Vida Humana | E. M.
Me
cambiaste la vida
Te concebà sin siquiera pensarlo, no estabas en mi lista de
deseos en ese tiempo, pero llegaste asà sin avisar y sin estar lista. Llegaste
para hacerme vivir tan distintas sensaciones, emociones y experiencias.
Te vivà cuando solamente tú eras mi compañÃa, quien desde el
vientre me escuchaba mientras crecÃa, al que con cada dÃa que pasaba el cariño
que sentÃa prosperaba. No sabÃas que serÃas tan parecido a mÃ.
Lo sentÃ, desde
el segundo mes sentà que serÃas justo lo que habÃa pedido y aún no andaba
buscando, un varón y comprendà que tendrÃa el molde para armar un caballero.
Hiciste que creciera no sólo mi alma sino todo mi cuerpo y me
volviste hermosa, sensible, llorona, más fuerte, cuidadosa, toda una reina,
tanto que antes de pensar en mÃ, pienso en ti primero. ¡Cuántos cambios!
Pero también sufrÃ, sufrà cada patada y cada vez que te
escondÃas en mis costillas y te negabas a moverte de ahÃ. Sufrà verte crecer a solas, todos los cambios, las hormonas, las
diferencias de humor, los mareos, bajones de presión, un poco de depresión,
tristeza, la avalancha de sentimientos y el proceso de adaptarme y cambiar lo
que un dÃa fui por en lo que me convertÃ.
Recogà cada lágrima, cada dolor, cada mareo y sentimiento triste
para ponerlos en un saco y arrojarlo el dÃa en que mis ojos coincidieron con
los tuyos. El mismo dÃa que también yo
vine al mundo 25 años antes.
Puse en un odre todo lo que fui por todo en lo que me convertÃ:
madre, educadora, enfermera, psicóloga, entrenadora, reina, ama de casa,
maestra, formadora, deportista, estilista, mecánica, maestro constructor,
camionera y tantas cosas más. Me quité la ropa de mujer, los tacos, las
carteras y las cambié por ser tu mami, ropa cómoda, unos tenis y chancletas y,
un bulto donde cargo todo lo que nos hará falta cada vez que salimos a aventurar.
Cambié el cine por una noche de juegos o pelÃculas para dos, las
salidas por enseñarte a gatear o sentarme a jugar a las carreras con tus
camiones y carros, dormir temprano y hasta tarde por los desvelos y tu sonrisa
cuando despiertas primero.
Encontré con quien compartir mi pizza y helado, la comida, el
baile, los juegos y deportes. Tengo un doble de mi genio, mis expresiones, mis
gestos, mi forma de caminar y hasta mi forma de dormir. Te conseguà a ti.
Conseguà quien me ayudó a encontrar la paciencia donde no habÃa,
aprendà a disculparme por ti, aceptar que me corrijas y a dejarme guiar,
conseguà a quien me ayudó a cambiar el lenguaje y añadir más palabras a mi
vocabulario, encontré a quien contar historias e inculcar mis gustos musicales.
Pero sobre todo encontré quien me enseñó a amar de la forma más sincera y
humilde, sin temores, ni barreras.
Conseguà a quien enseñar a ser útil, tratar a una mujer con
delicadeza, hacer las cosas de la casa sin avergonzarse, asumir sus
responsabilidades, el gusto por las artes, carácter de asumir sus errores y sus
consecuencias.
Conseguà a quien quitó mi estándar de perfección enseñándome que
puedo equivocarme muchas veces pero que, supero la prueba cuando logro reconocer
mi error, corregirlo e iniciar de nuevo si es necesario.
Llegaste a cambiar mi vida, mis metas, prioridades y a
equilibrar mis deseos priorizando tu bienestar. Me enseñaste a vivir sin dejar
de sentir.
Me cambias la vida todas las mañanas, tardes y noches con sólo
sonreÃr. Me aceptaste tal como soy, asà de exigente, de juguetona, de cariñosa,
peleona, sobreprotectora. Me sorprendes con cada habilidad que tienes, cada
canción o historia que aprendes o comienzas a inventar, con cada logro, con
cada conversación que a tus dos años logras entablar. Siento que soy la más
privilegiada en tenerte y quiero conservar cada recuerdo en mi memoria para
poderte contar lo que hacÃamos cuando eras pequeño.
Has añadido a mis metas ser una mejor madre, mejor formadora,
mejor profesional, mejor deportista. Tuve que hacer ajustes en el camino para
adaptarme a ser dos y puede que las cosas tarden un poco más por llegar, pero
lo seguro es que llegarán.
Conseguà quien celebre mis logros, quien lloré mis tristezas,
quien me corrija, me de la mano cuando me caiga y me impulse a seguir adelante.
Conseguà sin buscarlo el impulso que nació de mi interior y me potencializa.
Te conseguà sin buscarte, sin planearte, sin esperarte y me
cambiaste.
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