• Noticias

    martes, 27 de abril de 2021

    ¿Es la ONU injerencista en la soberanía? (II)


    Actualidad Mundial | P. Robert A. Brisman P.





    ¿Es la ONU injerencista en la soberanía de los Estados? (II)
    Los derechos humanos, el aborto y la reducción poblacional

     

    Ahora, en el marco de los Derechos Humanos, hay que decir con certeza y veracidad que, partiendo de que hay una naturaleza humana que puede descubrirse y definirse, le pertenece la perspectiva de la ley natural: Los Derechos Humanos son apolíticos y prepolíticos, y descansan en el descubrimiento de la dignidad humana. Los juicios de Núremberg establecieron la validez de la ley natural por encima de cualquier ley positiva: hay leyes por encima de la ley positiva de los estados, y desobedece esta ley quien contradice el derecho natural. Después de Núremberg se decidió que los Derechos Humanos debían establecerse en una declaración solemne que vinculara a todas las naciones para que quedara claro que había una ley superior a los procesos políticos de cada nación. En palabras de la escritora noruega Janne Haaland Matlary: “Los Derechos Humanos se han convertido en la nueva Biblia política en dos sentidos: como el único punto de referencia de una comunidad política relativista, y como fuente de legitimidad en debates políticos: nadie puede permitirse la violación de los Derechos Humanos”. Para los autores de la carta Universal de los Derechos Humanos, éstos son inherentes e inviolables. Nadie, ni si quiera los políticos, pueden modificar estos derechos, porque son innatos, pertenecen a todos los seres humanos por nacimiento, por el hecho de ser humanos.

     

    Ya la Convención Americana sobre Derechos Humanos, entrada en vigor en 1978 y ratificada por veinticinco países de América y el Caribe, reconoce un derecho a la vida desde la concepción. Y el papa san Juan Pablo II, el 24 de julio de 1994, antes de que se realizara la Conferencia de El Cairo, se pronunció con gran claridad sobre la llamada “explosión demográfica”, fenómeno complejo y sobre el cual las valoraciones son muy contradictorias. El papa no excluyó que los estados tengan responsabilidades en este ámbito, y subrayó que la Iglesia no se opone a la práctica de la regulación de los nacimientos, sino al modo en que se realiza. Él insistió en el hecho de que tal decisión debe ser tomada libremente por las familias, y no por intervenciones autoritarias del Estado, y se debe prohibir el uso de medios inmorales, especialmente abortivos. Él proponía la planificación familiar natural, sobre la que se han hecho investigaciones para desarrollar su potencial: un método que, además de ser menos costoso, es también de ayuda a las parejas para mantener su dignidad humana en el ejercicio del amor responsable.

     

    Aborto y derechos humanos

    Que la ONU está detrás del impulso del aborto no es ninguna teoría de conspiración, es explícito y basta con leer y analizar los artículos periodísticos y voces autorizadas que han servido y sirven a la organización, así como la denuncia del gran negocio que hay detrás de esta imposición ideológica abortista. La ONU, para la legalización del aborto, disfraza de “promoción de Derechos Humanos” lo que es en realidad el más grande y prolongado genocidio de la historia de la humanidad, perpetrado contra los más débiles, los niños por nacer. Las Naciones Unidas, al servicio de un poder mundialista que articula maniobras para pasar por sobre la soberanía de los pueblos, promueve el genocidio silenciado del aborto.

     

    La reducción de la población

    Con este breve preámbulo con relación a la ONU y los Derechos Humanos, vayamos entonces al punto de uno de los pilares de la agenda globalista: la reducción de la población. En 1972, se publicó el libro “Los límites del Crecimiento” (The Limits to Growyh), en la que su autora llegaba a una conclusión significativa: “Si el actual incremento de la población mundial, la industrialización, la contaminación, la producción de alimentos y la explotación de los recursos naturales se mantiene sin variación, alcanzará los límites absolutos de crecimiento en la tierra durante los próximos cien años”. Quiere esto decir que la solución, aunque no planteada al menos no de manera clara, pero sí entre líneas, es el “crecimiento cero” tanto de la economía como de la población. Uno de los organismos más influyentes de la ONU es la UNICEF, fundada en 1946, que es el Fondo Internacional de Naciones Unidas para la ayuda a la Infancia, ha sido utilizada como una especie de caballo de troya en la promoción e imposición del aborto y la esterilización de mujeres en los países menos desarrollados.

     

    Ya sabemos que el juramento hipocrático, pronunciado por los médicos, obliga a no provocar abortos. Esto no quiere decir que no se realizaban abortos y que también se diera el abandono de niños recién nacidos, recogidos por traficantes para convertirlos en esclavos. Estamos hablando en tiempos de la Edad Antigua, la Roma clásica. ¿Quién fue que enfrentó esta situación y provocó un cambio de esta conducta? El cristianismo que, al defender la vida como un don de Dios y ofrecer su compasión por los más débiles, excluyó el aborto como conduta social aceptable y llegó incluso a penalizarla.

     

    Recordemos que, en 1920, la Unión Soviética de Lenin, legalizó el aborto y después otros países le siguieron: México 1931, Polonia 1932, España 1937, pero el general Franco la revirtió en el 1939; el estado de Mississippi en 1966, el Reino Unido en 1967. Pero fue la sentencia Roe and Wade, del Tribunal Supremo de los Estados Unidos en 1973, que marcó el punto de inflexión. A partir de aquí, Francia 1975, República Federal Alemana 1976, Nueva Zelanda 1977, Italia 1978, Holanda 1980 y España 1985. Las leyes que permitían el aborto en estos países se fueron haciendo más y más laxas al punto de llegar a establecer programas de ayuda internacional a los países pobres del llamado tercer mundo que se subordinaron a la legalización del aborto. Es bien conocido por todos que esta conducta se ha presentado como un derecho al que no puede privarse a las mujeres. Se ha llegado a afirmar que un feto de unas trece semanas es un ser vivo, pero no es un ser humano. El aborto se ha convertido en el más grande genocidio de la historia que ha eliminado millones y millones de seres humanos comparado con los peores conflictos de la historia.


    Este genocidio se sigue defendiendo bajo la excusa de proteger y promover los derechos de la mujer. Se afirma que, desde su legalización en la década de los setenta, al día de hoy, se han asesinado aproximadamente unos mil cuatrocientos millones de seres humanos en el vientre materno, convirtiendo así el vientre de la madre en una especie de cámara de la muerte de sus propios hijos. En conclusión: los promotores y defensores de esta agenda globalista de despoblación mundial en realidad les falsean a las mujeres, que dicen defender, las reales intenciones de este genocidio globalista; ignoran que son títeres de esta agenda de reducción de la población mundial. Les ofrecen la ilusión de aborto legal, seguro y gratuito. Pero de estas tres, sólo lo legal es lo real.



    No hay comentarios:

    Publicar un comentario

    Promueve el diálogo y la comunicación usando un lenguaje sencillo, preciso y respetuoso...

    Para Vivir Mejor


    Entradas Recientes



    La Familia


    Amigo del Hogar | Revista

    Orientada esencialmente a la familia desde una visión humano-cristiana, la Revista Amigo del Hogar nace en el año 1942, como obra evangelizadora de los Misioneros del Sagrado Corazón (MSC).

    ¿Quiénes Somos?

    Somos una comunidad religiosa fundada por el P. Julio Chevalier en el año 1854, en Issoudun, Francia. El proyecto al que buscamos ser fieles es, desde el Corazón misericordioso de Jesús, anunciar el amor de Dios al mundo.

    Temas de Salud


    Entradas populares