Humanismo Integral |
Ignacio Miranda
La
Economía Solidaria, el modelo que enrique a todos
Estudiosos de las ciencias sociales acostumbran presentar
propuestas a partir de estas preguntas: ¿qué?, ¿quién?, ¿Cuál?, ¿cómo?, ¿cuándo?,
¿por qué?
En octubre se celebra el Día del Ahorro y, al mismo
tiempo, el Mes del Cooperativismo Dominicano que, nacido en 1946, en este año
se conmemora su 69º Aniversario. Un ejercicio como éste nos ayudaría a salir de
la superficialidad que caracteriza esta época para formularse algunas
propuestas y responderlas con profundidad.
¿Qué es el cooperativismo?, ¿quién fue su fundador en
nuestro país?, ¿cuál es su fin?, ¿cómo se puede ahorrar si los ingresos son
insuficientes para satisfacer nuestras necesidades?, ¿desde cuándo existe el cooperativismo
en nuestro país? ¿por qué fallan las cooperativas?
Una buena proporción de lo que escribo es producto de mi
experiencia cotejada con valores, principios y virtudes procedentes de fuentes
informativas y formativas confiables. Algunas de las preguntas que anteceden
quedarán respondidas aquí y las restantes las dejo como tarea a nuestros
lectores.
En mi último libro: Equidad Integral, aparece el
subtítulo: valor que enriquece a todo. Este subtítulo se inspira en otra
expresión en la que he sido reiterativo: “la economía solidaria enriquece a
todos y no empobrece a nadie”.
La Economía, al igual que la Política, son como las
hermanitas gemelas, adoptadas por la madre común de las ciencias sociales, que
es la Sociología. Las dos antecedieron a su madre de adopción, pero ninguna
puede practicarse con eficacia ignorando a las otras, porque todas ellas,
aunque con diversas variables, tienen como fin satisfacer las necesidades
humanas. Objetivo esencial de la Economía es orientar el uso racional de los
recursos humanos y físicos, representados en los valores del trabajo y de la
tierra.
De ahí que, al economista no lo define ocupar una función
pública encumbrada, sino que su identidad se establece por el comportamiento
humanista que expresan los valores fundamentales de la ciencia que practica, profundiza
y actualiza sus principios, los encarna, y los comunica con su testimonio de
vida. De esa manera estaría ejerciendo su deber moral de rescatar la economía
secuestrada por el poder financiero en connivencia con políticos corruptos, que
dan primacía al dinero obtenido de manera fácil, rápida y abundante, sobre el
trabajo creador de los bienes que satisfacen las necesidades humanas.
Cualquier persona que
haya recibido una lección inicial de Economía conoce el principio de la “teoría
cuantitativa del dinero” y reconoce que, en esencia, ésta se basa en el
equilibrio entre los bienes producidos por el trabajo y el dinero recibido por
el trabajador en compensación a su esfuerzo. En consecuencia, cualquier dinero
que no proceda del trabajo, puede provocar un alza en los precios y,
consecuentemente, una pérdida del poder adquisitivo.
Juegos de azar, impuestos al consumo, funciones que no aportan
al desarrollo orientado al bien común, trabajo deficiente en calidad y
cantidad, especulación, producen una masa de dinero superior al producto que
aportan y elevan los precios en perjuicio de los desempleados y a toda persona
de bajo nivel de ingreso.
Nadie, en su sano juicio, ignora que estamos gobernados por
un Estado fiscalista que da primacía al ingreso fácil procedente del juego de
azar, los combustibles, ITBIS, endeudamiento, para financiar una estructura
irracional y una nómina supernumeraria con empleados incapaces que dañan la
propia imagen de servidores estatales cualificados, cuando lo justo es que este
financiamiento proceda de las personas físicas y morales de mayores niveles de
ingresos.
La Economía Solidaria que, como hemos expresado en
diversas ocasiones, el cooperativismo es la forma más conocida y practicada en
el mundo, contiene la respuesta a la crisis económica que padecemos.
Tres fechas memorables lo identifican: 1-10-46,
convocatoria a la Semana Social del Caribe, con el tema central de la promoción
cooperativa, como expresión de la Pastoral Social; 23-10-63, promulgación de la
ley 28, que establece la obligatoriedad de la enseñanza en los niveles de
educación básica y secundaria y la sugiere para las universidades; 25-10-63,
creación del Instituto de Desarrollo y Crédito Cooperativo (IDECOOP).
Lo anterior revela que la economía solidaria no es una
idea que algunos pretenden proponer como un invento de modificación de un
“sistema agotado”, sino que tiene antecedentes de profundas raíces en nuestro
país.
Lamentablemente, en el cooperativismo ocurre lo mismo que
con toda nuestra Historia: los hechos relevantes, las personas que los
encarnan, y las razones que contienen para enmendar errores y ratificar
aciertos, quedan relegados a los intereses particulares y contra el bien común.
Este comportamiento ha traído como consecuencia que no se
apliquen los valores y principios normativos para la creación de un modelo
económico solidario, a partir de la austeridad, que fomenta el ahorro, la
inversión, la creación de puesto de trabajo, el abastecimiento del mercado
interno y la venta de excedentes para importar lo que racionalmente no convenga
producirse en el país.
A nuestro juicio, la verdadera razón para declarar
Octubre Mes del Cooperativismo Dominicano, es la enseñanza del cooperativismo
porque es el instrumento más idóneo para instruir y practicar el modelo
económico solidario, basado en la equidad, enrizado en la justicia y que tiene
por fruto la paz permanente.
Desde el principio de
la Era Cristiana hasta nuestros días, el humanismo cristiano, en el que finca sus raíces más profundas la
economía solidaria, ha contado siempre con diversas fuentes y personas que las
encarnen, comenzando por el Evangelio y
cristianos de ayer y de hoy, como también personas de buena voluntad que
comparten este estilo de vida. En ellos encontramos lecciones
académicas y estructuras de participación en modelos de economía solidaria, tanto
de cogestión como de autogestión que nos pueden servir de modelos a seguir.
San Lucas, y su maestro san Pablo, no eran cristianos; más
aún, no conocieron físicamente a Jesucristo; y Pablo persiguió a los primeros
cristianos. Pero, a partir de su conversión, han encarnado de manera tal sus
valores que, gracias a ellos, hemos conocido la Palabra de Dios. El Evangelio
según San Lucas, y el Libro de Los Hechos de los Apóstoles, escrito también por
él, contienen una grandísima riqueza sobre la economía solidaria.
En el Capítulo IV de Los Hechos de Los Apóstoles, nos enseña: “En el grupo
de los creyentes todos pensaban y sentían lo mismo: lo poseían todo en común y
nadie consideraba suyo nada de lo que tenía”.
El Papa Juan XXIII, en el numeral 132 de su Encíclica
Mater et Migistra (Madre y Maestra, nos dice: “Por lo que se refiere a los impuestos, la
exigencia fundamental de todo sistema tributario justo y equitativo es que las
cargas se adapten a la capacidad económica de los ciudadanos” (MM, 132).
EN RESUMEN
Principio esencial del
cooperativismo es la “Educación Continua”. Esta educación integral encarnaría
en las personas, desde su adolescencia, los valores fundamentales de la
convivencia social y el desarrollo integral, tales como austeridad, ahorro,
laboriosidad, producción en el hogar, consumo orientado a un nivel de vida digno, fortalecimiento de la comunidad familiar, integración en nicho de consumidores y programas de cooperativos de consumo, para reducir al máximo la cadena de
intermediación y así evitar la especulación
adquirir más bienes con menos dinero. ADH 812.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Promueve el diálogo y la comunicación usando un lenguaje sencillo, preciso y respetuoso...