Reflexión | Juan F. Puello Herrera/LD
No Hay Envidia Santa
Equivocan
los que creen que pueden clasificar la envidia en distintas categorÃas o de
pensar que puede haber una envidia santa o buena. La envidia es una y se
manifiesta de una sola manera a través de comportamientos y actitudes, aunque
por distintas causas o motivos que tienen que ver con el envidioso no con el
envidiado.
Cuando
alguien por cualquier razón no tiene el éxito que espera en la vida debido a un
fracaso, no siempre constituye para este una experiencia de la que debe
aprender. Esto conduce a una distorsión, a la desdicha de estar pendiente de lo
que hacen o dejar de hacer los demás llevando a sentimientos y emociones
negativas, creando obsesiones, dirigidas hacia aquello que se ambiciona, y que
no se puede conseguir porque se adolece de las virtudes que se requieren para
conseguirlo. La envidia no repara en clavar su ponzoñoso veneno en las más
disimiles “cosas” que van desde lo material, intelectual, profesional y hasta
espiritual. Pero lo peor del sentimiento
de envidia, es la infelicidad que produce en la persona, llevándolo a aquella
tristeza que conduce a la soledad, y esta, a un resentimiento que convertido en
egoÃsmo se alimenta de sà mismo en un secreto afán que no es ni la bondad, ni
el amor, sino un desenfrenado deseo de placer y de orgullo propio.
Publicado
por ListÃn Diario
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