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    lunes, 6 de septiembre de 2021

    ¿Por qué se pierde la fe? ¿Cómo recuperarla?


    Fe y Vida | RD

     


    ¿Por qué se pierde la fe? ¿Cómo recuperarla?

     

    Son las preguntas de algunos que en el pasado recibieron la evangelización con los sacramentos correspondientes, pero con el tiempo, especialmente en la Universidad, fueron perdiendo no solamente la práctica religiosa sino la misma fe del niño y del adolescente. En la edad madura, permanecieron en la indiferencia, prácticamente perdieron la fe; gozan de una relativa felicidad con su familia y trabajo, pero sienten que les falta “algo”. Es la fe perdida o quizás dormida. Y no falta quien se pregunte: ¿podré recuperar la fe perdida o dormida? Buscan, quieren, pero no saben ni cómo ni quién pueda ayudarle. He aquí las sugerencias de un posible camino a recorrer.


    1ª Recorrer con objetividad la historia de la fe. Ayudará recordar la fe de la primera comunión y quizás de la confirmación y revisar la crisis real ocasionada, bien por la moral cristiana o bien por el rechazo de los misterios o de la estructura religiosa. También la crisis pudo tener otros factores como las ideologías contrarias a la fe, lecturas, conversaciones con amigos agnósticos. Que intente recordar cómo fue apagándose la fe a la hora de rezar o de participar en la misa dominical. Ayudará para esta “memoria de la fe” recordar si existieron algunos chispazos aislados de fe como la preparación para el sacramento del matrimonio. Por último, conviene tener presente cuándo la persona se dijo con toda seriedad “no creo en Dios, he perdido la mucha o poca fe que tenía”.


    2ª Reflexionar con sinceridad sobre las posibles causas de la pérdida.
    Unas son externas y no hay inconveniente en comunicarlas. Pero otras son más íntimas, no se dicen pero, quizás sean las más influyentes. Estos interrogantes pueden poner el dedo en la llaga. La crisis con pérdida total de la fe:


    -¿ha sido por una fe deficiente y débil que no resistió el bombardeo del ambiente materialista y consumista, peor que el ateísmo?


    -¿se da en la vida del actual indiferente, agnóstico o ateo un contraste entre una cultura de adulto con la fe infantil no actualizada? ¿Alimentó alguna duda seria sin buscar respuestas apropiadas?


    -¿acaso ha sido la pereza el factor oculto de la progresiva incredulidad? ¿Se ha dejado llevar de la libertad para una vida cómoda sin los compromisos del creyente?


    ¿se impuso a la fe débil del hasta entonces creyente los argumentos de los ateos contra Dios y la religión?

     

    3ª Valorar con serenidad los acontecimientos negativos. En concreto los que influyeron en el alejamiento de la práctica religiosa o quizás de la Iglesia católica. Pongamos algunos ejemplos:


    -en muchas personas, la pérdida de fe estuvo ocasionada por el trauma recibido en su formación religiosa por parte de educadores o de los mismos padres,


    -o bien por la injusticia que protagonizó algún creyente, o el desengaño ante la incoherencia en la justicia y caridad de los que se dicen católicos practicantes.


    Quizás la reacción fue de orgullo herido y la rebeldía juvenil de quien optó por lo más fácil: dejar la práctica religiosa o quizás la misma fe. Después siguió una vida cómoda sin ningún tipo de presión ni de obligaciones que comprometieran su libertad. Pasó el tiempo, faltó la oración, se descuidó la asistencia a la misa, y los valores religiosos se diluyeron. Poco a poco, Dios y la fe dejaron de ser valores personales y de dar sentido a la vida. Si la pérdida ocurrió según casos expuestos, vendrá bien un replanteo sereno, sincero y humilde como paso previo para el retorno a la fe.


    4ª Aceptar con humildad el influjo de las incoherencias personales. Muchas personas perdieron la fe porque antes perdieron el mínimo de justicia y de honradez ante el prójimo, de fidelidad ante los compromisos anteriormente aceptados por causa de una degradación ética debida al sexo descontrolado, al alcohol, el juego, las drogas, etc. Más aún, a estas personas les faltó la humildad para reconocer sus incoherencias. Antes bien, justificaron su conducta y atacaron a la Iglesia. Ahora, ellos consideran sin importancia lo que otros califican como inmoral; ellos se sienten víctimas inocentes y todo el mundo “culpable”, incluida la Iglesia y el mismo Dios en el cual ya no creen.


    ¡Qué difícil será el reencuentro con la fe en una persona injusta, soberbia y dogmática que no reconoce otra verdad nada más que la suya y la de quienes piensan como él! Si las puertas y las ventanas están cerradas ¿Cómo entrará la luz solar? ¡Qué difícil caminar con una venda en los ojos!


    5ª Que llueva para que el pantano no se seque Si quien recibió una gran herencia, gasta y gasta sin incrementar el patrimonio, llegará, antes o después, a la pobreza. Algo parecido ocurre con la fe. Si la luz de la fe no ha recibido un mínimo de formación actualizada, de vida sacramental y de comunicación con Dios, se irá apagando poco a poco hasta que deje de brillar. Es ley de vida. La pérdida de la fe hasta la indiferencia, (no es preciso un ateísmo declarado), es un proceso lento que puede acelerarse por el influjo del ambiente, las lecturas parciales, diversiones contrarias a la moral aceptada y las incoherencias contra la ética.

    6ª Utilizar otras vías de solución A quien desea recuperar la fe perdida se le recomienda:


    -la oración humilde pidiendo el don de la fe;


    -pedir perdón y perdonar a quienes ofendió o le ofendieron;


    -valor para reconocer su situación moral y religiosa en una íntegra confesión;

    -la lectura de la vida de Cristo (basta con los cuatro evangelios);


    -el contacto con testigos de la fe y de la caridad como una Teresa de Calcuta;

    -la reflexión sobre el cómo de la conversión de muchos que antes vivieron en situación de incredulidad o de indiferencia;


    -observar y valorar el influjo de la fe en tantas personas que encuentran en Dios una fuerza excepcional para aceptar el dolor y dar un tono alegre a su vida.


    -tener presente los millones de creyentes sinceros en todo el mundo. Muchos de ellos no dudaron en dar la vida antes de renunciar a su fe;

    -la lectura de libros actualizados sobre la doctrina global cristiana como puede ser el Compendio del catecismo de la Iglesia


    7ª Dejarse ayudar Muchas personas con deseos de recuperar su fe perdida, la encontraron gracias a la ayuda que recibieron en comunidades parroquiales, grupos de oración, reflexiones sistemáticas y testimoniadas por seglares; en cursos de profundización cristiana, ejercicios, convivencias, visitas a algún santuario…


    Sobre todo y por encima de todo estar atentos a la llamada del que está más interesado en despertar o “resucitar” la fe dormida, Cristo nuestro Señor que a tantos devolvió la salud y la fe.

     

    ¿Por qué se pierde la fe? ¿Cómo recuperarla?(religiondigital.org)



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