Forjando Vivencias | Lic. Juan Fco. Puello Herrera
“Yo los he amado a ustedes como el Padre me ama a mí: permanezcan en mi amor”. Juan 15, 9
Si
algo distingue al autentico discípulo de Jesús es el amor. Un amor que tiene su
origen en la unidad de naturaleza, mediante el cual el Padre obra a través del
Hijo porque éste posee su
igual naturaleza.
En
el Evangelio, Jesús habla de permanecer en su amor, recordándole a sus
discípulos el amor del que han sido objeto por parte de él. Este amor se
traduce en una acción concreta a favor de los demás, invitándoles a permanecer
en el amor que han recibido mediante el fiel cumplimiento de sus mandamientos.
El
propio ejemplo de Jesús, que permanece en el amor del Padre observando sus
preceptos, debe llevarnos también a cumplir la voluntad de Dios siendo
obedientes, al extremo de entregar la propia vida por la salvación de nuestros
hermanos si fuera necesario.
La
observancia de los preceptos que Dios con su infinito amor impone, no debe ser
motivo de temor, por el contrario, deben llevarnos a ver en ellos la alegría de
Jesús, y que esa alegría sea completa.
No
hay que temer a nada ni a nadie si permanecemos en el amor de Jesús, al hacerlo
recibiremos por ministerio suyo el mejor premio: su alegría.
Oración: Señor, bajo tu protección permaneceremos en tu amor y
conservaremos tu amistad, para así producir los frutos que esperas de nosotros,
y que serán los que al final nos llevarán a estar contigo por toda la
eternidad. Amén.
Amigo del
Hogar 856
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