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    jueves, 20 de mayo de 2021

    Dos religiosas contra COVID en Amazonía

     

    Actualidad | Luis Miguel Modino

     


    Dos religiosas en la lucha contra el coronavirus en la Amazonía: “Dios viene al encuentro de sus ovejas cansadas y enfermas”

     

    La Iglesia de Brasil ha sido un instrumento de solidaridad durante la pandemia de Covid-19. Son muchos los signos que han revelado una Iglesia samaritana, dispuesta a atender las heridas de los que se han quedado tirados al borde del camino.

     

    Misioneros y misioneras voluntarios en la Amazonía

    Esta solidaridad también se ha manifestado en la Amazonía, donde además de la ayuda material, varios misioneros y misioneras han dedicado su tiempo a ayudar a la población que tradicionalmente sufre, pero especialmente en esta época de pandemia.

     

    Enviadas por la Conferencia Brasileña de Religiosos, con el apoyo de sus congregaciones, las hermanas Marilde Inês Guarnieri y Lucisnei Rojas Dorado, ayudaron durante tres meses en la ciudad de São Paulo de Olivença, en la diócesis de Alto Solimões. Ellas mismas definen este tiempo como “una experiencia misionera como voluntarias para la vida “.

     

    Según su propio relato, “hace tres meses escuchamos la repentina llamada que nos llegó a través de las superioras de nuestra Congregación y de la CRB. Esta llamada resonó en nuestros corazones como un grito de ayuda para extender nuestra mano solidaria a nuestros hermanos y hermanas de cierta región del Amazonas que estaban sufriendo las graves consecuencias de la pandemia del Covid-19”.

     

    Ayuda ante una situación muy grave

    Cuando llegaron a Sao Paulo de Olivença, el estado de Amazonas atravesaba una situación muy grave, con un número elevado y creciente de infectados y un alto índice de ingresos hospitalarios, muertes y secuelas. Las religiosas nos cuentan que en aquella época había “familias enteras comprometidas por este mal “. Dicen que “nos sentimos obligadas a responder, y aún sin saber exactamente dónde y qué debíamos hacer y sin mucho tiempo para organizarnos, en un ‘lo que Dios quiera’, nos pusimos a disposición y salimos al encuentro de esta realidad”.

     

    Las hermanas cuentan que “el 13 de febrero llegamos a Tabatinga, Amazonas, y en el aeropuerto nos recibió Mons. Adolfo Zon, que nos saludó desde lejos y salió a recibirnos con alegría, bendiciéndonos con la señal de la Cruz de pies a cabeza, pero no con agua bendita, sino con un frasco de alcohol en gel en las manos, demostrando la necesidad de cuidado y alegría: requisitos fundamentales para ser misioneros en este tiempo”.

     

    Destino SãoPaulo de Olivença

    Desde Tabatinga, sede de la diócesis de Alto Solimões, las religiosas se dirigieron, el 14 de febrero, a Sao Paulo de Olivença, donde fueron recibidas, bajo la lluvia, como ellas mismas dicen, por el padre Marcelo, siendo conducidas a la casa de las Hermanas Cordimarianas, “que nos acogieron con cariño “. Según las hermanas, “todo estaba organizado y convivíamos fraternalmente durante este periodo “.

     

    Poco a poco, junto con el padre Marcelo, fueron conociendo la ciudad y la realidad del municipio, donde viven los indígenas tikuna, cambeba y kokama, así como los manauaras, peruanos y colombianos. También conocieron las comunidades de la Parroquia. Todo ello hizo que “poco a poco fuéramos conociendo e insertándonos en esta realidad de dolor y sufrimiento a la que se enfrenta el mundo entero “, afirman las hermanas.

     

    Sufrimiento de Cristo encarnado en esta tierra

    Este tiempo coincidió con el tiempo litúrgico de la Cuaresma, la Semana Santa, la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús, nos dicen las religiosas, “donde experimentamos con más fuerza el sufrimiento de Cristo encarnado en esta tierra, puesto de manifiesto en el contexto de la pandemia y el abandono político y social bien conocido por todos “. En su informe, destacan que “el silencio impuesto por el aislamiento social se hacía notar en cualquier espacio de esta ciudad, un grito apagado de dolor y miedo ante la pérdida de personas cercanas y queridas, y el temor a lo desconocido que podía llegar en cualquier momento, para cualquiera”.

     

    Las religiosas afirman que “actuamos directamente en primera línea en la lucha contra el coronavirus, en la atención hospitalaria y en el equipo de vigilancia domiciliaria del municipio, ayudando a los equipos que estaban desgastados por la sobrecarga en el cumplimiento de horarios y funciones. Muchos de ellos se contaminaron con el virus del Covid-19, fueron hospitalizados, una compañera enfermera que luchaba contra el Covid-19 murió, y muchos de ellos perdieron familiares “. Aun así, destacan que son “un equipo incansable en la lucha contra este mal, junto a ellos compartimos momentos de dolor y muerte, pero también la alegría por las vidas estabilizadas y recuperadas “.

     

    Dios que se manifiesta en su misericordia y gracia

    Durante este tiempo de misión, las hermanas insisten en que “hemos sentido fuertemente la presencia de Dios que viene al encuentro de sus ovejas cansadas y enfermas, Dios que en su misericordia y gracia se ha manifestado y nos ha acompañado todos estos días”. Ha sido un tiempo para dar gracias por los numerosos y hermosos gestos de solidaridad, “de personas e instituciones que fueron sensibles y tomaron la iniciativa y la decisión de ayudar haciendo campaña para adquirir materiales y equipos de protección individual para hacer posible las acciones necesarias “.

     

    La experiencia vivida por las hermanas les ha mostrado que “juntas podemos contribuir concretamente con el Reino en el cuidado de la vida “. Las religiosas afirman que “las vacunas han ido llegando y gracias al compromiso de todos, hoy tenemos un número muy reducido de infectados. Esto ha hecho que, poco a poco, se reinicien las actividades en el municipio de São Paulo de Olivença”.

     

    Por último, las hermanas Marilde y Lucisnei dicen estar “agradecidas a Dios por haber sido elegidas para contribuir a este proyecto”. Por ello, agradecen, “nuestro agradecimiento a nuestras Congregaciones: Hermanitas de la Inmaculada Concepción y Hermanas Franciscanas de Cristo Rey, CRB, REPAM, Mons. Adolfo, Padre Marcelo y Hermanas Cordimarianas. Gratitud. Paz y Bien “.

     

    Publicado en: Prensa Celam

    https://prensacelam.org/2021/05/17/dos-religiosas-en-la-lucha-contra-el-coronavirus-en-la-amazonia-dios-viene-al-encuentro-de-sus-ovejas-cansadas-y-enfermas/

     

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