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    sábado, 8 de mayo de 2021

    Cuatro épocas en 20 siglos


    Comunicar la esperanza | Humberto Vandenbulcke/Aler





    Cuatro épocas en 20 siglos

     

    Parece que estamos llegando al final de una época y que otra se está introduciendo. Pero, ¿qué sabemos sobre las épocas, de su nacimiento, desarrollo y declive? ¿Cómo germina una nueva época?

     

    Para poner en perspectiva eso consultamos al visionario Michel Bauwens, que hizo un estudio sobre el surgimiento y desaparición de épocas en la historia.

     

    Bauwens afirma que una época desemboca en otra por causas objetivas que se relacionan con la viabilidad de un modelo de producción vigente y las relaciones sociales dentro de la sociedad.

     

    En una época las gentes convivían en pequeños grupos en un ambiente de igualdad dentro de una sociedad. La reducida producción de bienes era para satisfacer las necesidades básicas de las tribus. Se podría decir que la felicidad humana era el motivo y la norma para producir. Ese modelo se complicó y entró en una etapa de decaimiento cuando las tribus entraron en conflicto, porque ya no se podían cubrir los gastos de las guerras por la ambición de expandirse dentro de la sociedad. Durante esa época comenzó la dominación a través de la esclavitud. Los esclavos eran obligados a trabajar bajo presión y amenazas. Trabajando como esclavo podía salvarse la vida.

     

    Se introduce la época del Imperio Romano que obtuvo su gloria con el trabajo de los esclavos. Cuando ya no tenía recursos para expandirse entró en crisis y procedió con la liberación de esclavos y pequeños agricultores. Dentro del Imperio Romano, que iba en descenso, se fue formando un nuevo sistema de producción en los territorios llamados feudos.

     

    Los esclavos liberados y pequeños campesinos se convertían en siervos que trabajaban para el señor feudal y tenían derecho a una parte de los bienes que producían. Ante los peligros de los invasores los siervos recibían protección dentro del feudo, lo que fue una gran motivación y recompensa por su trabajo. A partir del siglo X se produjo una revolución tecnológica que impulsó la productividad. La población aumentó y se elevó la calidad de vida. Era el florecimiento de época de la Edad Media. Sin embargo, a pesar de esos cambios favorables se mantuvo un sistema de opresión.

     

    Cuando el feudalismo entró en decadencia por una crisis demográfica, el poder de la burguesía con sus valores y otros factores, se produjo la transición hacia el capitalismo con una nueva ideología. El nuevo sistema de producción no se basó más en el concepto de la sobrevivencia o de protección, sino en el contrato. El obrero industrial tenía una motivación personal para trabajar porque era para su propio beneficio, recibió dinero por su trabajo y con eso podía adquirir bienes, intercambiando valores iguales. Con el capitalismo se desplazó el monopolio del cristianismo como “única verdad” que fue la columna vertebral del feudalismo. La filosofía que movió el capitalismo era la afirmación de que el ser humano se motiva por el interés propio. Durante tres siglos hubo guerras civiles en Europa, luchando por “verdades únicas”. Para detener las guerras era necesario romper con el orden moral de la Iglesia Católica y que fue desplazado por la idea de que el ser humano se motiva por el interés propio. Las guerras con armas hicieron espacio para la competencia económica.

     

    En el transcurrir de las épocas, las motivaciones y condiciones del trabajo humano fueron distintas. Los esclavos trabajaron bajo presión e intimidación para salvarse la vida. Los siervos reciben parte de los bienes que producían y protección en tiempos inseguros por las invasiones. Con la industrialización el sector obrero trabajó por interés propio bajo contrato a cambio de un salario para comprar bienes. En la nueva época emergente aflora la sensibilidad por lo ético, la solidaridad y la sostenibilidad del planeta y de la vida.

     

    Para Bauwens, el sistema capitalista es insostenible. Ya no puede expandirse porque está chocando con los límites ecológicos y de los precios elevados del petróleo. La mayor debilidad del capitalista es la inmoralidad del sistema porque niega los efectos externos, crea desigualdad social, causa inestabilidad y destruye el ecosistema del planeta.

     

    Concluye afirmando que, como respuesta a la crisis actual del sistema capitalista en declive, hemos entrado en una etapa de transición hacia otra época histórica, pero que es inducida por la conciencia extrema y urgente de crear prácticas innovadoras que apunten a la sostenibilidad de la vida, del planeta y de la humanidad. Ya van apareciendo nuevas prácticas que muestran una fuerte motivación personal por participar con total entrega en comunes colaborativos para producir bienes de utilidad para la sociedad.

     

    En el capítulo cuatro enfocaremos una amplia gama de nuevas prácticas que comprueban esa tesis.



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