Actualidad Mundial | Francesca Sabatinelli
El
Líbano vuelva a ser un país que envía un mensaje de paz
A pocos días
de la votación, se espera que los ciudadanos no abandonen las urnas y que la
nueva clase política restablezca la soberanía en el país. Marwan Sehnaoui,
presidente de la Asociación de la Orden de Malta en el Líbano: el riesgo es que
se convierta en un simple recuerdo, un tema de estudio para las generaciones
futuras
"Es
hora de que el Líbano vuelva a ser un mensaje de paz. Es hora de que el Líbano
viva sin guerras, con fronteras seguras y reconocidas; el pueblo aspira a ello,
pero no tiene los medios para lograrlo solo". Desde Beirut llega un
llamamiento doloroso que, sin embargo, está impregnado de una fuerte esperanza,
como sólo pueden tener los que miran a la tragedia de frente. Marwan Sehnaoui,
presidente de la Asociación de la Orden de Malta en el Líbano, habló con
Vatican News y repasó los pasos que han herido de muerte a este país a lo largo
de los años. "Líbano lleva sufriendo desde 1973 -explica-, ha conocido la
guerra y la destrucción, ha visto derramar la sangre de inocentes, y en los
últimos años se ha ido debilitando y empobreciendo progresivamente hasta la
crisis de 2019. Hoy, el Líbano está clínicamente muerto, de hecho, está en
cuidados intensivos". Sehnaoui nunca ha callado sus críticas a la clase
política, a la que responsabiliza del sufrimiento de una población que hoy
"ve reducido a cero todo su patrimonio debido a las restricciones
bancarias". Un pueblo que es "víctima de una política totalmente
incapaz de comprender el drama en curso, agravado por la guerra de Ucrania, que
deploramos y nos entristece, pero que no hace más que empobrecer a nuestro
país, que ya lo ha perdido todo".
No denunciar significa traición
Dos ejemplos
dramáticos bastan para comprender lo que significa para un país que el 80% de
sus ciudadanos vivan por debajo del umbral de la pobreza. "Hoy
en día, para llenar un depósito de gasolina -continúa Sehnaoui- un trabajador
se gasta casi todo su salario mensual y utiliza lo que le sobra para obtener
una o dos horas de electricidad al día. La clase media ha desaparecido y el
futuro está en la oscuridad. Hay muchas personas, en primer lugar, el Santo
Padre, que tiene nuestra confianza incondicional, que dicen que esta Tierra
Santa libanesa ya ha sufrido demasiado y que la mayor tragedia puede ser su
desaparición, que la Tierra Santa del Líbano se convierta en un recuerdo,
enseñado a los estudiantes de las generaciones futuras, ya sea en historia o en
geografía". El éxodo de jóvenes talentos, médicos, ingenieros, es un hecho
cotidiano, que marca inevitablemente "el empobrecimiento a todos los niveles,
ya sea humano o cultural, de este país que Juan Pablo II consagró como un país
de mensaje para el mundo, al que Benedicto XVI vino a entregar una Exhortación
Apostólica (Ecclesia in Medio Oriente ed.) y que el Papa Francisco, como Juan
Pablo II, definió como Líbano -mensaje". De ahí la convicción de Sehanoui
de que guardar silencio, no denunciar lo que ocurre, podría considerarse una
traición al "Señor, a nuestra fe y a nuestro país".
Un voto para restaurar la soberanía
El próximo
15 de mayo marcará un momento crucial para el futuro de todos los libaneses.
Las elecciones parlamentarias se celebrarán por primera vez desde la revuelta
nacional de la población de 2019 y casi dos años después de la explosión en el
puerto de Beirut, que mató a más de 200 personas, arrasó varios barrios de la
capital y por la que el pueblo libanés sigue exigiendo verdad y justicia, sin
saber quiénes son los responsables. La votación del 15 de mayo, anticipada por
el voto de los libaneses que viven en el extranjero, debería marcar también la
formación de un gobierno que restablezca la soberanía en todo el país y
conduzca a la disolución de las milicias, tal y como han pedido durante años
las Naciones Unidas, que ponga en marcha las reformas necesarias para levantar
un país aplastado por la crisis económica, la corrupción y la inflación. Según
los datos publicados por la ONU, unos 2,5 millones de personas, entre
libaneses, inmigrantes y refugiados palestinos, necesitan ayuda humanitaria, a
los que hay que añadir 1,5 millones de refugiados sirios.
El llamamiento de los obispos
En los
últimos días, los obispos del país han hecho un importante llamamiento a los
responsables de las instituciones y de las fuerzas políticas, pidiéndoles que
garanticen el buen desarrollo de la votación y la participación masiva para
que, como indicó el cardenal patriarca de la Iglesia maronita, Bechara Boutros
Rai, en su homilía del domingo 1 de mayo, los libaneses puedan proteger su
derecho a la autodeterminación y evitar que el futuro del Líbano sea determinado
por quienes quieren provocar su colapso y borrar su identidad histórica.
"Si mi país hubiera tenido políticos atentos al sufrimiento humano, o
incluso mejor, a la dignidad humana - concluye Marwan Sehnaoui - nunca
habríamos llegado a este punto".
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