Fe y Vida | Yvelisse Infante
¿Cómo es Dios?
Cuando
era pequeña me imaginaba a Dios como un gran señor fuerte, cabellera blanca muy
larga, ojos color café que al mirarme sus brillos penetraban todo mi ser. Una
inmensa barba blanca y una sonrisa que tan sólo verla me hacía sentir amada, todo
vestido de blanco.
Lo
sentía todo el tiempo cerca de mi especialmente cuando mis padres, en muy raras
ocasiones, discutían. Sentía que me tendía sus brazos, me abrazaba junto a su
pecho y pasaba horas a tal punto que, entre susurros en mi oído, quedaba
dormida.
¿Cómo es Dios?
En
diversas ocasiones también escuchaba a personas decir: Dios es un Dios castigador,
egoísta, sordo y tal vez en esos momentos me encontraba aturdida y confundida
al escuchar todos esos calificativos negativos acerca de Dios. Pero entre
tantas confusiones me decía: estas personas que hablan así de Dios en algún
momento de sus vidas tuvieron una pérdida, un abandono, un rechazo de alguien
hacia sus vidas o un gran vacío y jamás tuvieron alguien que le hiciera
reconocer el verdadero rostro de Dios. Nunca tuvieron un encuentro personal con
Dios. El Dios que yo conocí y conozco es un Dios bondadoso y amoroso (Ef 2, 4-5),
misericordioso, fiel, un Dios que tuvo la valentía de entregar su Hijo en la cruz
por mí, por ti y por cada uno de los seres humanos que viven aquí en esta
tierra.
¿Cómo es Dios?
Un
Dios que no duda en perdonar cada una de nuestras infidelidades y mentiras.
Dios es un ser personal con el que tú puedes relacionarte de tú a tú,
hablándole y sintiéndote escuchado, un Dios que sufre con nuestros
sufrimientos, que se alegra con nuestras alegrías, como nos enseñó en Jesús.
Dios
es como una madre o un padre que te ama profundamente y por muy mal que te
comportes, nunca dejará de quererte; tú puedes rechazarle, rodearte de malas
personas, ser irresponsable, desearle mal a otros y buscar sólo tus propios
intereses y olvidarte de los demás, y aun así, siempre te estará esperando con
los brazos abiertos para que vuelvas a su casa.
Porque
Dios rechaza el mal y nunca verá con buenos ojos que te hagas daño o les hagas daño
a los demás; pero él siempre, siempre no se olvida de ti. No olvides nunca que
Dios te ama con un amor infinito (1Tim 1, 17).
¿Te
has preguntado alguna vez cómo es Dios?
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