Humanismo Integral | Lic. Audy Sánchez/ADH
Las diferencias también nos pueden acercar
No
sólo la afinidad con otras personas nos mantiene unida, también las diferencias
nos pueden acercar, tomando en cuenta que de la misma manera que queremos que
nos acepten, con nuestros aciertos y desaciertos, debemos aceptar a los demás.
Así
como los demás aceptan nuestras similitudes, las diferencias pueden ser un
punto de partida para expandir nuestros horizontes sobre qué siente y piensa
nuestro prójimo y poder acercarnos a través de ellas.
Amós
3:3 señala que: “¿Andan dos hombres juntos si no se han puesto de acuerdo?”, esta
pregunta explica que lo importante no son las diferencias, ya que siempre existirán,
sino encontrar un punto medio, en el marco del respeto, donde ambos estén de “acuerdo”.
Aceptar
las desemejanzas nos empuja a crecer para convertirnos en personas más
sociables, inclusivas, respetuosas, agradables, etc.
Hay
un punto que sí es importante a tomar en cuenta sobre nuestras diferencias: estas
no pueden afectar a las mayorías. Podemos respetar la postura de los demás, pero
no compartir que afecte de forma negativa a casi todo el mundo. Esto es lo
hermoso de las diferencias, podemos aconsejar y ser aconsejados sobre algún apartado
que les haga daño a otros.
A
partir de este instante es oportuno aceptar las diferencias con nuestros seres
queridos, como padres, hermanos, familiares, amigos y conocidos, aunque
tengamos la razón, porque “lo importante es aceptarte y que me aceptes como
humano”, como diría Arjona.
Aceptemos
nuestras diferencias como una bandera que represente el respeto por las
acciones ajenas y no olvidar que el ser humano es un ser social, por lo que
tenemos que acercarnos parar valorar los puntos de vistas opuestos a los
nuestros, así como los nuestros deberían ser valorados.
Abrir
nuestros corazones a las diferencias es el inicio a una vida más amplia y feliz.
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