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    jueves, 27 de octubre de 2022

    El San, de buena fe, buen método para el ahorro y capitalización


    La Escuela Económica | Esteban Delgado 




    El San, de buena fe, buen método para el ahorro y capitalización

     

    Es muy posible que al leer este artículo muchas personas, que no necesariamente son expertos en finanzas, sabrán más que yo de lo que les voy a hablar. Se trata del SAN como método de ahorro y de capitalización en la informalidad.

     

    Aunque algunas entidades bancarias han ofrecido productos con esa denominación en procura de atraer clientes de estratos sociales bajos, la realidad es que, en la informalidad, la gente prefiere hacerlo en grupos de amigos o conocidos bajo la responsabilidad de gente de confianza.

     

    He escuchado varias veces a mi madre, doña Cruz María, hacer referencia de que su primer “negocito” en el barrio lo montó con el capital que captó de un SAN que abrió a sugerencia de una vecina.

     

    Hay varias formas de hacerlo, pero es bueno recordar que el SAN también es una especie de sistema piramidal que, de hacerlo con mala fe, puede resultar en una estafa. Por eso, se recomienda que cada participante sea lo suficientemente serio y responsable para obtener buen resultado.

     

    Se puede abrir un SAN para capitalizarse, sin obtener ganancia; más bien es una forma de financiarse sin pagar interés. Otra forma es abrirlo para adquirir una rentabilidad que puede rondar el 10% anual.

     

    Para financiarse es de la siguiente manera: suponga que usted necesita 12,000 pesos para montar un negocio determinado. Busca a 11 personas más y abre un san de 1,000 pesos mensuales por un período de un año. Como usted fue quien lo abrió, va a requerir que le asignen el primer número. Esto es, en el primer mes, todos aportan 1,000 pesos, para un total de 12,000 que usted recibirá. Para los 11 meses siguientes se sortea el orden de los números para entregar 12,000 cada mes a uno de los participantes hasta completar los 12 pagarés en un año. Mientras se desarrolla esto, usted ya ha invertido los 12,000 que recibió como primer número y con las ganancias sigue pagando los 1,000 mensuales durante los 11 meses siguientes.

     

    La situación se daña si uno de los 12 participantes deja de pagar, pues entonces, no estarían completos los 12,000 pesos a entregar al ahorrista que le toque en ese momento. De ahí la necesidad “imperiosa” de que todos sean responsables y buena paga.

     

    Usted dirá que el sistema no es conveniente para los que reciben el último número, pero no es así. Resulta que hay personas que no necesitan capitalizarse, sino, más bien, “fuerza de voluntad” para ahorrar. Por ejemplo, los comerciantes que viven del día a día y no tienen posibilidad de ahorrar dinero para obtener un monto fijo en un período determinado, pueden abrir un SAN diario, consistente, a modo de muestra, en aportar 500 pesos cada día, para, al cabo de un mes, recibir 15,000 juntos. Monto que, tal vez, no podría juntar por voluntad propia si lo guardara diariamente en la casa, porque termina gastándolo. Mediante un SAN se sentirá en la responsabilidad de entregar el monto cada día al administrador, para recibir su ahorro junto en un mes o en el plazo acordado.

     

    Sobre el SAN con ganancia, el método es parecido, pero los aportantes deben entregar un monto mayor, generalmente un 10% sobre la cantidad a ahorrar. Usted abre un SAN de 12,000 pesos, pero con 13 pagarés. Entonces, usted puede elegir el primer número o el último número, dependiendo, con la ventaja de que va a recibir 12,000 pesos y no tendrá que aportar ni un centavo, pues cada uno de los 12 participantes aportará 13 partidas de 1,000, pero recibirán el equivalente a 12 partidas, es decir, 12,000 pesos. La ventaja para usted es que se estará ganando un 10% por la administración del SAN. Para los participantes la ventaja es que tendrán una forma de ahorrar, aunque terminan pagando por la administración de su dinero.


    En esos casos, lo ideal no sería entrar a un SAN, sino ahorrar su dinero en un banco. Pero esa es la razón por la que el SAN se usa más en la informalidad, entre personas que no tienen acceso a la banca formal o personas que no tienen “fuerza de voluntad” para ahorrar y necesitan que alguien les impulse. 





     

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