Educación | Universidad Pontificia Comillas
Las
implicaciones filosóficas del Metaverso
Una jornada aborda el
concepto de fraternidad en los mundos digitales paralelos
La Cátedra
Hana y Francisco José Ayala de Ciencia, Tecnología y Religión organizó un
encuentro para analizar la nueva tecnología del Metaverso desde
el punto de vista tecnológico, ético y filosófico. En colaboración con la Pontificia Academia para la Vida se
plantearon cuestiones como qué supone el Metaverso para la vida, a
qué desafíos nos enfrenta o qué lugar ocupa allí la fraternidad.
“¿Qué somos en
el Metaverso?”, se preguntó Alex Rayón, vicerrector de Relaciones
Internacionales y Transformación Digital de la Universidad
de Deusto. “Vivimos una nueva era de la computación, tratando de
hacer indistinguible el mundo físico y digital: aspiracionalmente,
ahí se sitúa el Metaverso”, aseguró, y cuestionó que “estos mundos virtuales en
los que creamos nueva frontera de la civilización, no hay estado de
derecho, ni espacios comunales ni de fraternidad, cada uno de nosotros es un
avatar y donde hay empresas privadas poniendo reglas de juego”.
Rayón se
mostró preocupado por las reglas del juego del Metaverso, y por cuestiones como
los delitos mercantiles, de apropiación cultural o de diversidad –“la mayoría
de avatares son hombres y tienen aspecto caucásico”, aseveró–. En este sentido,
la profesora e investigadora del Instituto de Investigación Tecnológica,
Sara Lumbreras, avisó de la “relación entre desafíos técnicos a
los que nos enfrenta el Metaverso y la naturaleza humana, porque están
relacionadas”.
Lumbreras
avisó del vínculo que existe entre el Metaverso y los videojuegos, donde
también se han ido creando “economías paralelas relacionadas con la
economía real”. Y puso cifras: el uso de videojuegos creció un 20%, y su
negocio global ya equivale al 10% del PIB español y es el doble que el de la
música. “El Metaverso tiene un componente evasivo que nos desconecta de nuestro
cuerpo y de la realidad en sí misma”, dijo Lumbreras, que añadió: “El Metaverso
reflejará lo que somos y lo que queremos ser”.
La jornada
contó con la presencia de Monseñor Pierangelo Sequeri, presidente emérito del
Pontificio Instituto Juan Pablo II, que se refirió a la necesidad de recuperar
lo humano integral ante los nuevos dualismos tecnológicos. “La
cultura moderna concibe al ser humano como una máquina móvil, y la idea de
automatización, que está en una fase adolescente, no puede implicar que no haya
responsabilidad”, advirtió.
Por su parte,
Monseñor Vicenzo Paglia, Presidente de la Pontificia Academia para la Vida,
analizó la manera de recuperar la fraternidad en el contexto tecnológico
actual, y criticó el “individualismo radicas” de nuestro tiempo.
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