Experiencias | Humanizar
Confiar, elegir, renunciar
Confiar es una palabra que abarca el universo de
la vida, de las relaciones. No hay panaceas pero es imprescindible abrir la
mirada, confiar, aprender de la experiencia, innovar. Y al hilo de ello, estar
al tanto de la legislación. No olvidemos que legislar es dar pasos de gigante.
Elección y renuncia
Cuando eres madre quieres ser madre. Esto significa
que no quieres renunciar al ejercicio del cuidado y educación de hijos e hijas
y que conciliar esta elección con el trabajo profesional o la ocupación, es
verdaderamente difÃcil. La legislación ayuda, pero es que hay que ponerse de
acuerdo con la empresa. Eso no es tan fácil.
¿Más difÃcil para las mujeres? SÃ. Los hechos, la
cotidianeidad lo dice. ¿Exige renuncias? Seguro. Pérdidas de oportunidades en
lo laboral. Ir a ritmo más lento en la consecución de logros. Multiplicarse
como intendente de la logÃstica del hogar para cuadrar el máximo de
posibilidades y llegar a todo. A costa, casi siempre, de un cansancio sordo,
del agotamiento psÃquico.
Hay mujeres que renuncian a la maternidad. Avanzan
los años y no pueden optar a lo que desean. Llegan demasiado tarde o se han
quedado con un hijo/a única no por gusto sino porque la cuesta era demasiado
empinada y solitaria.
Al hilo del presente pandémico, llegamos a la
cuarta cuestión, el sector doblemente castigado: profesionales sanitarias,
mujeres del sector de la limpieza, del cuidado de mayores y de niños/as. AquÃ
no existe el teletrabajo. Las mujeres son las que ocupan en su mayorÃa estas
profesiones.
Hemos sido testigos de la carga que arrastran
mujeres que son madres, que han cuidado a sus padres mayores en la pandemia,
que han dado el cien por cien en el escenario dramático de hospitales y
residencias, y que también han sufrido la enfermedad y sus secuelas. ¿Cómo
construir una red para sostener a todas ellas, para que no se rompan?
Seguir empujando una legislación protectora,
romper los clichés, auspiciar la toma de conciencia por parte de jefes y
compañeros, generar redes de cuidado… Queda mucha tarea por delante. En
especial toca tener en cuenta a las mujeres sobre las que recaen la multiplicidad
de papeles.
Mi padre, en sus últimas palabras dejó escrito:
“El tiempo es el gran tesoro”. Con el paso de los años me he dado cuenta de la
verdad que encierran estas seis palabras. Y continuaba asÃ: “Saberlo llenar de
buenas obras es todo nuestro quehacer de hombres y de cristianos”.
Él lo decÃa en su lenguaje y a mà me resulta
inspirador. Ojalá la gestión del tiempo consista en eso para muchas de
nosotras. Ojalá sea un objetivo compartido para que cada persona pueda
convertirse en la mejor versión de sà misma, como se dice ahora. Para las
mujeres es imposible sin estructuras que lo posibiliten y sin jefes y
compañeros que se lo crean de verdad.
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