Fe y Vida | Alejandro Fernández/FA
Pregón para una Navidad atrevida
La
Navidad es siempre una disculpa apasionante para ponernos a la escucha y
percibir la Presencia de Dios que se abre paso, a fuerza de amor encarnado y de
brisa suave, en las vidas y en los acontecimientos de nuestra historia. Sí, Él
viene. Viene siempre…
Navidad,
misterio y nostalgia, provocación y compromiso, para convocarnos a la
militancia contra los conformismos paralizantes y las propuestas vacías de vida
y de encarnación. Para mirar al mundo con ojos agradecidos; porque este mundo,
el de hoy, el nuestro, es el pesebre donde llora el Niño de María. Incluso o,
sobre todo, en tiempo de Pandemia. Amenazados por la variante Ómicron.
Hay
una humanidad herida y enferma, contaminada y perimetrada, que espera y ansía
ser redimida de la falta de futuro, de la injusticia estructural, de la
insolidaridad de mármol, de las pateras de la desesperación. La Navidad no
puede ser, en este contexto, una propuesta de imagen, de papel de envolver, de
música celestial, de consumo, de rebajas…
La
presencia de Jesús, el Hijo de Dios, el encarnado entre nosotros, resuena como
un zumbido y una propuesta humanizadora que quiere tocar las carnes de cada uno
de nosotros, de cada ser humano, hombre y mujer, para sanarnos, para
encendernos, para poner en nuestros ojos un destello de luz y de ternura que
nos convoque al gozo de ser humanos. Descubrimos que Dios habita la realidad
más humana de la vida y sabe a caricia y a pan recién cocido. ¡Qué niño tan
divino!
Y
nosotros, como pastores y magos convocados a Belén y emocionados por el Niño
que nos ha nacido, queremos ser testigos de su bondad, aquí y ahora.
Somos
muchos los que hemos sido impactados por el Sol que nace de lo alto y no
podemos callarlo más. Nuestras comunidades, ataviadas para la fiesta, se
sienten convocadas a la celebración y al gozo. Es Navidad. El Enmanuel, el
Dios-con-nosotros, nos ha seducido para constituirnos espacios naturales de
Dios, contemplativos y profetas, abarrotados de pasión por la humanidad.
¡Entonemos jubilosos el villancico de la gratuidad!
Hay
muchas realidades de nuestra tierra que nos tocan el corazón, desde el Jesús
encarnado en Belén, a las que queremos salir al encuentro; a las que estamos
saliendo al encuentro ya desde las diversas realidades que nos tocan vivir: Las
guerras que aún se alientan desde los poderosos, el escándalo de las mujeres
maltratadas, el terrorismo totalitario y deshumanizador, la inmigración
utilizada políticamente, el dolor y el olvido de tantas víctimas, la apuesta
subvencionada por la muerte con la ley
de la Eutanasia, el horror del sufrimiento de los niños, la vergüenza de la
división entre los cristianos, los fanatismos y las guerras santas, el pecado
de los muros en Israel, en México, en Ceuta y Melilla… ¡Basta de Herodes!
Navidad
es la prueba de que otro mundo es posible, también en las periferias y
fronteras de la vida.
No
tenemos, es verdad, respuestas y soluciones infalibles a tanta desgracia
acumulada en nuestra tierra; pero queremos estar ahí, sentirnos cercanos y
misericordiosos con todos los que caminan agobiados y sin esperanza. Queremos
regalar nuestra oración y nuestro aliento. Hay que salir al encuentro de todos,
de todos, de todos…
Entre
tantas ofertas de temporada hay una Navidad por estrenar. Esa Navidad que puede
ser la tuya, la mía, la nuestra.
¿Quién
ha dicho que este año no hay Navidad? Será el año con la Navidad más especial
de cuantas hemos celebrado en los últimos años porque valoraremos lo que valen
las pequeñas cosas de la vida: Un abrazo, un beso, un te quiero, te necesito,
me haces falta, te he echado de menos…
¡Señor,
que vea tu estrella!
Publicado
por Feadulta.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Promueve el diálogo y la comunicación usando un lenguaje sencillo, preciso y respetuoso...