Papa Francisco | Sebastián Sansón Ferrari/VN
Francisco: “Atento al mundo es el que no se queda en el
balcón”
Frente
a las 33 participantes en el XX Capítulo General de las Hijas de María
Santísima del Huerto, el Papa dirigió un discurso esta mañana en la Sala del
Consistorio, invitándolas a seguir con su misión atentas al mundo, a las
necesidades de las "periferias existenciales". Les recordó la
importancia de acercarse a los hermanos que más sufren: "Tocar con la mano
nos humaniza", afirmó el Santo Padre.
En
la mañana del sábado 26 de marzo, Francisco recibió, en la Sala del Consistorio
del Vaticano, a las Hijas de María Santísima del Huerto, quienes comenzaron su
XX Capítulo General el 18 de marzo.
El
Papa las saludó y se detuvo en el sentido del Capítulo, que, en cada familia
religiosa, representa un “momento fundamental del camino de su vida, significa
encuentro, diálogo, responsabilidad, comunión evangélica”. Al Pontífice le
agradó el hecho de que las Hermanas decidieron poner los trabajos del Capítulo
General y sus frutos bajo la custodia de San José, pues iniciaron en la víspera
de su Solemnidad. “Él, el artesano de Nazareth, que también con su trabajo,
participó en el designio de salvación y lo sirvió fielmente, como hombre justo
que era”, subrayó.
Según
el Obispo de Roma, este modelo de San José también está presente en el Fundador
de la congregación, San Antonio María Gianelli, a quien consideró “un apóstol
del Evangelio del trabajo, elemento esencial de la vida personal, familiar y
social”. Él fue, puntualizó Francisco, un “celoso trabajador en el campo del
Señor, dedicado al servicio a la Palabra de Dios, tanto en la predicación como
en los hechos”.
En
la predicación –subrayó el Pontífice- Gianelli testimoniaba y proclamaba la fe
en la providencia de Dios. “Con sus obras de misericordia mostró el camino de
la santidad y atrajo a la gente a seguirlo, dando ejemplos de caridad concreta
y solidaria con los más pequeños y marginados de la sociedad”, añadió.
Atentas
a las necesidades de las “periferias existenciales”
En
1829, como explicó Francisco, San Antonio María Gianelli dio vida a un servicio
caritativo confiado a algunas mujeres, llamadas “Damas de la Caridad”, del que
tomó forma el Instituto de las Hijas de María Santísima del Huerto, más
conocidas como Gianellinas.
“En
poco tiempo se han dado a conocer en diferentes partes del mundo y buscaron
cumplir con la vocación recibida, llevando a cabo la misión evangelizadora con
el trabajo de la caridad”.
Las
religiosas eligieron el lema “Atentas al mundo, con el corazón en Dios” para el
Capítulo General, que “traduce bien la inspiración gianelliana de cuidar, de
ser prójimo, de hacer el bien, enraizado en la vida consagrada al Señor”,
consideró el Santo Padre. “Ciertamente se han preguntado cómo responder al
desafío actual de una cultura de la autorreferencialidad, de la indiferencia y
del egoísmo, que perturba el orden de las relaciones humanas y abre los
múltiples atajos de la esclavitud, la injusticia y la explotación, que ofenden
la dignidad de las personas”, agregó.
Francisco
se refirió a la presencia de las Hermanas en distintos países, donde encuentran
“tantas situaciones de sufrimiento, pobreza, prepotencia”.
“También
vuestra misión de evangelizar tiene obstáculos y resistencias, pero, sobre el
ejemplo de San Antonio Gianelli, en lugar de desanimarse, afronten estas
dificultades con confianza y esperanza, sabiendo que ustedes mismas son las
primeras pobres y necesitadas de Dios. Esta actitud humilde y valiente se
asemeja a la de la Virgen María ante sus pruebas. Hace de cada una de ustedes
una buena tierra en la que puede brotar la semilla de la caridad, que están
llamadas a ‘regar’ cada día con la oración, especialmente con la adoración,
para permanecer ‘con el corazón en Dios’, como dice vuestro lema”
La
atención como realismo, sencillez
Con
estas raíces y con esta solidez interior, afirmó el Papa, “ustedes pueden salir
a las calles del mundo y pueden hacerse, como se proponen, “atentas al mundo”. Francisco
les sugirió dos simples consejos para su reflexión y camino.
La
primera es: “Atento al mundo -en el sentido evangélico- es alguien que sabe
sorprenderse, alguien que está abierto a captar las semillas del reino de Dios
presentes en la realidad, porque sabe que el Espíritu Santo está siempre
actuando y actúa libremente y a menudo de forma sorprendente”. Francisco aclaró
que “atención” no significa juicio, prejuicio, sospecha, desconfianza o miedo,
sino “sano realismo, sencillez, sabiendo tomar las situaciones y las personas
como son, y acompañándolas en el camino de la cercanía a Dios y de la madurez
en el Señor”.
El
segundo fue acercarse, agacharse, tocar con la mano, porque “tocar con la mano
nos humaniza”, dijo, no quedándose en el balcón: “Esta es una de las cosas más
feas, el cristiano que está en el balcón”. En este sentido, el Papa recordó uno
de sus términos recurrentes, balconear, que alude a la actitud de mirar las
cosas con asepsia, sin entrar en contacto con el mundo.
“Normalmente,
cuando ... en las confesiones o en el diálogo, le pregunto a una persona:
"Pero dime: ¿tú das limosna?". - "Sí, Padre: doy limosna" -
"Y dime, cuando das limosna, ¿tocas la mano de la persona que pide, o le
miras a los ojos?" - "Pero, no sé...": esta limosna no es tuya,
mecánica. Si eres capaz de tocar, de mirar a los ojos, eso es hermoso. Eso es
importante: no balconear, tocar. Atención, pues, como proximidad, para
convertirse en vecino, para cuidar”
“Cada
vez que nos acercamos a una persona con caridad, con amor, le devolvemos su
dignidad”, enfatizó.
Publicado
por Vatican News
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