Comunicar la esperanza | Humberto Vandenbulcke/Aler
Cuatro épocas en 20 siglos
Parece que estamos llegando al final de una época
y que otra se está introduciendo. Pero, ¿qué sabemos sobre las épocas, de su
nacimiento, desarrollo y declive? ¿Cómo germina una nueva época?
Para poner en perspectiva eso consultamos al
visionario Michel Bauwens, que hizo un estudio sobre el surgimiento y
desaparición de épocas en la historia.
Bauwens afirma que una época desemboca en otra por
causas objetivas que se relacionan con la viabilidad de un modelo de producción
vigente y las relaciones sociales dentro de la sociedad.
En una época las gentes convivían en pequeños
grupos en un ambiente de igualdad dentro de una sociedad. La reducida
producción de bienes era para satisfacer las necesidades básicas de las tribus.
Se podría decir que la felicidad humana era el motivo y la norma para producir.
Ese modelo se complicó y entró en una etapa de decaimiento cuando las tribus
entraron en conflicto, porque ya no se podían cubrir los gastos de las guerras
por la ambición de expandirse dentro de la sociedad. Durante esa época comenzó
la dominación a través de la esclavitud. Los esclavos eran obligados a trabajar
bajo presión y amenazas. Trabajando como esclavo podía salvarse la vida.
Se introduce la época del Imperio Romano que
obtuvo su gloria con el trabajo de los esclavos. Cuando ya no tenía recursos
para expandirse entró en crisis y procedió con la liberación de esclavos y
pequeños agricultores. Dentro del Imperio Romano, que iba en descenso, se fue
formando un nuevo sistema de producción en los territorios llamados feudos.
Los esclavos liberados y pequeños campesinos se
convertían en siervos que trabajaban para el señor feudal y tenían derecho a
una parte de los bienes que producían. Ante los peligros de los invasores los
siervos recibían protección dentro del feudo, lo que fue una gran motivación y
recompensa por su trabajo. A partir del siglo X se produjo una revolución
tecnológica que impulsó la productividad. La población aumentó y se elevó la
calidad de vida. Era el florecimiento de época de la Edad Media. Sin embargo, a
pesar de esos cambios favorables se mantuvo un sistema de opresión.
Cuando el feudalismo entró en decadencia por una
crisis demográfica, el poder de la burguesía con sus valores y otros factores,
se produjo la transición hacia el capitalismo con una nueva ideología. El nuevo
sistema de producción no se basó más en el concepto de la sobrevivencia o de
protección, sino en el contrato. El obrero industrial tenía una motivación
personal para trabajar porque era para su propio beneficio, recibió dinero por
su trabajo y con eso podía adquirir bienes, intercambiando valores iguales. Con
el capitalismo se desplazó el monopolio del cristianismo como “única verdad”
que fue la columna vertebral del feudalismo. La filosofía que movió el
capitalismo era la afirmación de que el ser humano se motiva por el interés
propio. Durante tres siglos hubo guerras civiles en Europa, luchando por
“verdades únicas”. Para detener las guerras era necesario romper con el orden
moral de la Iglesia Católica y que fue desplazado por la idea de que el ser
humano se motiva por el interés propio. Las guerras con armas hicieron espacio
para la competencia económica.
En el transcurrir de las épocas, las motivaciones
y condiciones del trabajo humano fueron distintas. Los esclavos trabajaron bajo
presión e intimidación para salvarse la vida. Los siervos reciben parte de los
bienes que producían y protección en tiempos inseguros por las invasiones. Con
la industrialización el sector obrero trabajó por interés propio bajo contrato
a cambio de un salario para comprar bienes. En la nueva época emergente aflora
la sensibilidad por lo ético, la solidaridad y la sostenibilidad del planeta y
de la vida.
Para Bauwens, el sistema capitalista es
insostenible. Ya no puede expandirse porque está chocando con los límites
ecológicos y de los precios elevados del petróleo. La mayor debilidad del
capitalista es la inmoralidad del sistema porque niega los efectos externos,
crea desigualdad social, causa inestabilidad y destruye el ecosistema del
planeta.
Concluye afirmando que, como respuesta a la crisis
actual del sistema capitalista en declive, hemos entrado en una etapa de
transición hacia otra época histórica, pero que es inducida por la conciencia
extrema y urgente de crear prácticas innovadoras que apunten a la
sostenibilidad de la vida, del planeta y de la humanidad. Ya van apareciendo
nuevas prácticas que muestran una fuerte motivación personal por participar con
total entrega en comunes colaborativos para producir bienes de utilidad para la
sociedad.
En el capítulo cuatro enfocaremos una amplia gama
de nuevas prácticas que comprueban esa tesis.
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