Cultura | Juan Luis Vázquez DÃaz-Mayordomo
Asà se pasó de las casas a las catedrales
Las evidencias arqueológicas de las primeras iglesias
cristianas muestran una arquitectura «muy funcional», destinada a albergar
comunidades para las que «lo importante no era el lugar sagrado, sino la
reunión»
«La Iglesia constituyó el elemento más innovador del
periodo de la transición entre el mundo romano y el mundo medieval», asegura
Alexandra ChavarrÃa, autora del libro ArqueologÃa de las primeras iglesias del
Mediterráneo (siglos IV-X), recién publicado por Nuevo Inicio.
La huella arqueológica de esta época permite descubrir
cómo se desarrolló el crecimiento de las primeras comunidades cristianas, asÃ
como detalles de su vida cotidiana. Al inicio, «los primeros cristianos se
reunÃan en casas particulares. Se juntaban allà donde tenÃan sitio, y lo más
fácil era en un hogar», dice ChavarrÃa, de tal forma que para estas comunidades
«lo importante no era el lugar sagrado, sino la reunión en sÃ. De hecho, la
misma palabra ekklesia significa reunión. El lugar de oración se empezó a
considerar sagrado mucho más tarde». Un signo elocuente de esta evolución es
que las primeras evidencias de altares de piedra datan del siglo IV, por lo que
«antes hay que suponer que fuesen de madera».
Ha dirigido las excavaciones de diversas iglesias y es
comisaria de la muestra Córdoba y el cristianismo mediterráneo entre
Constantino y Justiniano, organizada por el Ayuntamiento de la ciudad para
2022.
Los primeros vestigios de lugares especÃficamente de
oración están en Megido, en Palestina, fechados en el año 230, «con forma de
casa pero con mosaicos que hacen referencia a Cristo y a la reunión», y que
«reflejan el importante papel de la mujer en el cristianismo primitivo». También
en Dura Europos, en Siria, «con el espacio en forma de casa y donde ya se
juntaban muchas personas».
Un criterio funcional
Una vez asegurado el lugar de reunión, el principal
interés de los fieles estaba puesto en la vida futura. «Lo primero que hacen
los cristianos es organizar sus enterramientos –desvela ChavarrÃa–, por lo que
empiezan a reservar áreas de cementerios especÃficamente para ellos; ya podemos
encontrar cementerios cristianos en el siglo III».
Tras el edicto de Milán, en el año 313, la situación
empezó a cambiar. A principios del siglo IV, Eusebio de Cesarea, obispo cercano
al emperador, describe con todo detalle la inauguración de una iglesia en Tiro.
El modelo fue una basÃlica, el edificio civil tÃpico del Imperio, un gran
espacio rectangular dividido en varias naves y con un atrio delante. «Se adoptó esta estructura porque era la que
permitÃa albergar a más gente. El criterio para construir las primeras iglesias
fue simplemente funcional», afirma.
Más tarde cobró relevancia el modelo de la iglesia del
Santo Sepulcro, en Jerusalén, «para la que se eligió una planta central que
pudiera albergar la tumba de Jesús. Luego eso fue copiado por multitud de
iglesias».
Otro elemento arquitectónico clave para entender cómo
vivÃan los cristianos su fe es el baptisterio. Hasta el siglo VI, aquel que
querÃa ser cristiano seguÃa un catecumenado que terminaba en un Bautismo por
inmersión en una piscina profunda con varios escalones. «El Bautismo era un
momento tan importante que se construyeron baptisterios anexos a las iglesias.
Se abrÃan solo en Pascua y otros pocos dÃas al año. Arquitectónicamente eran un
elemento vinculado a las principales iglesias, sobre todo a la catedral y a las
iglesias que hoy llamarÃamos parroquiales, o a algún monasterio».
En cuanto a los impulsores de las construcciones, «en
la mayor parte de los casos la iniciativa la tomaban los obispos, aunque al
inicio son los emperadores los que corren con la financiación y el
mantenimiento». Solo más tarde, ya en el siglo VI, «hay nobles y aristócratas
con medios que construyen iglesias para ser enterrados en ellas. Asà se
empiezan a construir templos fuera de las grandes ciudades, muchos de ellos
como custodios de reliquias de mártires y de santos». Eso hizo que, sobre todo
a partir del siglo VI, «las iglesias se multiplicasen en el campo y en todo
tipo de asentamientos», dando pie a la estructura fÃsica sobre la que se
levantarÃa después la cristiandad.
Imagen> Vista aérea de los mosaicos de la iglesia
de Megido, en Palestina. Foto cedida por Alexandra ChavarrÃa Arnau
https://alfayomega.es/asi-se-paso-de-las-casas-a-las-catedrales/
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