Opinión | Faustino Vilabrille
Propuestas para el Sínodo de la Sinodalidad Universal
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OCTAVA: Jesús de Nazaret estuvo siempre al
lado de los más últimos de los últimos en aquella Galilea empobrecida y
dominada por el poder absoluto del Imperio de Roma, donde pululaban por todas
partes toda clase de enfermos y gentes hambrientas, que curaba sin parar y
alimentaba. Hoy miles de personas, la mayoría niños, mueren cada día de hambre
y enfermedades curables. La Iglesia debe hacer de inmediato cuatro
cosas:
1ª.-Poner, de
manera inteligente, responsable y controlada todos bienes que tiene, al
servicio de los más empobrecidos del Planeta, sean quienes sean y de donde sean: Hay cientos de
misioneras y misioneros trabajando en condiciones de miseria, mientras en los
países desarrollados construimos iglesias de lujo cada vez más vacías, y ellos
no tienen medios económicos para ejecutar un programa de animación y educación
popular, construir un centro nutricional, ni un dispensario para vacunar y
mucho menos una clínica u hospital, ni siquiera para dar a luz, empastar una
muela, detectar una miopía, operar una apendicitis, o crear una escuela.
2ª.-Denunciar
de manera concreta los gastos militares, la carrera de armamentos y el negocio
de las armas, con cifras y
datos concretos, no aisladamente, sino en conjunto y al unísono, todas las
Comunidades Parroquiales, Diocesanas, Nacionales y Continentales. Los gastos
militares son una ofensa obscena a la dignidad humana, y por tanto a Dios.
3ª.-Denunciar
de la misma manera, con cifras y datos concretos, a las Compañías
Multinacionales por los daños y estragos que están haciendo en el Tercer Mundo: expoliando tierras de cultivo,
explotando materias primas con mano de obra esclava, contaminando tierras y
aguas, dejando a millones de personas sin medios de vida y enriqueciendo
desaforadamente a otras, que pueden permitirse toda clase de caprichos y
abusos, incluidos cruceros de lujo y viajes al espacio.
4ª.-Movilizar
a cada una de las Comunidades Parroquiales y Diocesanas a asumir un compromiso
concreto, con otra Comunidad del Tercer mundo y establecer entre las dos una constante
intercomunicación e intercambio, económico e interpersonal, para
enriquecimiento mutuo en la solidaridad, la fraternidad y la vivencia del
Evangelio. En cada Comunidad han de existir dos equipos:
-un equipo
dedicado a la atención de personas que pasan toda clase de necesidades dentro
de la propia Comunidad o fuera de ella.
-otro equipo
dedicado al Tercer Mundo, con dos tareas principales: sensibilizar a la Comunidad
sobre todo lo que pasa a los empobrecidos, principalmente de África, América
del Sur, India y Bangladés, que son actualmente las regiones del planeta más
empobrecidas, poniendo cara y nombre las causas y los causantes de tales
terribles situaciones.
NOVENA: Todos
los Consejos Pastorales han de hacer Rendición de Cuentas Pastoral a la
Comunidad a la que
representan, explicando las actividades y gestiones realizadas, los resultados
obtenidos, las dificultades encontradas, los planes a desarrollar a corto,
medio y largo plazo.
DÉCIMA: Las
Celebraciones religiosas de la Comunidad, especialmente la Eucaristía, no han
de ser algo ritual, sino que deberán hacerse cuando haya algo que celebrar, como una fiesta, una inauguración, un
problema que afrontar, una necesidad que resolver, una familia que acompañar.
Han de ser preparadas por un equipo elegido a tal efecto por la Comunidad que
elegirá las lecturas, la música, la forma de participación de toda la
Comunidad, que habrá de decidir cómo y cuándo (días, lugares, horas, etc.) en
que deban hacerse las Celebraciones.
Las
celebraciones sacramentales han de tener siempre carácter Comunitario. Aunque asista un ministro ordenado
debe ser un laico el que presida las celebraciones y dirija su desarrollo ordenado.
La llamada homilía, podrá ser desarrollada por un ministro ordenado o un laico,
preparada por un equipo, y en cuanto sea posible, dialogada, buscando espacios
adecuados para el diálogo. Las lecturas de las celebraciones serán elegidas en
función de la situación concreta de cada Comunidad y el motivo de la
celebración concreta por la que se celebre.
UNDÉCIMA: Es necesaria la existencia
de Equipos competentes de Investigación Económico-Social, tanto en el plano
técnico como ético, que elaboren informes y hagan propuestas que faciliten a
los Consejos Pastorales tomar las decisiones más favorables y necesarias para
el bien de las Comunidades particulares y de toda la Iglesia en general, así
como que elaboren materiales asequibles para desarrollar cursos de educación
popular, que permitan a las personas desarrollar su conciencia crítica,
política e histórica, como seres humanos y como creyentes.
DUODÉCIMA: Las Redes Sociales son
un medio de comunicación cada vez más universal e influyente. La Iglesia, ha de
tener sus medios propios de comunicación social para la difusión del mensaje de
Jesucristo, siempre coherente con el Evangelio en su totalidad e integridad,
jamás escorada hacia posiciones que supongan la más mínima mutilación o
segmentación del mensaje del Evangelio. Así mismo su relación con todos los
demás medios de comunicación ha de ser siempre respetuosa, transparente,
fluida, acogedora y abierta.
DECIMOTERCERA:
La Biblia, y sobre todo el Evangelio, son un tesoro que aún está sin descubrir en todas
sus dimensiones, y que han de ser el manual diario de la Constitución de la
Iglesia. Por tanto, han de elegirse para las Celebraciones textos que tengan
relación directa con la realidad de cada momento histórico concreto y
con cada situación en particular, teniendo en cuenta cuales son los valores que
tenemos que potenciar constantemente: la justicia, la solidaridad, el amor, la
fraternidad, la ética, la igualdad, la lealtad, la vida, la paz, la felicidad,
el cuidado de la creación. Es decir, todo aquello que facilite una vida más
digna y gratificante para todos y para todo.
DECIMOCUARTA: En coherencia con todo lo
anterior, el Vaticano con todos sus montajes económicos,
diplomáticos, burocráticos, sus turbios manejos des dineros destinados a los
pobres e invertidos en otras cosas, sus acciones en empresas multinacionales,
en negocios inmobiliarios, su falta de compromiso suficiente con los estándares
mundiales de transparencia económica, necesita una profunda
transformación. El propio Francisco afirmó que "que la maquinaria
burocrática de la Iglesia católica necesita «dolorosas y prolongadas» acciones
de limpieza"
DECIMOQUINTA: Jesús seducía a la gente y lo
seguían en masa de todas partes. Hoy a la gente la seducen las máquinas, la
propaganda y el consumismo, que la esclavizan miserablemente, produciendo
desigualdades económicas cada vez más grandes, que desquician a la humanidad y
a las personas.
El mundo, y
por supuesto, los cristianos necesitamos volver a Jesucristo, que es nuestro
modelo de hombre. Creer en
Jesucristo es seguirlo. Por tanto, nuestro compromiso ha de ser seguir siempre
a Jesucristo, el gozne en torno al cual ha de girar toda nuestra vida. El pasó
haciendo el bien y curando a todos los oprimidos por el mal (Hechos 10,38). Es
lo que tenemos que hacer nosotros: seguir a Jesucristo haciendo lo que El hizo:
ir por la vida haciendo el bien y curando los males y sufrimientos de la gente,
con la cual El mismo se identificó: "tuve hambre y me disteis de comer,
tuve sed y me disteis de beber, estuve enfermo y me atendisteis, estuve desnudo
y me vestisteis, fui forastero y me acogisteis, estuve en la cárcel y fuisteis
a verme. Cuando lo hicisteis con ellos a Mi Me lo hicisteis".
No vamos a
ciegas: Esto da el sentido último y más profundo a nuestra vida. Todos aspiramos a vivir para siempre:
esa VIDA PARA SIEMPRE es la que Jesús nos garantiza, que tiene que ser el
destino definitivo de toda la Humanidad y toda la Creación.
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