• Noticias

    miércoles, 30 de noviembre de 2022

    Convertíos


    Reflexión | Miguel Ángel Munárriz/ FA

     


    Convertíos


    Mt 3, 1-12

    «Convertíos, porque está cerca el Reino de los Cielos»


    Convertirse es volver los ojos a Dios y creer en el Espíritu que habita en nosotros.


    En mayor o menor medida, y por distintos motivos, todos hemos hecho propósito firme de conversión en diversos momentos de nuestra vida; nos hemos propuesto cambiar, sacudirnos la pereza, renunciar a nuestras pasiones, enfocarnos a Dios y vivir como cristianos; compartiendo, perdonando…


    Pero no lo hemos logrado, porque lo hemos fiado todo a nuestra voluntad, y la voluntad no da para tanto. Es como quien intenta dejar de fumar: “A partir de mañana lo dejo”, pero una semana después el propósito se desvanece y todo queda en un mero intento fallido. Con la conversión pasa lo mismo. Cuántas veces, tras superar algún episodio difícil de la vida, hemos visto naufragar nuestro propósito de enmienda porque lo habíamos fiado todo a la voluntad.


    Sería estupendo que pudiésemos elegir libremente la opción por Dios como quien elige cambiar el canal de televisión, pero no podemos, porque nuestras pasiones son mucho más fuertes que nosotros. Por eso, quizá sea bueno entender la conversión, no como un acto puntual de voluntad, sino como un proceso que nunca acaba y que nada tiene que ver con ella…


    Lo entenderemos mejor con un ejemplo.


    Imaginemos un día frío y desapacible. Está nevando y la temperatura permanece bajo cero. Hemos estado caminando toda la mañana por el monte y, al fin, hemos llegado a un refugio caldeado por el fuego que arde en un fogón al fondo de la estancia. Estamos ateridos y queremos entrar en calor lo antes posible, pero, por mucho que nos acerquemos al fuego, tardaremos un rato en conseguirlo. Al menos, dentro, nos iremos calentando, pues quedándonos fuera seguiremos cada vez más congelados.


    Y en esto puede consistir la conversión; en acercarse al fuego. Como decía Ruiz de Galarreta: «Convertirse es que la cercanía de Jesús nos va cambiando. Convertirse es que la presencia del Fuego nos va calentado, la presencia del Agua nos va lavando, nos va fertilizando…».


    No podemos convertirnos por un acto de voluntad, pero sí podemos acercarnos a la Palabra; sí podemos tratar de conocer mejor a Jesús y dejarnos fascinar por él. Y para ello, podemos orar, contemplar, leer, celebrar bien la eucaristía, practicar el silencio… en definitiva, podemos dejar que el Espíritu crezca en nosotros, desde dentro, como una semilla que va germinando hasta convertirse en un árbol capaz de dar fruto.


    Y es que, afortunadamente, quien se acerca al fuego se va calentando…


    Publicado por Feadulta.com


    No hay comentarios:

    Publicar un comentario

    Promueve el diálogo y la comunicación usando un lenguaje sencillo, preciso y respetuoso...

    Para Vivir Mejor


    Entradas Recientes



    La Familia


    Amigo del Hogar | Revista

    Orientada esencialmente a la familia desde una visión humano-cristiana, la Revista Amigo del Hogar nace en el año 1942, como obra evangelizadora de los Misioneros del Sagrado Corazón (MSC).

    ¿Quiénes Somos?

    Somos una comunidad religiosa fundada por el P. Julio Chevalier en el año 1854, en Issoudun, Francia. El proyecto al que buscamos ser fieles es, desde el Corazón misericordioso de Jesús, anunciar el amor de Dios al mundo.

    Temas de Salud


    Entradas populares