Espiritualidad | Magda Bennásar Oliver, sfc
Silencio apretando mano
El tema del silencio está de moda en nuestros
cÃrculos. Y hay tantas comprensiones de lo que es el silencio como personas que
intentamos hacerlo.
Por ello, desde ahora, mis respetos a cada uno de
los silencios. A mÃ, hoy, por dentro me hablan de este que:
Viene precedido por el recuerdo de una escultura
de un crucificado que me encontré hace años, visitando una iglesia. Al salir en
un lateral vi un crucificado tamaño natural que me encogió por dentro al ver la
interpretación, que la autora, una mujer, habÃa plasmado: uno de sus brazos
estaba crucificado y el otro tenÃa la mano extendida y abierta hacia quien se
le acercaba.
Cuánta vida y comunicación silenciosa en ese
gesto. Fue para mÃ, y es, cuando lo recuerdo, un grito de amor silencioso y
lleno de comunicación.
Aquella mano me llamaba a depositar la mÃa en la
suya y estar asÃ, en silencio, un tiempo largo. Asà lo hice y asà lo hago,
muchas veces, visualizando la escultura y volviendo a aquel silencio que
derrite las más duras entrañas.
¿Qué transmite esa imagen? No necesitas palabras,
ni rituales, es un gesto que te conecta, como cordón umbilical, al Dios
crucificado que nos muestra asà el camino: cómo vivir nuestro dÃa a dÃa; cómo
usar nuestros recursos; cómo conectar con el corazón de Dios y del planeta y de
la humanidad.
Siento todavÃa hoy, que esa mano me llama y me
envÃa. Primero me llama a agarrarla y sostenerla. Algo asà como, acércate y
quédate conmigo que necesito abrirte mi corazón: reconozco que como en la conversión
de Pablo, en un contacto asÃ, se te caen las escamas de los ojos que producen
ceguera para las categorÃas del amor: “siente mi latido y ve y comunÃcalo”.
Y todo ocurre en silencio. Un silencio que te
llena de vida, de pasión compartida: compasión de solidaridad…
Tal vez la respiración se altera cuando entras en
ese silencio, diferente del de la meditación de silenciamiento. Pero es, este
otro silencio, la prueba de crisol, de aquellos que porque hacemos silencio
podemos creer que ya vivimos el evangelio.
El silencio puede ser un arma de doble o triple
filo. Muchas veces puede incluso ser una herramienta para ratificar lo que yo
quiero o creo que es bueno. Por eso, ese dÃa de un modo especial, aprendà que
el fondo del silencio es ese encuentro con la mano abierta y tibia del
moribundo que nos ama y que es el rostro del Dios vivo y hecho carne entre
nosotros.
Hoy, de un modo especial me decÃa, “cuida del
planeta” y yo en silencio le indicaba que lo intento, pero qué me sugerÃa hoy,
y me pareció comprender, desde ese silencio hondo, que me invitaba a trabajar
más y mejor por la concienciación de la realidad: educar en un estilo de vida
donde el minimalismo y el compartir inteligencia, recursos y bienes sea un
objetivo claro, sin el que cada vez será más difÃcil la supervivencia de los
hábitats y como consecuencia la muerte y desaparición de especies y de personas
en sus largas y penosas peregrinaciones por el mar, por tierras desertizadas,
por fronteras envalladas…
Ese joven no huirÃa de su tierra si fuese fecunda
y tuviese trabajo. Viene porque quiere vivir y compartir con los suyos. Esa
mujer embarazada quiere que su hijo o hija nazca en suelo occidental para que
tenga derechos que allá no les conceden, y por ello arriesga su vida y la de su
hijo/a.
La mano cálida del crucificado es la mano de mi
hermana y de mi Tierra violada y abusada por “el ánimo de lucro” de una minorÃa
aterradora.
Se me antoja que educar en esa lÃnea puede ser
apoyar al máximo que los jóvenes y menos jóvenes nos embarquemos en estudiar temas
de medio ambiente, de ecologÃa y energÃas renovables, de permacultura y
espiritualidad de la tierra.
El mundo está cambiando, tenemos que adaptarnos a
nuevos paradigmas que, al no escogerlos voluntariamente, se nos imponen desde
la realidad.
El silencio puede ser pues, también y además,
escucha a corazón abierto de la realidad mientras apretamos la mano que nos
comunica el latido y el amor del crucificado.
Ese silencio me dignifica porque me vacuna contra
otros silencios cobardes o autocentrados.
Te invito a probar ese silencio. El verano se
presta a ello.
Publicado en Fe Adulta:
https://www.feadulta.com/es/art2col2.html
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