Reflexión | Gabriel Mª Otalora/FA
La Esperanza viene en los hechos
Leyendo
Hechos de los Apóstoles, podemos refrescar algunas claves para este desnortado
tiempo, y hacerlo en torno a la primacÃa del EspÃritu a la luz de las primeras
comunidades cristianas y de cómo daban razón de la Buena Noticia en el
incipiente movimiento organizado llamado Iglesia.
El
evangelista Lucas escribe este texto cuando los fariseos comienzan a excluir a
los cristianos de origen judÃo de las sinagogas. Lo mejor del libro es que la
experiencia de Jesús resucitado ha traÃdo un gran gozo a sus seguidores. Es un
paralelismo con el gozo que tuvo Jesús en vida, volcado en implantar el Reino
como la invitación a quienes venimos detrás en medio de las dificultades. Se ve
mejor en forma de decálogo:
1
– Esa actitud liberadora ejemplar les trae problemas, pero sin que por ello
dejan de actuar como lo hizo su Maestro. Irradian convicción y alegrÃa
provocando con su mensaje una esperanza y que nadie quede indiferente, algo que
inunda toda la narración, como queriendo contagiar a todos los que seguimos sus
pasos.
2
- Con su autoridad -que no poder- logran que muchos se conviertan en seguidores
de Cristo, ofreciendo a todos el plan de Dios, como hizo Jesús, sin atender a
purezas legales ni a la consideración de excluidos o pecadores oficiales, y
desde una disponibilidad plena.
3
- Jesús no escoge a los mejores según el criterio humano. Resulta chocante que
no elije a sacerdotes doctos en la Ley o ilustres levitas y fariseos. Incluso
la elección de los Doce precede a la de un fariseo enemigo de cristianos para
convertirlo en el más destacado misionero; se llama Saulo, conocido por sus
persecuciones a cristianos con el permiso de las autoridades judÃas.
4
- Los apóstoles no se centran en condenar sino en salvar. Hablan de que mataron
a Jesús por ignorancia y no se ensañan contra los que urdieron las infamias
para colgarle en una cruz. No realizan cruzadas contra los que estuvieron
involucrados en la muerte de Jesús, a pesar de que pendÃa sobre ellos un fin
similar al de su Maestro.
5
- Pero cuando los apóstoles son acusados, también se convierten en testigos
dando razón de su fe ante el SanedrÃn y dejando a las autoridades judÃas
religiosas en evidencia. Si se hubiesen dedicado a vivir su fe con un poco de
diplomacia, las autoridades judÃas les hubiesen ofrecido una especie de pacto
de no agresión para salvar sus vidas a cambio de no socavar el prestigio de
aquellas autoridades protegidas bajo el poder teocrático.
6
- En Hechos, Lucas muestra que la vida incipiente de la Iglesia giraba en torno
al Cristo viviente, resucitado; y se apoya en dos pilares: a) La celebración de
la fe como encuentro alegre de los hombres y mujeres que necesitan alabar y
agradecer los dones de Dios. Era la fiesta que alienta el EspÃritu más que una
obligación ritual. b) El servicio a los pobres como actitud preferente a la
manera de Jesús, caracterÃstica propia de aquellos primeros cristianos.
7
- La Iglesia ha de tomar partido por la vida y comprometerse a minorar todo
tipo de injusticia y muerte. En este sentido, me parece necesaria una revisión
del actual estilo de nuestras comunidades para volver al principio de todo, a
dejarnos amar por Dios como nos recuerda la primera carta de Juan; a dar y
aceptar el amor de los otros -empezando por el de Dios- para aprender a amar.
Nos examinarán del amor que hayamos puesto, no de otras cosas.
8
- La sinodalidad va precisamente de esto: de ir caminando juntos y
escuchándonos entre diferentes en fraterna comunidad. Si la Iglesia se vuelve
aburrida y monótona en su testimonio, temerosa de perder su poder mundano que
nunca debió tener, es inconsecuente o se crispa ante quienes no piensan como
ella, necesita volver urgentemente a la audacia esperanzada del libro de los
Hechos y a las cartas de los apóstoles, sin hacer cálculos sobre las
consecuencias de humanizar la vida a su alrededor.
9
- Entonces, ¿para qué la Ley de Moisés?, se pregunta el apóstol. Y él mismo se
responde diciendo que la función esencial de la Ley no consiste en salvar, sino
en llevarla a la práctica con el ejemplo, evangelizando. Que ella no salva
-sólo es un medio-. Lo que salva es la promesa hecha realidad en la persona de
Jesucristo. Si cumplimos la Ley como un fin estamos muy cerca de aquellos
escribas y fariseos.
10
- Claro que la Iglesia estuvo en peligro de dividirse en más de una ocasión, y
de hecho, eso ocurrió más tarde. Pero somos el Plan de Dios, no nuestro plan,
unidos en lo esencial, orando juntos, trabajando por derribar las exclusiones
injustas y celebrando también unidos hasta provocar ese “mirad como se aman”
cuando celebramos la vida de verdad.
Publicado
por Feadulta.com
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