Rincón de la Palabra | P. Santos Monción
La
Biblia como nuestro marco y guía de crianza
Los hijos
son un regalo de Dios (cf. Sal 127,3). Deben ser criados amorosamente (cf. Lc
11,11) y educados “en la disciplina y enseñanzas del Señor” (cf. Ef 6,4). La
Biblia tiene mucho que decirnos y enseñarnos sobre el rol de los padres en la
crianza. Proverbios dice, “instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere
viejo no se apartará de él” (Prov 22,6). La Biblia confirma el importante rol
que tienen los padres y comunica sabiduría que se puede utilizar en el
cumplimiento de este rol.
¡La Biblia
es muy real con respecto a la vida en familia! No pretende mostrarla como algo
fácil. De hecho, el Antiguo Testamento parece hacer todo lo posible para llamar
la atención sobre las familias, a menudo disfuncionales, de sus protagonistas
principales. Caín y Abel, los primeros hijos de los primeros padres, tuvieron
una pésima relación, en la que los celos y el odio provocaron la pérdida de una
vida a manos de un hermano. Los hijos gemelos de Isaac y Rebeca, Jacobo y Esaú,
lucharon el uno contra el otro desde su nacimiento. Jacobo fue el preferido de
su madre, Esaú el de su padre: así se dio lugar a una familia dividida. Jacobo
tuvo 12 hijos y favoreció a uno por sobre los otros, causando toda clase de
problemas y dificultades, aunque esa familia se juntó al final. Por tanto, la
Biblia ofrece mucho apoyo a los padres que están luchando; los padres necesitan
saber que no están solos y que incluso los heroicos antepasados de nuestra fe
tuvieron que luchar.
La crianza,
cuando es saludable, estructurada y con amor, tiene beneficios en los niños y
adolescentes, para toda la vida. Estos beneficios incluyen un mejor
comportamiento y bienestar, mejores relaciones entre los miembros de la
familia, prevención de la violencia y reducción del abuso de sustancias. Los
efectos en los padres incluyen una mejor salud mental, bienestar, aumento de
capacidad y habilidades para lidiar con comportamientos desafiantes, estrés
reducido y, por supuesto, un hogar más tranquilo.
Como aportes
a los padres, presentamos una guía que conecta cuidadosamente los conceptos
bíblicos a una serie de consejos para la crianza saludable. Veamos:
1.- Mantén
una comunicación positiva ¡El elogio tiene una gran repercusión! Santiago
3,1-12 habla sobre el poder e influencia que tienen nuestras palabras. Nuestras
palabras son poderosas y tienen un impacto significativo en nuestras vidas y en
la vida de los demás.
2.- La
estructura es importante. La estructura es primordial - y puede tener un
impacto positivo en la crianza de nuestros hijos. Eclesiastés 3,1-8 es famoso
por hablar de que “hay un tiempo para cada cosa”; lo cual significa que crear
una estructura para todo lo que tiene que suceder día a día puede ser
liberador, no limitante. Planifica el día incluyendo tiempo para las tareas
domésticas, el trabajo escolar, el juego y el tiempo libre. Los niños pueden
ayudar en la planificación del día.
3.- Dedícales
tiempo a solas.
Tener un tiempo a solas con cada hijo es el mejor regalo que los padres pueden
dar - pero puede que sea lo más difícil de encontrar en el ajetreo de la vida
diaria. En al menos una ocasión, los discípulos de Jesús trataron de mantener a
los niños alejados de Él (cf. Mt 19,13-15), porque pensaban que estaba
demasiado ocupado para ser molestado y distraído por los jóvenes. Pero Jesús
dejó claro que quería pasar tiempo con los niños y declaró cuán importantes
son.
4.-
Fomenta un buen comportamiento. Todos los niños/as y adolescentes pueden
comportarse mal, por lo tanto, la disciplina que tiene un impacto positivo, es
una parte importante de la crianza de los hijos y el impacto puede ser
duradero. En Proverbios 22,6 dice, “instruye al niño en su camino, y aun cuando
fuere viejo no se aparatará de él”.
5.-
Mantén la calma y controla tu propio estrés. La crianza de los hijos puede resultar
agotadora y agobiante, por lo que es importante que los padres se tomen un
tiempo para sí mismos. Filipenses 4,6-7 nos brinda un gran consejo cuando se
trata de mantener la calma y manejar el estrés - pasar tiempo con Dios todos
los días puede ser la clave para ello.
¡Feliz día del Padre!
ADH 869
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