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¿Cómo podemos enseñar a nuestros hijos la fuerza de voluntad?
Esta
virtud es clave para el éxito en la vida, pero se necesita un poco de
planificación para ayudar a nuestros hijos a desarrollarla.
Que
hagan su tarea cuando lleguen del colegio, que organicen su habitación antes de
ir a jugar, que practiquen un instrumento musical o hagan su entrenamiento
deportivo, todas estas situaciones requieren fuerza de voluntad y ahí estamos
los padres para apoyarlos y motivarlos.
Así
que a continuación compartimos una serie de consejos para fomentar en los niños
la fuerza de voluntad, para desarrollarla y mantenerla.
1.
Tu ejemplo
El
primer consejo, y lo ha escuchado miles de veces, es ser un buen ejemplo. Si
ven a su padre o madre arrojarse en el sofá después del trabajo y esperar a que
otras personas hagan todo por ellos, no aprenderán la fuerza de voluntad.
Entonces,
para que los niños tengan fuerza de voluntad, lo primero que debemos hacer como
padres es ponerlo en práctica. ¡Las oportunidades para que modelemos el buen
comportamiento son infinitas!
2.
Paciencia
A
los niños les gusta el orden. Se sienten felices y seguros cuando saben lo que
vendrá después. Sí, son impacientes por naturaleza, pero también disfrutan
jugando juegos de turnos. Tanto en la escuela como en casa, necesitan aprender
a esperar, que no todos los deseos deben o pueden ser satisfechos de inmediato.
Por
ejemplo, si quieren ver una película antes de hacer su tarea, puedes enseñarles
que es mejor disfrutar del tiempo frente a la pantalla después de que terminen
las tareas escolares. Incluso lo disfrutarán más con la satisfacción de haber
terminado primero sus deberes.
Por
cierto, te recomiendo que no les des a tus hijos un “día libre” en estos
asuntos. Los pequeños a menudo no entienden el concepto de excepciones y las
exigirán una y otra vez.
Además
de eso, ganar fuerza de voluntad requiere tiempo y repetición. La constancia es
esencial para que la fuerza de voluntad eche raíces. Si queremos que una rutina
se lleve a cabo de forma natural y con el mínimo estrés, debemos intentar no
romperla.
3.
Priorizar
Establecer
prioridades claras y ceñirse a ellas es fundamental para nuestras vidas y las
de nuestros hijos. Cuando son muy pequeños, decidimos prácticamente todo por
ellos, pero a medida que crecen, comienzan a tomar decisiones por sí mismos.
La
vida está llena de una decisión tras otra, por lo que es esencial que nuestros
hijos aprendan a discernir lo que es esencial y lo que no lo es. Queremos que
diferencien fácilmente entre un deseo y una necesidad, si algo es una
obligación, etc. Pueden aplicar este discernimiento en pequeñas cosas, como
dejar el postre para después del almuerzo o hacer un esfuerzo constante para
practicar un instrumento musical. Cuanto antes aprenda una persona a establecer
prioridades, más ordenada será su vida y su mente.
4.
Planificar
Formar
un hábito de planificación complementa los puntos anteriores. Es una
combinación de priorizar lo que tenemos que hacer y ser lo suficientemente
pacientes para hacer las cosas en el orden correcto, en el momento adecuado, y
no siempre hacer las cosas más divertidas primero. La programación y la planificación
son herramientas fundamentales para el funcionamiento de la sociedad, de la
escuela a la empresa, en el hogar y en la vida de cada persona. La
planificación y la organización nos hacen más responsables y nos dan control
sobre nuestras vidas.
Necesitamos
aprender a cumplir con las tareas que nos hemos asignado en los mejores
momentos.
5.
Reconocer los logros
La
fuerza de voluntad trae sus propias recompensas, pero nunca olvides señalar y
elogiar los logros de tus hijos. La satisfacción de alcanzar metas y establecer
rutinas productivas es fabulosa, pero si los que te rodean también reconocen tu
esfuerzo, te sientes aún más animado.
Queremos
que nuestros niños sean líderes fuertes como adultos, y que logren sus metas
sin miedo al esfuerzo y sin pereza. Para hacer eso realidad, animémoslos.
Si
cometen un error, debemos ser empáticos con ellos y ayudarlos a aprender de su
fracaso. Cometer errores es la forma en que todos aprendemos. Con la ayuda de
la fuerza de voluntad, su progreso les hará sentirse orgullosos de sí mismos.
Publicado
por LaFamilia.info (original de Aleteia.org)
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