Papa Francisco | Patricia Ynestroza/VN
El Papa: Vivir la fe con un humilde amor a Dios, entregándolo
todo a Dios
El
Pontífice nos alertó en su alocución sobre las falsedades del corazón, sobre la
hipocresía, ¡que es una enfermedad peligrosa del alma!, y es algo que se ve en
tanto lugares, señaló, es el clericalismo. Francisco nos aconsejó que sigamos
el modelo de la viuda del Evangelio de hoy, “aprendamos de ella: una fe sin
adornos externos, sino sincera interiormente; una fe hecha de humilde amor a
Dios y a los hermanos”.
El
Papa Francisco, en su alocución antes del rezo mariano del Ángelus, retomando
el Evangelio del día, afirmó que la Liturgia de hoy nos “pone delante de un
sorprendente contraste”: los ricos, que dan lo superfluo para hacerse ver, y
una pobre mujer que, sin aparentar, ofrece lo poco que tiene.
“Jesús
mira dos escenas. Y es precisamente este verbo –“mirar”- que resume su
enseñanza: a quien vive la fe con duplicidad, a esos escribas, “debemos mirar”
para no convertirnos como ellos; mientras que a la viuda debemos “mirarla” para
tomarla como modelo. Detengámonos en esto: tener cuidado con los hipócritas y
mirar a la pobre viuda”.
“No
ser hipócritas, viviendo de la apariencia”
Francisco
nos alertó, sobre todo, a no seguir el modelo hipócrita de los escribas, que
“cubrían, con el nombre de Dios, la propia vanagloria y, aún peor, usaban la
religión para atender sus negocios, abusando de su autoridad y explotando a los
pobres”. El Papa nos pide que no sigamos el modelo de los hipócritas, que basan
su vida en el culto de la “apariencia, de la exterioridad, sobre el cuidado
exagerado de la propia imagen. Y, sobre todo, estar atentos a no doblegar la fe
a nuestros intereses”.
Una
advertencia, la de Francisco, actual, hoy y siempre, actual para cada uno de
nosotros, para la Iglesia y la sociedad. Y se ve tanto en muchos lugares, dijo,
es el clericalismo. Pidió que no nos aprovechemos nunca de nuestro papel, de
nuestro cargo, para “aplastar a los demás, ¡nunca ganar sobre la piel de los
más débiles! Y estar alerta, para no caer en la vanidad, para no obsesionarnos
con las apariencias, perdiendo la sustancia y viviendo en la superficialidad”.
Nos
invita a cuestionarnos en nuestras acciones y en lo que pregonamos, hacer ese
examen de conciencia, preguntarnos si deseamos ser apreciados y gratificados o
damos un servicio a Dios y al prójimo, especialmente a los más débiles.
El
Pontífice nos alertó en esta alocución sobre las falsedades del corazón, sobre
la hipocresía, ¡que es una enfermedad peligrosa del alma! Señaló. La hipocresía
afirmó, es un juzgar por debajo, aparecer de un modo y por debajo tener otro pensamiento,
personas con el alma doble.
Sanar
de la hipocresía siguiendo el modelo de la viuda
Tras
alertarnos para que no caigamos en la falsedad, en la hipocresía, abusando de
los más débiles, Jesús, dijo el Papa, nos invita a seguir el modelo de la pobre
viuda, a mirar a la pobre viuda, para sanar de la enfermedad de la hipocresía.
“El
Señor denuncia la explotación hacia esta mujer que, para dar la ofrenda, debe volver
a casa sin siquiera lo poco que tiene para vivir. ¡Qué importante es liberar lo
sagrado de las ataduras con el dinero! Pero, al mismo tiempo, Jesús alaba el
hecho de que esta viuda da al Tesoro todo lo que tiene. No le queda nada, pero
encuentra en Dios su todo. No teme perder lo poco que tiene, porque tiene la
confianza en el tanto de Dios, que multiplica la alegría de quien dona”.
En
su alocución, Francisco nos recordó que Jesús propone la viuda, como maestra de
fe:
“Ella
no frecuenta el Templo para tener la conciencia tranquila, no reza para hacerse
ver, no hace alarde de su fe, sino que dona con el corazón, con generosidad y
gratuidad. Sus monedas tienen un sonido más bonito que las grandes ofrendas de
los ricos, porque expresan una vida dedicada a Dios con sinceridad, una fe que
no vive de apariencias sino de confianza incondicional”.
Francisco
nos alertó de no ser hipócritas, una enfermedad peligrosa, que la podemos
curar, aprendiendo del ejemplo de la viuda, con su fe “sin adornos externos, sino
sincera interiormente; con su fe hecha de humilde amor a Dios y a los
hermanos”.
Publicado
por Vatican News
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