Fe y Vida | Luis Miguel Modino/PC
Mons. Ojea: “El hombre tiene que decidir delante de Dios su
destino”
El
Evangelio de este 13º Domingo del Tiempo Común, “nos presenta a Jesús decidido
a subir a Jerusalén”, según nos recuerda Mons. Oscar Ojea, que afirma que, como
aparece en el texto: “endureció su rostro”. Para el presidente del episcopado argentino,
“nos recuerda un texto de Isaías, del siervo de Yahvé: ‘endurecí mi rostro como
el pedernal por eso jamás seré defraudado’”.
No
quieren entender la Cruz
Para
el prelado, “el Señor Jesús está decidido a cumplir la voluntad del Padre, está
decidido a ir a la Cruz. Pero sus amigos, los apóstoles, no lo entienden ni
quieren entenderlo. Entonces buscan cualquier alternativa, cualquier diagonal,
como para poder poner el problema aparte, no hablar de eso; quieren, cuando
pasan por los samaritanos, quieren hacer violencia con ellos porque no reciben
al Señor”.
Ante
esa actitud, el Obispo de San Isidro, insiste en que “este no es el camino”,
haciendo ver que “es notable la incomprensión que recibe Jesús de parte de los
apóstoles, es como si buscaran continuamente lotearse el Reino, dividirse el
Reino entre ellos y dejan solo a Jesús”, ante lo que hace ver “que notable, que
profundamente humano es todo esto; es pensar en la cuota de poder que yo voy a
adquirir cuando estoy siguiendo a una persona”.
Jesús
nos ofrece una libertad distinta
Frente
a esta actitud, el presidente de la Conferencia Episcopal Argentina insiste en
que “Jesús no tiene nada que ver con esto; Jesús nos ofrece una libertad
distinta, y por eso vienen estos tres ejemplos concretos: el Señor no nos
quiere engañar”. Mons. Ojea dice se fija en las palabras de aquel que le dice a
Jesús: “te seguiré adonde quiera que vayas”, ante las que el Señor le dice:
“las aves del cielo tienen sus nidos, los zorros tienen sus cuevas, pero el
hijo del hombre no tiene dónde reclinar su cabeza”.
“Para
poder en la vida definir un sentido, es necesario tomar una decisión profunda
que tiene que ver con dejar, con despegarse, de aquellos que influyen de alguna
manera sobre mí, mi familia, mis ancestros”, recuerda. Ante eso, afirma que “el
hombre es un singular, el hombre tiene su libertad, el hombre tiene que decidir
delante de Dios su destino, y a veces estamos tan teledirigidos, tan
dependientes de otros. Decimos lo que escuchamos, decimos lo que creemos que es
correcto decir, pero qué falta de pensamiento y qué falta de libertad hay en el
mundo en que vivimos”.
Desapegarnos
de lo que nos condiciona
Ante
esto el obispo sánela que “Jesús nos propone ponernos delante de nuestra
conciencia, poder despegarnos de aquello que nos condiciona para poder adquirir
esa libertad que no es cualquier libertad; no es la libertad egoísta, sino es
la libertad de servir a los demás. Así el Señor solo, pero solo con su Padre,
jugará la vida por nosotros en ese acto de suprema libertad que es la entrega
sin ningún modo de estar atado a otros sino porque el Señor decide, nos llama a
vivir en profundidad esa libertad”.
Finalmente,
Mons. Ojea invita a ponerse “delante de la Cruz de Cristo y agradezcámosle toda
esa libertad que él nos dio entregando su vida por nosotros y pidámosle ser
singularmente nosotros mismos y no fotocopias de los demás”.
Publicado
por Prensa Celam
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