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    martes, 20 de julio de 2021

    ¿Qué me impide compartir?


    Teología | Revista CE/Dominicos



    Compartir, dar algo de uno mismo a los demás.
    ¿Qué me impide compartir?

     

    El egoísmo, la avaricia, la codicia, que se despiertan frente a los otros e impulsan a cerrar puertas, negar posibilidades, aislarse, romper, volver la cara, difuminarse y esconderse en todo eso que siento y pienso “es mío”, “para mí”. ¿De qué nos sirve? El egoísmo, la avaricia, nos llevan a adoptar una forma de vida que tiende a la satisfacción imposible, nunca se tiene suficiente, insatisfacción permanente, y la capacidad, la forma de existir, de relacionarnos, que pudiera enriquecer nuestra condición de persona se niegue, permanece oculta… ¡Qué gran experiencia la de compartir, participar, olvidarse de sí y guardar, si hay que guardar, que sea en el corazón, lo vivido y compartido con los demás! ¡Qué gran experiencia la de comprenderse junto a los otros, pertenecer y compartir!

     

    El Creador nos capacitó para compartir, por tanto, para salir de nosotros y hacer de nuestra vida un don. Si algo nos define como seres humanos es precisamente la capacidad de compartir. Reconocer lo que se posee sin dejarse dominar por ello, el poder prescindir para que el otro, si lo precisa, lo utilice, lo haga suyo…

     

    La capacidad de compartir tiene que ver con la madurez de la persona y con su evolución en la eliminación del egoísmo, narcisismo, prejuicios y miedos; ser más aptos para hacer de la vida alegría y gratitud. 

     

    Compartir, el otro está delante de uno, interpela, se precisa de la comunicación. Comunicar es compartir, salir de uno mismo para escuchar, preguntar y responder, y así ampliar el conocimiento y el saber sobre el otro y sobre uno mismo.

     

    Seguimos inmersos en un contexto de vulnerabilidad provocado por la pandemia, COVID-19, todo se hace más extremo, sigue ocupando el primer lugar; hasta los más “poderosos” son víctimas y de nada les sirve tener mucho “de lo que sea”. Hay que seguir buscando herramientas para hacer posible el camino de la superación. ¿Qué herramientas, qué medios?

     

    En una entrevista al filósofo J. A. Marina a raíz de su último libro “Biografía de la inhumanidad”, habla de tres presas, diques, para detener la agresividad que es como una ola que rompe la cohesión de la humanidad. Estos diques son: la afectividad, fomentar aquellas emociones como la compasión, como el altruismo o la generosidad de la solidaridad y cooperaciones que fomentan el entendimiento del grupo; establecer sistemas normativos morales y jurídicos; las instituciones políticas y sociales que se encargan de proteger los otros diques. Tres grandes diques, el afectivo, el moral y de las instituciones políticas. Pienso que aporta pistas para la reflexión sobre cómo afrontar situaciones que a todos afectan. Observar, la primera la afectividad, fomentar emociones como la compasión, el altruismo o la generosidad de la solidaridad y la cooperación ¿Será esto compartir?


    Publicado en www.dominicos.org


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