Educando | Gema Sánchez Cuevas
Los niños no se definen por sus notas escolares
La sociedad ha ido alimentando la hiperpaternidad o, lo que es lo mismo,
la obsesión de los padres porque los hijos alcancen unas habilidades académicas
específicas que garanticen una buena profesión futura. Se nos olvida, como
sociedad y como educadores, que los niños no definen su valor por sus notas
escolares.
Como consecuencia, al no cejar en nuestro empeño de priorizar los
resultados académicos, estamos descuidando las habilidades para la
vida. Nuestros hijos son pequeñas personas que no se definen por sus
logros o sus fracasos, sino por ser ellos mismos, únicos por naturaleza.
Como adultos somos responsables de ofrecer a los niños recursos
emocionales y sociales que les permitan vivir en un entorno mucho más saludable
tanto interno como externo.
Es más fácil criar niños fuertes que reparar adultos rotos
En este sentido para garantizar el bienestar infantil y
adolescente, es necesario fortalecer psicológicamente a los niños y
prepararlos para hacer frente a las dificultades emocionales e interpersonales
que acompañan de manera intrínseca a la vida cotidiana.
Porque al fin y al cabo la vida no es sólo lo que transmiten los
cuentos de hadas y esto es algo que debemos tener muy presente en la crianza de
nuestros pequeños. Solo así les daremos habilidades para minimizar el
malestar y prevenir los problemas psicológicos que se derivan de las propias
dificultades vitales.
Esto les ayudará a crecer sanos y a desarrollar una personalidad
saludable que se enfoque en el bienestar y en la calidad de vida. Así, las
bases de este mismo fortalecimiento se asientan en 3 pilares:
- El equilibrio emocional.
- Las relaciones interpersonales satisfactorias.
- El desarrollo personal-profesional.
La niñez es una etapa crucial para adquirir y desarrollar
las competencias psicológicas que permiten una evolución favorable de
estos tres pilares de nuestro bienestar. Sin embargo, como venimos
comentando, como sociedad primamos en nuestros niños el desarrollo de
competencias académicas, olvidándonos de ayudarles a pensar, sentir y actuar de
forma más beneficiosa.
«A lo largo de la vida resultan esenciales una mayor autoconciencia, una
mejor capacidad para dominar las emociones perturbadoras, una mayor
sensibilidad frente a las emociones de los demás y una mejor habilidad
interpersonal, pero los cimientos de estas aptitudes se construyen en la
infancia».
-Daniel Goleman-
La asignatura de su vida más importante no son las matemáticas
La asignatura más importante en la vida de nuestros niños no son las
matemáticas ni las ciencias o la lengua sino su capacidad para adaptarse
al entorno, manejar sus relaciones, sus emociones y sus pensamientos. Para esto
es principal que la educación empiece por nosotros.
O sea que, si queremos ayudar a nuestros pequeños a gestionar
su enfado, no podremos hacerlo si explotamos cada vez que algo no nos
gusta. Del mismo modo, si no estamos bien, no educaremos de la forma correcta.
Por ejemplo, no conseguiremos calma y motivación en nuestros niños si
tenemos altos niveles de estrés y de frustración.
No medir el afecto es esencial para transmitir amor a nuestros
niños; el exceso de afecto no los consiente, lo hace el hecho de darlo tras
episodios negativos de mala conducta. No es adecuado reforzar la desmotivación
ante las tareas escolares, pero sí que lo es no apoyar al niño cuando comprende
la enseñanza del error de no hacer los deberes o no estudiar. Además, es
importante que destaquemos que:
- Es adecuado dar afecto físico; es
decir, abrazos, besos, caricias, miradas…
- Debemos elogiar los logros de los niños de
manera correcta.
- Debemos estar dispuestos a ver y responder a
las necesidades emocionales de los niños.
- Debemos proporcionar un refugio seguro en el
que el niño sienta nuestro apoyo.
Es clave que nos interesemos por sus motivaciones, intereses y
preferencias. Asimismo, es importante que nos impliquemos en la escuela y
que evitemos entrometernos en la vida de los niños de manera crítica y
desafiante.
Pero, sobre todas las cosas, no podemos definirnos en base a las notas
escolares. Ellos no son listos o tontos ni buenos ni malos, son ELLOS en esencia
y con libertad.
Publicado por Encuentra.com
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