In Memoriam | Salvatore Cernuzio
Falleció
Hummes, defensor de los pobres que inspiró al Papa el nombre de Francisco
El cardenal
franciscano, arzobispo emérito de São Paulo y prefecto emérito de la
Congregación para el Clero, ha fallecido hoy a la edad de 87 años tras una
larga enfermedad. Un ministerio, el suyo, dedicado en particular al
acompañamiento de los pueblos indígenas cuya voz llevó al Sínodo para la Región
Panamazónica en 2019.
"Omnes
vos fratres" ("Todos ustedes hermanos") se leía
en su escudo episcopal, haciendo eco de la expresión de San Francisco de
Asís, "Fratelli tutti", que también inspiró la última
encíclica del Papa. Otro claro signo de la unidad de intención y pensamiento
que le unía al otro Francisco, el Pontífice reinante, cuyo nombre – era inédito
al mundo hace diez años atrás, sin precedentes ni números – fue fruto de su
sugerencia. “Dom Cláudio”, como le llamaban cariñosamente quienes conocían al
cardenal Cláudio Hummes, ha fallecido hoy.
El cardenal
Odilo Pedro Scherer, arzobispo metropolitano de São Paulo, Brasil, dio la
noticia "con gran dolor" e invitó en un mensaje a la gente a rezar en
acción de gracias por la esforzada vida del difunto cardenal, pidiendo a Dios
que lo acepte y le conceda la vida eterna. Su cuerpo, dijo Scherer, será
expuesto para el velatorio en la Catedral Metropolitana de São Paulo, donde se
celebrarán misas para los fieles.
Un corazón para los pobres
Tenía 87
años el cardenal Hummes y un gran corazón que latía – y no hay retórica en
afirmarlo – por los "pobres". Los pueblos indígenas de la Amazonia,
como los misioneros consagrados y laicos; los sedientos y hambrientos del Sur
del mundo, como los trabajadores mal pagados o las víctimas del cambio
climático. Esos pobres estuvieron en su mente todo el tiempo, incluso en las
últimas votaciones del Cónclave de 2013 que eligió al arzobispo de Buenos
Aires, Jorge Mario Bergoglio. A su amigo argentino, sentado a su lado, cuando
alcanzó el número de votos necesarios para ser elegido, le susurró al oído:
"No te olvides de los pobres". De la intuición surgió otra intuición
del recién elegido Papa para la elección del nombre. El propio Francisco lo
reveló a los periodistas con los que se reunió el 16 de marzo de 2013:
"Tenía
a mi lado al arzobispo emérito de São Paulo y también prefecto emérito de la
Congregación para el Clero, el cardenal Claudio Hummes: ¡un gran amigo, un gran
amigo! Cuando la cosa se ponía un poco peligrosa, él me consolaba. Y cuando los
votos llegaron a los dos tercios, se produjeron los habituales aplausos, porque
el Papa había sido elegido. Y me abrazó, me besó y me dijo: '¡No te olvides de
los pobres! Y esa palabra entró aquí: los pobres, los pobres. Entonces,
inmediatamente, en relación con los pobres, pensé en Francisco de Asís".
Hummes y el pontificado de Francisco
Hummes se
alegró de esa elección y deseó al Papa, a través de los micrófonos de Radio
Vaticano, "un pontificado prolongado", porque, dijo, "la
Iglesia necesita este pontificado, la Iglesia necesita este proyecto que él
manifiesta y que ha puesto en marcha". Por la Iglesia, Hummes siempre
rezaba, para que se mantuviera siempre firme y unida, sin ceder ante las
amenazas externas e internas. "La Iglesia defiende su unidad como unidad
de la pluralidad. Las divisiones son un mal", afirmó el Purpurado, frente
a quienes querían cuestionar la autoridad del Papa. En esta Iglesia que deseaba
ser pobre y siempre "en salida", el arzobispo emérito de São Paulo
esperaba que resonara con fuerza la voz de los pueblos amazónicos, azotados por
la deforestación, los proyectos depredadores y las enfermedades de la tierra y de
las personas, además de los problemas pastorales.
Otro motivo
de gran alegría para el cardenal fue, en efecto, la convocatoria del Sínodo
para la Región Panamazónica en octubre de 2019, una oportunidad para centrar la
atención colectiva en una porción del mundo a menudo olvidada. Nombrado relator
general, en su informe introductorio propuso a los participantes de la Asamblea
centrar su trabajo en los nuevos caminos de la Iglesia en la Amazonia: la
inculturación y la interculturalidad, la cuestión de la escasez de presbíteros;
el papel de los diáconos y de las mujeres, el cuidado de la Casa Común en el
espíritu de la ecología integral. "Los pueblos indígenas han demostrado de
muchas maneras que quieren el apoyo de la Iglesia para defender y proteger sus
derechos, para construir su futuro. Y piden a la Iglesia que sea una aliada
constante", dijo el cardenal en el Aula Nueva del Sínodo. "Hay que
devolver a los pueblos indígenas el derecho a ser protagonistas de su historia,
sujetos y no objetos del espíritu y la acción del colonialismo de nadie".
A diferencia de quienes sólo miraban los resultados inmediatos del Sínodo,
juzgados como insatisfactorios en comparación con las exigencias de muchos de
los participantes, Hummes siempre dirigió su mirada más allá de la Asamblea en
el Vaticano. No al Sínodo, sino al proceso que el Sínodo abriría en la Amazonia
y en el mundo.
En los
últimos tiempos, especialmente desde 2020, año de su nombramiento como
presidente de la recién formada Conferencia Eclesial Amazónica, insistió en la
"aplicación" de las indicaciones del Sínodo. "El Sínodo es el
punto culminante que ilumina el camino. Pero continúa ahora, todo el proceso
continuará también en la aplicación postsinodal, en el territorio y en cada
lugar donde haya una conexión", dijo a los medios de comunicación del
Vaticano, a través de los cuales también denunció la "grave crisis
climática y ecológica" que realmente pone "en riesgo el futuro del
planeta y, por tanto, el futuro de la humanidad". La misma urgencia fue reiterada
por el cardenal en una carta de julio de 2021, en la que pedía al mundo pasar
del "tener que hacer", es decir, de las bonitas promesas, al
"hacer", es decir, a la acción concreta, para que las resoluciones
del Sínodo sobre la Amazonia no caigan en saco roto, sino que encuentren una
aplicación práctica en las distintas comunidades. "Es bueno seguir
discerniendo en lo que debemos hacer, pero, aunque esto sea bueno, no es
suficiente", escribía el Purpurado.
La vida y el largo servicio a la Iglesia
Nacido en
Montenegro, en el estado brasileño de Río Grande del Sur, en el seno de una
familia de origen alemán, Auri Afonso – este es su nombre de bautismo – adoptó
el nombre religioso de Cláudio una vez que ingresó en la Orden de los Hermanos
Menores en 1956. Estudió filosofía en Roma y se especializó en ecumenismo en el
Instituto Bossey de Ginebra; ha sido profesor, rector, teólogo y obispo.
Veintiún años, a partir de 1975, los transcurrió en Santo André, donde se
distinguió por su defensa de los trabajadores, su apoyo a los sindicatos y su
participación en las huelgas como obispo responsable de la Pastoral Obrera en
todo Brasil. En cambio, en 1996 fue nombrado arzobispo de Fortaleza, en Ceará.
Durante sus dos años de ministerio fue responsable de la familia y la cultura
en la Conferencia Episcopal Brasileña en Brasilia. Fue entonces uno de los
artífices del II Encuentro Mundial de las Familias con el Papa, celebrado en
Río de Janeiro en 1997.
El 15 de
abril de 1998, Juan Pablo II lo quiso como Arzobispo Metropolitano de São Paulo,
donde impulsó la pastoral vocacional, la formación de sacerdotes y la
evangelización de la ciudad. También es importante su papel en el campo de la
comunicación de masas, porque la Iglesia – afirmaba – tiene que hablar a la
ciudad, acercando a los católicos y llevando el Evangelio a las familias.
Wojtyla le
creó cardenal el 21 de febrero de 2001. Luego participó en el Cónclave que
eligió a Joseph Ratzinger en abril de 2005. Y en 2006 Benedicto XVI lo nombró
Prefecto de la Congregación para el Clero, en sucesión del Cardenal Darío
Castrillón Hoyos. En mayo de 2007, participó en la V Conferencia del Episcopado
Latinoamericano, más conocida como Conferencia de Aparecida, cuyo relator del
documento final fue el cardenal Bergoglio.
En 2010,
Hummes presentó su renuncia como prefecto y presidente del Consejo
Internacional para la Catequesis, organismo dependiente de la Congregación, por
límite de edad. El 29 de junio de 2020 fue elegido presidente de la Conferencia
Eclesial Amazónica, establecida por una asamblea web especial como
"instrumento eficaz" para poner en práctica muchas de las propuestas
surgidas del Sínodo y convertirse en "un puente que anime otras redes e
iniciativas eclesiales y socioambientales a nivel continental e internacional".
Esto es lo que intentó hacer Dom Cláudio hasta los últimos días de su vida
terrenal.
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