “Estás loco, Pablo, tanto estudiar te ha trastornado”.
Entonces, Pablo se dirige al rey Agripa, reconociéndole como conocedor de la
religiosidad judía. Apela a su conocimiento de las profecías. A lo que el rey,
en tono jocoso, le contesta: “Por poco me convences, Pablo, para que me haga
cristiano”. El juicio acaba al momento y todos están de acuerdo en que Pablo no
hizo nada digno de muerte o de prisión. El rey Agripa concluye: “Se habría
podido dejar en libertad a este hombre, si no hubiera apelado al emperador”.
2° Meditación: Se le presenta a Pablo la eventualidad de presentar su
mensaje acerca del Mesías, Siervo sufriente muerto y resucitado, ante la gente
importante de la ciudad Cesárea. Se me invita, también, a proclamar la fe en
Cristo ante reyes y gobernadores. Son los que deben conocer el misterio
cristiano, pues, por su papel político, pueden abrir la ciudad a la fe, sin
poner trabas. Caigo en la cuenta que es todo el contrario. Muchos políticos
reniegan de la fe, por aparentar ser neutros, y hasta, desprecian y persiguen a
los creyentes. Oro por ellos.
3° Oración: “Que los reyes de Tarsis y de los pueblos lejanos le traigan regalos, y
que le paguen tributos los monarcas de Arabia y Saba; que se prostren ante él
todos los reyes, y lo sirvan todas las naciones. Porque él librará al necesitado
que suplica, al humilde que no tiene defensor; tendrá compasión del necesitado
y del abandonado, y salvará la vida de los necesitados”. Salmo 72, 10-13. Me
percato, Señor, que, por eso, se nos pide orar por los gobernantes. Lo hago por
los que gobiernan nuestros países.
4° Contemplación: Pongo todos mis sentidos en alerta, viendo esta escena
que resulta graciosa en algún sentido. Oigo las palabras del rey Agripa y del
gobernador Festo, pero, sobre todo, gozo con el relato que Pablo hace de su
histórica conversión. Estos se muestran simpáticos a la causa de la fe
cristiana. Gracias le doy a mi Dios. ADH 853
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