Cultura y Vida | Juan Carlos RodrÃguez/VN
Un rey, tres culturas y una fe
Se
cumplen 800 años del nacimiento en Toledo de Alfonso X, el monarca que recogió
en las ‘Cantigas de Santa MarÃa’ su devoción mariana, que extendió por toda
España
Alfonso
X el Sabio, trovador de la Virgen, fue mucho más que el rey de las tres
religiones, tÃtulo con el que él se denominaba. “La imagen de Alfonso X es la
de monarca erudito, también la de soberano del cristianismo, judaÃsmo e
islam. Pero, ¿hasta qué punto se ajusta a la realidad esta fama de
estadista tolerante? En algunos aspectos, ejerció una autoridad intransigente,
en nombre de la única fe que estimaba verdadera. En otros, demostró un
respeto a las minorÃas confesionales que hoy nos puede parecer adelantado a su
tiempo”, explica el historiador Francisco MartÃnez Hoyos.
Ochocientos
años después de su nacimiento en Toledo, el 23 de noviembre de 1221, la imagen
del Sabio está distorsionada. No fue rey de las tres religiones; más bien, si
acaso, de las tres culturas. Asà lo describe Cristina Jular Pérez-Alfaro, del
Instituto de Historia del CSIC. “Es un rey medieval de la Reconquista
–puntualiza–. La admiración del monarca por la herencia arabo-islámica y
hebraica fue auténtica, como también lo fue el abierto y radical contraste
entre el trato de favor y respeto que prodigó a sabios de ambas religiones
respecto al duro tratamiento que infligió a las minorÃas judÃas y mudéjares,
asà como a las poblaciones musulmanas conquistadas”.
El
reino cristiano más grande y poderoso de la PenÃnsula
No
obstante, Jular describe a Alfonso X el Sabio como “uno de los monarcas más
sorprendentes de toda la Edad Media. Heredero de los reinos de Castilla y León
–unidos definitivamente desde 1231 por su padre, Fernando III el Santo– más el
territorio andalusÃ, ganado por las armas a los musulmanes, disponÃa de bases
sólidas para establecer el reino cristiano más grande y poderoso de la
PenÃnsula. Fue un monarca de dimensiones internacionales, firme candidato al
solio imperial”. Fracasó, sin embargo, en su obsesión por ser emperador del
Sacro Imperio Romano Germánico, al que se accedÃa por elección papal.
Culto,
polÃglota, poeta, desde que ascendió al trono en 1231, fue un rey
indudablemente católico, devoto de la Virgen MarÃa, a la que consagró su trono
y hasta su polÃtica. Asà queda patente en las Cantigas de Santa MarÃa, obra
cumbre del scriptorium que erigió en la Corte y de las que, en buena parte, fue
autor.
“Reúne
más retratos de Alfonso X que ninguna otra obra, pero en ellos aparecen otras
dimensiones de la imagen del rey”, describe Inés Fernández-Ordóñez, comisaria
de la exposición Los libros del rey Sabio, que le dedica la Biblioteca Nacional
de España. “No pocas cantigas son biográficas y cuentan episodios de su
vida o acontecimientos en los que intervino”, prosigue.
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